Los creyentes dicen: " Dios escribe en renglones torcidos ". El destino también se alió con el Señor, para facilitar un poco los hechos, aunque fueron circunstancias un tanto extrañas, las que ayudaron a aclarar la situación. El invierno se había echado encima con toda su crudeza, y las dos mujeres estaban recluidas en su casa. El paisaje era precioso, pero sobre todo a Manoli, los días se la hacían interminables. Prácticamente aisladas tenían poca comunicación con los habitantes de la zona. A Carmina le daba lo mismo si el tiempo era bueno o malo. Sentada frente a la chimenea, tapadas las rodillas con una manta, era lo mismo que una vela que se fuera extinguiendo poco a poco.
Alicia la llamaba de vez en cuando, pero Raquel ni un sólo día lo hizo, a pesar de que ya llevaban tiempo fuera de Madrid. Muchas veces, con el teléfono en la mano, estuvo a punto de marcar el número de Adolfo, pero se contenía y era entonces cuando sus ojos se llenaban de lágrimas
Cerró el móvil. La alegría que había sentido momentos antes se había desvanecido con la última llamada. Miraba el aparato como si la hablara e instintivamente marcó el número de Adolfo
-- ¡ Dígame !
-- ¿ Alicia ?
Alarmado por las exclamaciones de Alicia, Luis se personó en la habitación desde dónde hablaba con Manoli. Al saber lo ocurrido, con el rostro demudado marcó el número de su cuñada Raquel para comunicarla lo que había pasado.
-- Adolfo, yo quiero decirte que lamento enormemente la situación por la que estáis pasando. Quiero que sepas que es injusta, que no estoy de acuerdo con mi hermana y que en cuanto la vea voy a poner en claro de una vez por todas muchas cosas que ella ignora o quiere ignorar
-- ¿ A qué te refieres ? Has de saber que he tratado por todos los medios de no inmiscuirme en los asuntos vuestros y de vuestra madre, aunque he tenido que hacer esfuerzos para callarme lo que sé. Respeto la voluntad de Carmina; ella no quería que vosotras supieseis nada y aunque no estoy de acuerdo, lo acepto porque la quiero demasiado y no deseo causarle ningún dolor.
-- Pero yo sí lo sé. Lo sé todo. La casualidad quiso que un día viera a mi padre con su amiguita haciéndose carantoñas. Por respeto a mi madre, callé, y no debí hacerlo. Cuando ella se enteró después de morir papá, y con quién estaba, la vi tan abatida, que me faltó valor para explicarla que yo sabía todo. Me culpo porque permití que mi hermana ignorara los hechos y al contrario culpara a mi madre de las cosas horribles que tú ya sabes. Si mi madre muere, jamás me lo perdonaré
-- Por favor Alicia, ni lo pienses. Tu madre va a vivir. Necesito que viva, aunque no nos veamos ni hablemos, pero debe vivir.
Alicia sin poder contener más su angustia reclinó la cabeza en el hombro de Adolfo, mientras Luis la tomaba de la mano besándola. Ambos hombres estaban conmovidos por la angustia y el dolor de Alicia y el suyo propio. En el helipuerto del hospital se posó el helicóptero. Ya anochecía, cuando los tres penetraron en el centro sanitario para encontrarse con Manoli. Adolfo rezaba interiormente para que hubieran cambios a favor, para que hubiera recobrado la consciencia. Los metros que les separaban del interior se les hicieron eternos. Frente a Manoli y después de abrazarse, las preguntas se atropellaban y ella les contestaba sin poder aclarar absolutamente nada.
Las horas se hacían interminables. De vez en cuando preguntaban a alguna enfermera si la situación cambiaba y nadie les decía nada. ¡ Si al menos pudieran estar con ella ! De vez en cuando Adolfo o Luis traían café a las mujeres que estaban desoladas. Manoli parecía haber envejecido de golpe. No paraba de relatar a Alicia su vida en aquel pueblecito, que a pesar de que todos los lugareños las habían acogido con cariño y complacencia, se encontraban muy solas. Carmina se abstraia en su pensamientos y cada vez la comunicación entre ellas era más espaciada. No tenía ilusión por nada, ni siquiera ganas de vivir. Todo le daba igual. Sentada junto a la chimenea, fijaba su mirada en las llamas pensando en qué sabe Dios. A Manoli se la partía el alma de verla tan apagada. En nada recordaba a aquella Carmina alegre y con ilusiones de hace unos pocos meses. Alicia no paraba de llorar escuchando el relato de Manoli, atormentada por su comportamiento y el de su hermana
-- No teníamos idea de lo importante que Adolfo llegó a ser para ella. Pobre mamita, ¡ tan buena ! Dios mío, sálvala para poder compensarla de todo. Debió ser como un presentimiento
-- Eso mismo he pensado yo, porque no tenía ninguna necesidad de ir hasta el pueblo, y sin embargo lo hizo. Os llamó a todos, e incluso a mi me besó al salir. No quiero ni pensar...
