Parado en la puerta de la habitación del hospital, Aidan observaba a su mujer. Tenía la cabeza vuelta hacia la ventana, y ni siquiera se había dado cuenta de su presencia. Quizá estuviera dormida. El alma se le cayó a los pies, cuando ella se volvió y le vió. Tenía los ojos rojos por el llanto. Le extendió los brazos, y Aidan corrió a refugiarse en ellos. Sentía dolor por la pérdida del bebé, dolor por ella y dolor por sí mismo, por su forma de proceder, injusta, para con su mujer. Ella lloraba de nuevo y sin articular palabra. No podía contarle nada, ya que poco sabía, nada más que lo dicho por los médicos. Estaba sola y eso era un puñal para Aidan. Sola, mientras él... No podía perdonárselo. Amaba a su mujer, y Charlotte sólo fue una noche, un polvo. Pero ella...Besaba sus cabellos tratando de calmarla y tenía que escuchar de sus labios pedirle perdón. ¿ Perdón a él
- No mi cielo. ¿ Cómo puedes pedirme perdón? No has hecho nada que pusiera en peligro su vida. Nos avisaron que sería muy complicado; nadie ha tenido la culpa
- Pero si yo... no hubiera trabajado tanto, si hubiera permanecido en casa desde el principio...
- No cariño. Te metiste en la cama en cuanto te recomendaron reposo absoluto. Ni tú ni yo tenemos culpa. Cálmate por favor. Habrá más oportunidades, tendremos más hijos: Todo será diferente. Ahora quiero hablar con el médico que te atendió. Enseguida vuelvo.
Tenía que salir de la habitación. Ella se culpaba por algo de lo que no era responsable, y él sentía todo el peso de la conciencia que no le dejaba vivir. Sabía que en algún momento tendría que hablar con ella; no quería ocultarle nada, aunque quizá fuera mejor que lo ignorase. Estaba confundido. De momento las cosas se quedarían como estaban.
El médico le informó que el bebe venía mal, con lesiones graves incompatibles con la vida. Pero ella estaba perfectamente capacitada para volver a ser madre. Tras el chequeo realizado, todo estaba en orden, y pasado algún tiempo podrían nuevamente intentar quedarse embarazada. Estaría hospitalizada dos días más para evitar si hubiera alguna complicación y posteriormente podría hacer su vida normal.
Y así fue, pero nada volvió a ser lo mismo. Nelly estaba como ausente, no se centraba en el trabajo. Le aburría la monotonía de la Redacción. Necesitaba algo más que mantuviera su mente siempre ocupada. Aidan, estaba preocupado por ella; estaba deprimida y había perdido totalmente la alegría y la sonrisa . Tenía paciencia, mucha paciencia, porque comprendía que era una etapa que superaría con el tiempo. Llegaba más temprano a casa, salían más a menudo, se reunían con los amigos, pero... su vida íntima sufrió un cambio. A menudo rechazaba las caricias de su marido, porque evitaba a toda costa tener relaciones sexuales. Aidan estaba desconcertado ante esa actitud. Consultó con el médico y éste le recomendó paciencia. Dentro de poco tiempo volvería a ser la misma de antes, pero tendría que esperar.
Se acordó de la cabaña y de lo felices que habían sido allí, y un fin de semana, quiso darle esa sorpresa. Salieron temprano, era primavera y los tilos estarían en todo su apogeo. Ella imaginó dónde iban, pues reconoció el camino, y fue la primera vez que sonrió en muchos días. Aidan descansó tranquilo: había sido una buena idea.
Y lo fue sin duda, porque recorrió el prado y aspiró el dulce aroma de los árboles y comenzó a recibir las caricias y los besos de su marido: Nelly estaba de vuelta. Y allí tumbados sobre el prado, tuvieron su primera relación sexual en mucho tiempo. Había recuperado a su mujer, a la esposa con la que se había casado. Estaba contento, y pensaba en la influencia que podrían tener estos árboles sobre ella. La miraba dulcemente tumbado a su lado, y ella entornaba los ojos, y apretaba fuertemente la mano de su marido. Unas pequeñas lágrimas brotaron de sus ojos, y comenzó a hablar a Aidan
- Te pido perdón, esposo mío. Sé que no me he comportado como correspondía a mi condición de esposa. No es que no te ame, no es eso. Te quiero muchísimo, pero no podía responderte. Mi lívido se había esfumado. Tenía miedo, y aún lo tengo, porque sé que volveremos a nuestra vida de siempre, y que posiblemente, no tardando mucho, vuelva a estar embarazada, pero de momento, esa situación es un suplicio para mi. Te ruego me des tiempo y ten paciencia. Sé que poco a poco volveré a ser yo misma, sólo necesito que me quieras.
