Nerviosa, pero contenta, cuidó su aspecto. Siempre la primera impresión es la que vale, máxime al buscar un trabajo y recomendado por Brenan. Llegó ante la puerta de los estudios, cuya dirección le había facilitado y se dirigió al mostrador de información dando su referencia y, con la persona con la que deseaba hablar..
El señor Poliakov, resulto ser viejo amigo de Brenan, ya que ambos habían cursado los estudios en la misma universidad. Era un hombre de aproximadamente unos cincuenta años, bien parecido, fuerte como corresponde a su origen ruso, aunque pasó su infancia lejos de su país. Después de estrecharle la mano, hizo que se acomodara en un sillón frente a él, e iniciaron una conversación con alguna pregunta imprescindible, como eran los estudios que tenia, dónde había trabajado, la experiencia, y todo lo demás que cumpliera con el curriculum, que Nelly llevaba en la mano y que depositó en la mesa. Lo revisó por encima, y pareció satisfacerle al comprobar que coincidía con lo adelantado por su amigo Brenan. Y por fin, se decidió a hablar:
—Muy bien, señorita. Tiene unas referencias excelentes, pero mucho me temo que no tenemos el puesto al que usted aspira. Sólo puedo ofrecerle uno de menos cualificación, pero según me ha comentado Philip, desea aprender esta complicada profesión desde los cimientos. ayudaría al cámara y sería el apuntador de la presentadora si se terciara. Lo siento, de momento no tengo otro puesto para ofrecerle
— No me importa señor Poliakov. Tengo mucho interés en empezar desde abajo, y además necesito trabajar. No me importa cargar inclusive con la cámara. Por mi, acepto
—Bien, pues no tenemos más que llegar a un acuerdo referente al salario, los horarios, salidas, etcétera.
El sueldo no era muy espléndido, pero se arreglaría, y pasado un tiempo, posiblemente conseguiría otro trabajo de mayor categoría. Salió contenta y esperanzada. Tendría que incorporarse inmediatamente, y posiblemente habría de trabajar algún fin de semana, cuando el reportaje o la noticia lo requiriera. Nada de eso le importó. A fin de cuentas acababa de llegar no tenía amistades ni conocía el lugar, así que no la importaría trabajar.
El señor Poliakov, resulto ser viejo amigo de Brenan, ya que ambos habían cursado los estudios en la misma universidad. Era un hombre de aproximadamente unos cincuenta años, bien parecido, fuerte como corresponde a su origen ruso, aunque pasó su infancia lejos de su país. Después de estrecharle la mano, hizo que se acomodara en un sillón frente a él, e iniciaron una conversación con alguna pregunta imprescindible, como eran los estudios que tenia, dónde había trabajado, la experiencia, y todo lo demás que cumpliera con el curriculum, que Nelly llevaba en la mano y que depositó en la mesa. Lo revisó por encima, y pareció satisfacerle al comprobar que coincidía con lo adelantado por su amigo Brenan. Y por fin, se decidió a hablar:
—Muy bien, señorita. Tiene unas referencias excelentes, pero mucho me temo que no tenemos el puesto al que usted aspira. Sólo puedo ofrecerle uno de menos cualificación, pero según me ha comentado Philip, desea aprender esta complicada profesión desde los cimientos. ayudaría al cámara y sería el apuntador de la presentadora si se terciara. Lo siento, de momento no tengo otro puesto para ofrecerle
— No me importa señor Poliakov. Tengo mucho interés en empezar desde abajo, y además necesito trabajar. No me importa cargar inclusive con la cámara. Por mi, acepto
—Bien, pues no tenemos más que llegar a un acuerdo referente al salario, los horarios, salidas, etcétera.
El sueldo no era muy espléndido, pero se arreglaría, y pasado un tiempo, posiblemente conseguiría otro trabajo de mayor categoría. Salió contenta y esperanzada. Tendría que incorporarse inmediatamente, y posiblemente habría de trabajar algún fin de semana, cuando el reportaje o la noticia lo requiriera. Nada de eso le importó. A fin de cuentas acababa de llegar no tenía amistades ni conocía el lugar, así que no la importaría trabajar.