--¿ Qué ?
--Nada, nada, una tontería
--¿Acaso piensas que lo hizo intencionadamente ?
--.... No sé, no me hagas caso. He pensado tanto en estas horas...
-- Por favor, Manoli no me digas eso. Si es cierto, no podré vivir con ese peso en mi conciencia. No es justo: No puede ser verdad..
-- Son ideas mías. La Guardia Civil me dijo que había derrapado por una placa de hielo, ese ha sido el atestado. El resto son pensamientos míos; estaba ¡tan deprimida...! No te preocupes cariño, no le va a pasar nada...
Adolfo salió un momento al jardín. Necesitaba ordenar sus ideas, asimilar lo que estaba pasando...
-- No puedo perderla...
El cielo estaba limpio, claro, presagiando una próxima helada. Sólo las estrellas brillaban con intensidad y hacia ellas dirigió su mirada. Sabía que la llamada que había tenido sin respuesta era de ella... ¿ Por qué le llamó ? Si pudiera estar a su lado, cogerle la mano, hablarle ... Hacer que recobrara la consciencia. No habían hecho daño a nadie, sólo se amaban, Entonces ¿ por qué todo aquel sufrimiento ...? Luis se le unió con un cigarrillo que tendió a Adolfo
-- No te atormentes. Nadie ha tenido la culpa y ella va a salir adelante, entre todos la ayudaremos. Todo va a ser distinto ahora. Particularmente a mi, me importa un pito lo que piense Raquel, estaremos a vuestro lado siempre. Fuimos débiles, no debimos aceptar su chantaje. No fue suficiente el que Ramón y yo estuviéramos en contacto con ella; debimos apoyarla más. Máxime conociendo la verdad..., pero ¿ sabes ? toda esta tragedia tendrá su lado positivo: de una vez por todas se van a aclarar muchas cosas, las cosas que debieron aclararse en su día...
-- Pero ella no quiere...
-- Comprenderás que con lo que ha ocurrido, es necesario. No va a ser lo mismo. Habrá un antes y un después, y aunque no soy creyente, le pido a Dios que la salve, que os caséis ó que viváis juntos, lo que vosotros decidáis, y no nosotros. La vida es demasiado corta para desperdiciarla en prejuicios absurdos.
-- Gracias, Luis. Cuando esté en condiciones me la llevaré a algún lugar tranquilo para que se recupere y después haremos lo que ella quiera, pero te aseguro que nunca más me alejaré de su lado. Nunca más. Cambió mi vida y si Raquel persiste en su actitud, lo siento mucho por ella, pero no va a salirse con la suya.
-- Así quería oírte , hablando de futuro. Ha sido como una madre más que una suegra. Ramón y yo la queremos mucho, y los niños no te digo nada. Ha sido cruel por nuestra parte evitar que les viera. Ella les adora...
-- Creo que debemos entrar. Tenemos a las mujeres solas. Lo están pasando mal, y debemos apoyarlas aunque a nosotros no nos va nada bien, tampoco.
-- Tienes razón. ¿ Sabes Adolfo ? Eres un buen hombre y estaré encantado que seas mi suegro.
Fueron las únicas sonrisas que afloraron a sus rostros. Estaban tensos y terriblemente preocupados. Ya amanecía cuando el internista de la UCI, salió a informarles del estado de la paciente. Adolfo, impaciente se adelantó hasta él con el rostro lívido esperando una mala noticia.
-- Bien señores, la operación ha sido un éxito y hemos podido controlar la hemorragia. Aún hemos de esperar unas horas para ver si todo marcha correctamente, como esperamos. Lo que nos preocupa ahora es él coma. Y pensamos que si el éxito de la hemorragia se ha asegurado, deberíamos trasladarla a planta, con mucho control, claro. Pero es terapéutico que sus allegados estén con ella, hablándola para ver si reacciona y poco a poco recobra la consciencia. Tenemos unas horas por delante, decisivas, no obstante hemos de esperar y no perder ni la calma ni las esperanzas. ¿Hay alguien entre ustedes que tenga más afinidad con ella?