- ¡ Cómo no voy a quererte ! Eres lo más importante para mi. Esperaremos el tiempo que sea necesario, hasta que tu me digas. Todo volverá a ser como antes, ya lo verás. Si deseas vivir aquí todo el año, aquí viviremos. Todo lo que desees dímelo y yo lo pondré a tus pies. Te quiero Nelly, más de lo que hubiera podido imaginar. No te atormentes; se que los niños vendrán a su debido tiempo.
Y aquella noche volvieron a ser los esposos amantes de siempre y una energía renovada invadió sus cuerpos y sus mentes. Nelly había vuelto. Era su Nelly, su esposa ardiente y sensual de siempre, y Aidan, aquella noche, fue completamente feliz y olvido el problema que tenía pendiente aún sin solucionar.
Por suerte fue la misma Charlotte, la que se despidió del canal para ir a la otra punta del país. El respiró tranquilo, pues siempre tenía el temor de que llegaran a oídos de su mujer sus correrías de aquel día. De Brenan estaba seguro, pero de ella no tanto. Pero al fin, al menos ese peligro, se había conjurado.
Ya habían transcurrido varios meses y Nelly llevaba tiempo reincorporada a su trabajo, pero ya no le satisfacía tanto. Habló con Aidan y a pesar de su oposición, logró hacer varios reportajes en los estados más cercanos, de manera que sólo pudiera estar fuera de casa máximo un día. Contaba con la asistencia de su compañero Scott, y cuando su trabajo se lo permitía, Aidan también les acompañaba.
La casualidad quiso, que un día entraran Scott y ella, a comer a un restaurante algo concurrido, y por tanto las conversaciones eran en un tono de voz, más alto de lo normal. En una mesa cercana a la de ellos, habían dos chicas que charlaban de otras compañeras de su trabajo y que por cierto, trabajaban también en televisión. Ni Nelly ni Scott, les prestaban atención, pero al escuchar el nombre de Aidan, ella puso oídos, y lo que escuchó la dejó paralizada
- Fíjate... su mujer estaba dando a luz y él se estaba corriendo la gran juerga en Montreal con una jefa de algún departamento. Se dieron buenos revolcones, mientras su mujer sola en el hospital, perdía al bebe. Ni siquiera atendió el teléfono cuando le llamó para avisarle. Y no me extraña que la chica de turno perdiera la cabeza por él. está guapísimo
- Y ahora ¿ cómo anda con ella ?
- Con su mujer creo que bien; al menos esas son mis noticias, La otra tipa se despidió y creo que él respiró tranquilo: se había quitado un enemigo
- Pero ¿ lo supo su mujer ?
- Hija ya no sé tanto. Lo que si se es que son felices y se quieren.
- ¿ Quién te ha contado todos esos chismes ?
- En peluquería. Ya sabes que en maquillaje se les suelta la lengua a todas. Creo que ahora todo marcha normalmente, así que no me extrañaría de que la dejase preñada otra vez.
Ambas chicas reían, pero Nelly detuvo su comida ante la extrañeza de Scott
- ¿ Qué te pasa, no tienes hambre?
- No Scott, perdóname. Tengo que volver a casa. Acabo de acordarme de algo urgente que tengo que hacer sin falta
-Pero termina de comer
-No lo siento, he de irme ahora. Mañana nos vemos Ciao
- Ciao. Hasta mañana
Deseaba llegar a casa cuanto antes, y que cuanto antes el reloj caminara aprisa. Deseaba y temía que Aidan llegase . Tenía que aclarar la situación cuanto antes. Bien es verdad que había pronunciado una sola vez y, muy de pasada, el nombre de Aidan, pero habían demasiadas coincidencias. Sin duda se trataba de una aventura de su marido.