Cuando llegó a casa, lo primero que hizo fue llamar a Brenan para poner en antecedentes de lo ocurrido en la entrevista y anunciarle que por fin tendría un trabajo que no fuera anunciar el tiempo. A medida que le iba explicando lo hablado con Poliakov, por su cabeza pasaron las imágenes de Aidan McDowell y, mentalmente pidió a Dios que no se enterara de nada. A pesar de que Brenan le había comentado que su relación con él era excelente, no quería darle motivos de un encontronazo con el sheriff, después de que la recomendase.
— Deberás seguirme a donde yo vaya para que saquemos buenos planos a la presentadora. Hoy iremos a un poblado marginal en conflicto, así que vete preparada porque nunca somos bien recibidos.
— Me estás asustando. ¿ Corremos peligro ?
— Tanto como eso no, pero algunas veces hemos de salir corriendo.¿ Tienes las piernas ligeras ?— la dijo Scott que así se llamaba el cámara
— Bueno en la universidad corría cien metros en pocos segundos— respondió ella
— Me alegro. Y ahora vamos, tenemos que salir
Metieron la cámara en una furgoneta del canal y ellos junto a la periodista de turno emprendieron el viaje. La extrañó que no se dirigieran hacia los extremos de la ciudad, pero tampoco conocía mucho y permaneció callada. Salieron rumbo a una urbanización de alto standing compuesta de unos casi palacetes rodeados de árboles y rosales, que la dejaron maravillada. Fue entonces cuando se decidió a comentar, lo que desde que salieron la extrañó
— ¿ Este es un barrio marginal?
—¿ Quién te ha dicho que íbamos a un barrio marginal? ¿ Te parece que estamos en uno ? — la dijo riendo la periodista
— Me lo dijo Scott antes de salir
Scott soltó una carcajada acompañado por Leila, pero a ella no le hizo ninguna gracia. Era la novatada de turno, aunque no comentó nada, les acompañó en sus risas. El conductor detuvo la furgoneta frente a una gran mansión, con alta valla cuajada de madreselvas y buganvilias. Se quedó con la boca abierta ante la impresionante visión que tenía ante ella. Leila pulsó una clave a la entrada, y la verja se abrió lentamente dando paso al vehículo.
Transitaban por un largo camino de piedrecitas de rio de color blanco. A uno y otro lado del sendero unos tilos esparcían su aroma por todo el entorno. No podía articular palabra ¿ Quién vivía en semejante palacio? Sus compañeros no estaban extrañados, lo que la hizo pensar que conocían el lugar o que quizá hubieran venido más veces. Frente a ellos se alzaba una magnífica casa de estilo mitad mediterráneo, mitad ingles sin terminar de definir. De cualquier forma era una preciosidad, al menos en su fachada y, pensaba que el interior estaría acorde con el resto.
Les abrió la puerta un mayordomo sin uniforme, pero muy bien trajeado; se conocían, por lo tanto sus sospechas eran ciertas. Habían estado anteriormente. Mientras Leila charlaba con él, Nelly preguntaba a Scott, por el nombre del dueño de la mansión.
— Es de un magnate de la televisión. Tiene canales por Estados Unidos y ahora se ha establecido en Canadá-
No le dio tiempo a pronunciar su nombre. Se le anticipó Nelly
— ¿ Aidan McDowall ?
— ¿ Cómo lo sabes ?— preguntó el cámara
— Es una larga historia. Algún día te la contaré
— Leila anda medio enredada con él. Y no me extraña, es un tío guapo
— Ya lo sé. Le conozco
Leila se acercó y anunció que Aidan había salido de viaje, así que simplemente tomarían fotografías de las habitaciones, excluyendo el dormitorio principal, que por supuesto era el del dueño de la casa. Nelly se sintió aliviada , y preguntó para qué era el reportaje:
— Para una revista de decoración — le respondió Leila con toda naturalidad.
RESERVADOS DERECHOS DE AUTOR / COPYRIGHT
Autora< rosaf9494quer
Edición< Septiembre 2016
Ilustraciones: Internet
No hay comentarios:
Publicar un comentario