Todas las miradas se dirigieron a Adolfo. Él tenía los ojos húmedos; sentía un nudo en la garganta que le impedía pronunciar palabra. Haciendo un esfuerzo, dijo:
-- Creo que por especiales circunstancias, debe ser Raquel... Yo también estaré, naturalmente. Os aviso que no me voy a separar de ella ni un instante...
Esperanzado por las noticias, sonrió levemente. El doctor se despidió diciendo que al cabo de unas horas les informaría de nuevo. Dando una palmada en la cara a Alicia, que lloraba desconsoladamente, se perdió en la UCI.
Alicia la llamaba de vez en cuando, pero Raquel ni un sólo día lo hizo, a pesar de que ya llevaban tiempo fuera de Madrid. Muchas veces, con el teléfono en la mano, estuvo a punto de marcar el número de Adolfo, pero se contenía y era entonces cuando sus ojos se llenaban de lágrimas
-- Dios ¡Cómo le echo de menos ! Lo que yo daría por poder verle aunque solamente fuese un minuto
Como adivinando sus pensamientos Manoli, le dijo:
-- ¿ Por qué no le llamas ? Aprovecha que las Navidades están cercanas,.. para felicitarle.... por ejemplo
--Sabes que eso no puedo hacerlo. Le haría daño y no adelantaríamos nada.
Era el día 6 de Diciembre, festivo.. Hacía sol y la nieve se había derretido casi en su totalidad de las calles del pueblo. Carmina viendo que el terreno estaba mejor, dijo a Manoli que se acercaría al pueblo cercano a comprar algunas cosas para Nochebuena. No tenía ganas de festejar nada, pero debían tener alimentos en reserva por si de nuevo comenzase a nevar y quedara el pueblo aislado
-- Iré contigo- dijo Manoli
-- No, no es necesario. En media hora estoy de regreso. Aprovecharé para llamar a los chicos; hay mejor cobertura desde el centro del pueblo.
-- Iré contigo- dijo Manoli
-- No, no es necesario. En media hora estoy de regreso. Aprovecharé para llamar a los chicos; hay mejor cobertura desde el centro del pueblo.
-- Ten cuidado. Podría tener hielo la calzada.
-- Tranquila. El suelo está bien. Hace sol y derretirá el hielo, si lo hubiera
--Pero también está helando. No me gusta nada que vayas, no me gusta nada. ¿ Por qué no esperas a ver si el tiempo da una tregua?
-- Me servirá de distracción. Tranquila que antes de que lo pienses estaré de regreso.
Carmina besó en la frente a su amiga y poniéndose el abrigo salió de la casa que estaba situada a las afueras de la población.
Y ya en el pueblo,, compró todo lo que debía y en el bar, mientras tomaba un café llamó a sus hijos. Alicia fue cariñosa con ella y hasta puso al teléfono a la pequeña Fátima para que hablara con su abuela. La conversación con la niña la llenó de alegría. Se despidió de Alicia y Luis y posteriormente marcó el número de Raquel y Ramón. Cogió el teléfono éste último y a continuación se lo pasó a su mujer
-- Toma es tu madre. Llama para felicitar las Navidades
-- ¡ Pero si aún faltan muchos días !
-- ¡ Pero si aún faltan muchos días !
-- Eres increíble. Hace un siglo que no sabes de ella y en lugar de alegrarte, te parece demasiado pronto su llamada. Francamente, no te entiendo. No eres la Raquel de quién me enamoré. Eres fría y despiadada
--¿ Mamá ?
-- ¡ Hola hija ! ¿ Estás bien ?
-- Si, si muy bien
-- ¿ Y los niños ?