Descolgó el teléfono y llamó a Brenan. Recordó que él estaba en Montreal junto con Aidan. Él debía saber algo. Hablaría con él antes de hacerlo con su marido. ¿ Y si fuera una casualidad? ¿ Y si esas chicas se referían a otra persona? No. Se trataba de su marido. Habían demasiadas coincidencias en ese asunto. ¿ Quién sería ella ? Y echó la mirada atrás y se dio cuenta que era la época en que ella estaba de reposo y que no tenían relaciones sexuales, y... Todo encajaba: la conversación escuchada debía ser cierta. Se trataba de Aidan
Brenan no sabía qué contestar. Titubeaba y de ello dedujo que lo que había oído en el restaurante era verdad y se referían a ellos . A Aidan. Sólo pudo decir "gracias ", y colgó el teléfono. Sus peores presagios se habían confirmado.
- Pero si yo... no hubiera trabajado tanto, si hubiera permanecido en casa desde el principio...
- No cariño. Te metiste en la cama en cuanto te recomendaron reposo absoluto. Ni tú ni yo tenemos culpa. Cálmate por favor. Habrá más oportunidades, tendremos más hijos: Todo será diferente. Ahora quiero hablar con el médico que te atendió. Enseguida vuelvo.
Tenía que salir de la habitación. Ella se culpaba por algo de lo que no era responsable, y él sentía todo el peso de la conciencia que no le dejaba vivir. Sabía que en algún momento tendría que hablar con ella; no quería ocultarle nada, aunque quizá fuera mejor que lo ignorase. Estaba confundido. De momento las cosas se quedarían como estaban.
El médico le informó que el bebe venía mal, con lesiones graves incompatibles con la vida. Pero ella estaba perfectamente capacitada para volver a ser madre. Tras el chequeo realizado, todo estaba en orden, y pasado algún tiempo podrían nuevamente intentar quedarse embarazada. Estaría hospitalizada dos días más para evitar si hubiera alguna complicación y posteriormente podría hacer su vida normal.
Y así fue, pero nada volvió a ser lo mismo. Nelly estaba como ausente, no se centraba en el trabajo. Le aburría la monotonía de la Redacción. Necesitaba algo más que mantuviera su mente siempre ocupada. Aidan, estaba preocupado por ella; estaba deprimida y había perdido totalmente la alegría y la sonrisa . Tenía paciencia, mucha paciencia, porque comprendía que era una etapa que superaría con el tiempo. Llegaba más temprano a casa, salían más a menudo, se reunían con los amigos, pero... su vida íntima sufrió un cambio. A menudo rechazaba las caricias de su marido, porque evitaba a toda costa tener relaciones sexuales. Aidan estaba desconcertado ante esa actitud. Consultó con el médico y éste le recomendó paciencia. Dentro de poco tiempo volvería a ser la misma de antes, pero tendría que esperar.
Se acordó de la cabaña y de lo felices que habían sido allí, y un fin de semana, quiso darle esa sorpresa. Salieron temprano, era primavera y los tilos estarían en todo su apogeo. Ella imaginó dónde iban, pues reconoció el camino, y fue la primera vez que sonrió en muchos días. Aidan descansó tranquilo: había sido una buena idea.
Y lo fue sin duda, porque recorrió el prado y aspiró el dulce aroma de los árboles y comenzó a recibir las caricias y los besos de su marido: Nelly estaba de vuelta. Y allí tumbados sobre el prado, tuvieron su primera relación sexual en mucho tiempo. Había recuperado a su mujer, a la esposa con la que se había casado. Estaba contento, y pensaba en la influencia que podrían tener estos árboles sobre ella. La miraba dulcemente tumbado a su lado, y ella entornaba los ojos, y apretaba fuertemente la mano de su marido. Unas pequeñas lágrimas brotaron de sus ojos, y comenzó a hablar a Aidan
- Te pido perdón, esposo mío. Sé que no me he comportado como correspondía a mi condición de esposa. No es que no te ame, no es eso. Te quiero muchísimo, pero no podía responderte. Mi lívido se había esfumado. Tenía miedo, y aún lo tengo, porque sé que volveremos a nuestra vida de siempre, y que posiblemente, no tardando mucho, vuelva a estar embarazada, pero de momento, esa situación es un suplicio para mi. Te ruego me des tiempo y ten paciencia. Sé que poco a poco volveré a ser yo misma, sólo necesito que me quieras.
- ¡ Cómo no voy a quererte ! Eres lo más importante para mi. Esperaremos el tiempo que sea necesario, hasta que tu me digas. Todo volverá a ser como antes, ya lo verás. Si deseas vivir aquí todo el año, aquí viviremos. Todo lo que desees dímelo y yo lo pondré a tus pies. Te quiero Nelly, más de lo que hubiera podido imaginar. No te atormentes; se que los niños vendrán a su debido tiempo.