--Rodrigo está con su otra abuela y a Fernando se lo ha llevado Carmen a dar una vuelta
Carmina sabía que la mentía. A través del teléfono llegaba hasta sus oídos las risas y balbuceos de sus nietos, pero no dijo nada. Solamente la invadió una infinita tristeza
-- Está bien, hija. Dales un beso enorme de mi parte y otro grande para vosotros. En casa hay poca cobertura y de nuevo empezará a nevar en breve. No sé cuando volveré a llamar
--No te preocupes, estamos bien. Un abrazo también para tí
--No te preocupes, estamos bien. Un abrazo también para tí
Cerró el móvil. La alegría que había sentido momentos antes se había desvanecido con la última llamada. Miraba el aparato como si la hablara e instintivamente marcó el número de Adolfo
Su voz fue como un latigazo en su corazón, pero no pudo pronunciar ni una sola palabra. Colgó sin hablar, pero al otro lado Adolfo se quedó pensativo presintiendo al portador de la llamada,.
— Nadie más que Manoli sabía el número, por fin algo de ellas-— pensó
Carmina secó sus lágrimas y pagando la consumición, salió del local saludando a los presentes
-- Vaya con cuidado, señora. El suelo está fatal. Parece que con el sol se ha derretido la nieve, pero hay placas de hielo. Vaya despacio
-- Gracias por el aviso. Así lo haré. Hasta mañana
-- Gracias por el aviso. Así lo haré. Hasta mañana
Se metió en el coche y puso rumbo a su casa. A pocos metros, mientras pensaba en las llamadas realizadas, no se dio cuenta de que una placa de hielo invadía parte de la carretera. El coche patinaba, no se hacía con él. Carmina giraba el volante tratando de detenerlo. No podía pisar el freno y no se le ocurría otra cosa. De repente un árbol se interpuso en su camino quedando empotrada en él. El airbag funcionó, pero sintió un profundo dolor en el pecho y en la cabeza. Después... perdió el conocimiento.
Al cabo de dos horas, pasó por allí un coche de la Guardia Civil avisada por Manoli. La tardanza en regresar alarmaba a la mujer, que impaciente no pudo resistir el avisar al pueblo.
La policía corrió en su auxilio. Estaba helada, inconsciente y abundante sangre salía de su cabeza que por el frio se había coagulado taponando la herida. El pecho volcado sobre el volante, el airbag no había evitado el encontronazo. Rápidamente llamaron a una ambulancia. No podían moverla por temor a lesiones internas. Sólo la taparon con una manta y esperaron a que llegasen los médicos.
Fue conducida al hospital e inmediatamente procedieron a su reconocimiento. Entretanto la policía se personó en casa de ellas para anunciar a Manoli lo ocurrido. Sin poder contener el llanto y con un ataque de nervios repetía una y otra vez
-- Se lo avisé, se lo avisé ¿ Por qué fue al pueblo ?
-- Tranquilícese, señora. Ella no tuvo la culpa. Fue una placa de hielo en la carretera
-- Tranquilícese, señora. Ella no tuvo la culpa. Fue una placa de hielo en la carretera
-- ¡ Dios mío, pobrecilla !
Un médico salió para informar a Manoli del estado de Carmina
-- ¿Es usted familiar de la señora ?
-- Si
-- Si
--Bien, pues lamento tener que comunicarle que su familiar está muy, muy grave. Todavía seguimos atendiéndola, pero tiene una lesión interna y una fuerte conmoción cerebral. Está en estado de coma. No le puedo asegurar nada en ningún sentido...Puede salir del coma, puede que controlemos la hemorragia interna y salvemos su vida, o...
-- Ni lo pronuncie siquiera. Tiene que vivir, merece vivir
-- Lo siento. No quisiera tener que dar estas noticias, pero es mi deber. Creo que si tiene familia, debería avisarles. Las primeras veinticuatro horas son esenciales. Si las supera, posiblemente salve la vida. Yo la aconsejo que les avise por lo que pudiera pasar...
-- ¿ Quiere decirme que se está muriendo ?
-- No, no, pero pudiera ocurrir
Manoli se derrumbó en una silla. La cabeza la daba vueltas . No sabía qué hacer, no reaccionaba, y tenía que hacerlo. Avisó que estaría en la salita de espera por si tenían que comunicarle algo, y sacando del bolsillo del abrigo su móvil, marcó el número de Alicia y Luis. Fue Alicia la persona que descolgó el teléfono
-- ¡ Dígame !
-- ¿ Alicia ?
-- Si soy yo ¿ quién llama ?
-- Alicia soy Manoli
--¡Manoli ! Hace un rato que he hablado con mamá. ¡ Qué alegría !
-- Alicia, Alicia. Manoli rompió en un sollozo
--Manoli ¿ Qué ocurre, qué ha pasado ?
-- Mamá ha tenido un accidente...
-- ¿ Qué ? Pero si acabo de hablar con ella
-- Cuando regresaba a casa desde el pueblo, una placa de hielo... derrapó y.... se ha estrellado. Está en coma y con una grave lesión interna. Está muy grave; los médicos dicen que debéis venir lo antes posible
Alarmado por las exclamaciones de Alicia, Luis se personó en la habitación desde dónde hablaba con Manoli. Al saber lo ocurrido, con el rostro demudado marcó el número de su cuñada Raquel para comunicarla lo que había pasado.
-- Ramón
-- ¡ Hola Luis ! ¿ Qué tal ? ¿Habéis hablado con Carmina ?
-- Si, nos ha llamado. Verás, lo que tengo que decirte es grave
-- No me asustes ¿ Qué pasa ?
-- Me ha llamado Manoli. Carmina ha tenido un accidente y está..., está grave, muy grave. Dice que vayamos cuanto antes
-- Debe ser una confusión hemos hablado con ella hace pocas horas...
-- Lo sé. Nosotros también. Ha sido al regresar a casa. El coche ha derrapado y se ha estrellado
-- Díselo a Raquel-. Nosotros nos ponemos en marcha ahora mismo.
--¿ Cómo os vais ?
-- No lo sé. Todavía no hemos reaccionado. Por el medio más rápido, desde luego
-- ¡No es posible. No me lo puedo creer...!
El móvil de Adolfo sonaba mientras veía la televisión. Al ser festivo no había ido al despacho. Lo cogió y un nombre le hizo saltar en el asiento: Carmina
-- ¿ Carmina ?
--No, Adolfo. Soy Manoli
-- ¡ Hola Luis ! ¿ Qué tal ? ¿Habéis hablado con Carmina ?
-- Si, nos ha llamado. Verás, lo que tengo que decirte es grave
-- No me asustes ¿ Qué pasa ?
-- Me ha llamado Manoli. Carmina ha tenido un accidente y está..., está grave, muy grave. Dice que vayamos cuanto antes
-- Debe ser una confusión hemos hablado con ella hace pocas horas...
-- Lo sé. Nosotros también. Ha sido al regresar a casa. El coche ha derrapado y se ha estrellado
-- Díselo a Raquel-. Nosotros nos ponemos en marcha ahora mismo.
--¿ Cómo os vais ?
-- No lo sé. Todavía no hemos reaccionado. Por el medio más rápido, desde luego
-- ¡No es posible. No me lo puedo creer...!
El móvil de Adolfo sonaba mientras veía la televisión. Al ser festivo no había ido al despacho. Lo cogió y un nombre le hizo saltar en el asiento: Carmina
-- ¿ Carmina ?
--No, Adolfo. Soy Manoli
Adolfo se quedó lívido. El tono de la voz de Manoli no era como el de siempre y presentía que lo que le iba a decir no era bueno
--¿ Qué ocurre ?
--Carmina...,- Manoli rompió a llorar- Ha tenido un accidente muy grave. Está en coma y con lesiones internas. Los médicos dicen que...
--¿ Qué ocurre ?
--Carmina...,- Manoli rompió a llorar- Ha tenido un accidente muy grave. Está en coma y con lesiones internas. Los médicos dicen que...
-- Salgo para allá. Dime dónde está. No sé cuál medio será el más rápido, pero estaré allí lo antes posible. Dime la dirección
-- Está en el hospital de Lastres, en Asturias. En la UCI. Las hijas ya están avisadas
--Manoli, no desesperes. Estaré allí en unas horas. Hasta luego
Se puso en contacto con Ramón
-- Ramón. Soy Adolfo. Ya lo sabes ¿no?
-- Si. Y aún estoy conmocionado
--¿ Cómo vais a ir ?
-- Supongo que en avión y desde Oviedo en coche
-- Yo iré en avión hasta Oviedo también, y allí alquilaré un helicóptero hasta Lastres. ¿ Queréis venir conmigo ?
-- Adolfo te agradezco en el alma el ofrecimiento que nos haces. Yo iría sin dudar, pero Raquel...