Y aquella noche volvieron a ser los esposos amantes de siempre y una energía renovada invadió sus cuerpos y sus mentes. Nelly había vuelto. Era su Nelly, su esposa ardiente y sensual de siempre, y Aidan, aquella noche, fue completamente feliz y olvido el problema que tenía pendiente aún sin solucionar.
Por suerte fue la misma Charlotte, la que se despidió del canal para ir a la otra punta del país. El respiró tranquilo, pues siempre tenía el temor de que llegaran a oídos de su mujer sus correrías de aquel día. De Brenan estaba seguro, pero de ella no tanto. Pero al fin, al menos ese peligro, se había conjurado.
La casualidad quiso, que un día entraran Scott y ella, a comer a un restaurante algo concurrido, y por tanto las conversaciones eran en un tono de voz, más alto de lo normal. En una mesa cercana a la de ellos, habían dos chicas que charlaban de otras compañeras de su trabajo y que por cierto, trabajaban también en televisión. Ni Nelly ni Scott, les prestaban atención, pero al escuchar el nombre de Aidan, ella puso oídos, y lo que escuchó la dejó paralizada
- Fíjate... su mujer estaba dando a luz y él se estaba corriendo la gran juerga en Montreal con una jefa de algún departamento. Se dieron buenos revolcones, mientras su mujer sola en el hospital, perdía al bebe. Ni siquiera atendió el teléfono cuando le llamó para avisarle. Y no me extraña que la chica de turno perdiera la cabeza por él. está guapísimo
- Y ahora ¿ cómo anda con ella ?
- Con su mujer creo que bien; al menos esas son mis noticias, La otra tipa se despidió y creo que él respiró tranquilo: se había quitado un enemigo
- Pero ¿ lo supo su mujer ?
- Hija ya no sé tanto. Lo que si se es que son felices y se quieren.
- ¿ Quién te ha contado todos esos chismes ?
- En peluquería. Ya sabes que en maquillaje se les suelta la lengua a todas. Creo que ahora todo marcha normalmente, así que no me extrañaría de que la dejase preñada otra vez.
Ambas chicas reían, pero Nelly detuvo su comida ante la extrañeza de Scott
- ¿ Qué te pasa, no tienes hambre?
- No Scott, perdóname. Tengo que volver a casa. Acabo de acordarme de algo urgente que tengo que hacer sin falta
-Pero termina de comer
-No lo siento, he de irme ahora. Mañana nos vemos Ciao
- Ciao. Hasta mañana
Deseaba llegar a casa cuanto antes, y que cuanto antes el reloj caminara aprisa. Deseaba y temía que Aidan llegase . Tenía que aclarar la situación cuanto antes. Bien es verdad que había pronunciado una sola vez y, muy de pasada, el nombre de Aidan, pero habían demasiadas coincidencias. Sin duda se trataba de una aventura de su marido.
Descolgó el teléfono y llamó a Brenan. Recordó que él estaba en Montreal junto con Aidan. Él debía saber algo. Hablaría con él antes de hacerlo con su marido. ¿ Y si fuera una casualidad? ¿ Y si esas chicas se referían a otra persona? No. Se trataba de su marido. Habían demasiadas coincidencias en ese asunto. ¿ Quién sería ella ? Y echó la mirada atrás y se dio cuenta que era la época en que ella estaba de reposo y que no tenían relaciones sexuales, y... Todo encajaba: la conversación escuchada debía ser cierta. Se trataba de Aidan
- ¿ Brenan ? Soy Nelly. Quiero que me digas si o no, pero quiero que me contestes a lo que voy a preguntarte. Cuando fuísteís a Montreal, al Festival, ¿ tuvo Aidan una aventura ?
Brenan no sabía qué contestar. Titubeaba y de ello dedujo que lo que había oído en el restaurante era verdad y se referían a ellos . A Aidan. Sólo pudo decir "gracias ", y colgó el teléfono. Sus peores presagios se habían confirmado.
RESERVADOS DERECHOS DE AUTOR / COPYRIGHT
Autrora < rosaf9494quer
Edición< Septiembre 2016
Ilustraciones< Dakota Johnson < Paisaje < Internet
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