-- No te preocupes, lo que menos importa ahora es lo que ella opine de mi. Tengo que llegar cuanto antes y ese es el medio más rápido. Las carreteras pueden estar cortadas, en fin... Si cambiáis de opinión estaré en casa una hora más aproximadamente. Llámame con lo que sea. Ahora me pondré en contacto con Luis y Alicia. Nos vemos allí, entonces
-- Está en el hospital de Lastres, en Asturias. En la UCI. Las hijas ya están avisadas
--Manoli, no desesperes. Estaré allí en unas horas. Hasta luego
Se puso en contacto con Ramón
-- Ramón. Soy Adolfo. Ya lo sabes ¿no?
-- Si. Y aún estoy conmocionado
--¿ Cómo vais a ir ?
-- Supongo que en avión y desde Oviedo en coche
-- Yo iré en avión hasta Oviedo también, y allí alquilaré un helicóptero hasta Lastres. ¿ Queréis venir conmigo ?
-- Adolfo te agradezco en el alma el ofrecimiento que nos haces. Yo iría sin dudar, pero Raquel...
-- No te preocupes, lo que menos importa ahora es lo que ella opine de mi. Tengo que llegar cuanto antes y ese es el medio más rápido. Las carreteras pueden estar cortadas, en fin... Si cambiáis de opinión estaré en casa una hora más aproximadamente. Llámame con lo que sea. Ahora me pondré en contacto con Luis y Alicia. Nos vemos allí, entonces
Luis y Alicia aceptaron de inmediato y Adolfo se encargó de sacar los pasajes de avión. Mientras tanto dejarían a la niña con los padres de Luis.
Acoplados en el helicóptero, Alicia se sinceró con Adolfo:
-- Adolfo, yo quiero decirte que lamento enormemente la situación por la que estáis pasando. Quiero que sepas que es injusta, que no estoy de acuerdo con mi hermana y que en cuanto la vea voy a poner en claro de una vez por todas muchas cosas que ella ignora o quiere ignorar
-- ¿ A qué te refieres ? Has de saber que he tratado por todos los medios de no inmiscuirme en los asuntos vuestros y de vuestra madre, aunque he tenido que hacer esfuerzos para callarme lo que sé. Respeto la voluntad de Carmina; ella no quería que vosotras supieseis nada y aunque no estoy de acuerdo, lo acepto porque la quiero demasiado y no deseo causarle ningún dolor.
-- Pero yo sí lo sé. Lo sé todo. La casualidad quiso que un día viera a mi padre con su amiguita haciéndose carantoñas. Por respeto a mi madre, callé, y no debí hacerlo. Cuando ella se enteró después de morir papá, y con quién estaba, la vi tan abatida, que me faltó valor para explicarla que yo sabía todo. Me culpo porque permití que mi hermana ignorara los hechos y al contrario culpara a mi madre de las cosas horribles que tú ya sabes. Si mi madre muere, jamás me lo perdonaré
-- Por favor Alicia, ni lo pienses. Tu madre va a vivir. Necesito que viva, aunque no nos veamos ni hablemos, pero debe vivir.
Alicia sin poder contener más su angustia reclinó la cabeza en el hombro de Adolfo, mientras Luis la tomaba de la mano besándola. Ambos hombres estaban conmovidos por la angustia y el dolor de Alicia y el suyo propio. En el helipuerto del hospital se posó el helicóptero. Ya anochecía, cuando los tres penetraron en el centro sanitario para encontrarse con Manoli. Adolfo rezaba interiormente para que hubieran cambios a favor, para que hubiera recobrado la consciencia. Los metros que les separaban del interior se les hicieron eternos. Frente a Manoli y después de abrazarse, las preguntas se atropellaban y ella les contestaba sin poder aclarar absolutamente nada.
Las horas se hacían interminables. De vez en cuando preguntaban a alguna enfermera si la situación cambiaba y nadie les decía nada. ¡ Si al menos pudieran estar con ella ! De vez en cuando Adolfo o Luis traían café a las mujeres que estaban desoladas. Manoli parecía haber envejecido de golpe. No paraba de relatar a Alicia su vida en aquel pueblecito, que a pesar de que todos los lugareños las habían acogido con cariño y complacencia, se encontraban muy solas. Carmina se abstraia en su pensamientos y cada vez la comunicación entre ellas era más espaciada. No tenía ilusión por nada, ni siquiera ganas de vivir. Todo le daba igual. Sentada junto a la chimenea, fijaba su mirada en las llamas pensando en qué sabe Dios. A Manoli se la partía el alma de verla tan apagada. En nada recordaba a aquella Carmina alegre y con ilusiones de hace unos pocos meses. Alicia no paraba de llorar escuchando el relato de Manoli, atormentada por su comportamiento y el de su hermana
-- No teníamos idea de lo importante que Adolfo llegó a ser para ella. Pobre mamita, ¡ tan buena ! Dios mío, sálvala para poder compensarla de todo. Debió ser como un presentimiento
-- Eso mismo he pensado yo, porque no tenía ninguna necesidad de ir hasta el pueblo, y sin embargo lo hizo. Os llamó a todos, e incluso a mi me besó al salir. No quiero ni pensar...
--¿ Qué ?
--Nada, nada, una tontería
--¿Acaso piensas que lo hizo intencionadamente ?
--.... No sé, no me hagas caso. He pensado tanto en estas horas...
-- Por favor, Manoli no me digas eso. Si es cierto, no podré vivir con ese peso en mi conciencia. No es justo: No puede ser verdad..
-- Son ideas mías. La Guardia Civil me dijo que había derrapado por una placa de hielo, ese ha sido el atestado. El resto son pensamientos míos; estaba ¡tan deprimida...! No te preocupes cariño, no le va a pasar nada...
Adolfo salió un momento al jardín. Necesitaba ordenar sus ideas, asimilar lo que estaba pasando...
-- No puedo perderla...
El cielo estaba limpio, claro, presagiando una próxima helada. Sólo las estrellas brillaban con intensidad y hacia ellas dirigió su mirada. Sabía que la llamada que había tenido sin respuesta era de ella... ¿ Por qué le llamó ? Si pudiera estar a su lado, cogerle la mano, hablarle ... Hacer que recobrara la consciencia. No habían hecho daño a nadie, sólo se amaban, Entonces ¿ por qué todo aquel sufrimiento ...? Luis se le unió con un cigarrillo que tendió a Adolfo
-- No te atormentes. Nadie ha tenido la culpa y ella va a salir adelante, entre todos la ayudaremos. Todo va a ser distinto ahora. Particularmente a mi, me importa un pito lo que piense Raquel, estaremos a vuestro lado siempre. Fuimos débiles, no debimos aceptar su chantaje. No fue suficiente el que Ramón y yo estuviéramos en contacto con ella; debimos apoyarla más. Máxime conociendo la verdad..., pero ¿ sabes ? toda esta tragedia tendrá su lado positivo: de una vez por todas se van a aclarar muchas cosas, las cosas que debieron aclararse en su día...
-- Pero ella no quiere...
-- Comprenderás que con lo que ha ocurrido, es necesario. No va a ser lo mismo. Habrá un antes y un después, y aunque no soy creyente, le pido a Dios que la salve, que os caséis ó que viváis juntos, lo que vosotros decidáis, y no nosotros. La vida es demasiado corta para desperdiciarla en prejuicios absurdos.
-- Gracias, Luis. Cuando esté en condiciones me la llevaré a algún lugar tranquilo para que se recupere y después haremos lo que ella quiera, pero te aseguro que nunca más me alejaré de su lado. Nunca más. Cambió mi vida y si Raquel persiste en su actitud, lo siento mucho por ella, pero no va a salirse con la suya.
-- Así quería oírte , hablando de futuro. Ha sido como una madre más que una suegra. Ramón y yo la queremos mucho, y los niños no te digo nada. Ha sido cruel por nuestra parte evitar que les viera. Ella les adora...
-- Creo que debemos entrar. Tenemos a las mujeres solas. Lo están pasando mal, y debemos apoyarlas aunque a nosotros no nos va nada bien, tampoco.
-- Tienes razón. ¿ Sabes Adolfo ? Eres un buen hombre y estaré encantado que seas mi suegro.
Fueron las únicas sonrisas que afloraron a sus rostros. Estaban tensos y terriblemente preocupados. Ya amanecía cuando el internista de la UCI, salió a informarles del estado de la paciente. Adolfo, impaciente se adelantó hasta él con el rostro lívido esperando una mala noticia.
Todas las miradas se dirigieron a Adolfo. Él tenía los ojos húmedos; sentía un nudo en la garganta que le impedía pronunciar palabra. Haciendo un esfuerzo, dijo:
-- Creo que por especiales circunstancias, debe ser Raquel... Yo también estaré, naturalmente. Os aviso que no me voy a separar de ella ni un instante...
Esperanzado por las noticias, sonrió levemente. El doctor se despidió diciendo que al cabo de unas horas les informaría de nuevo. Dando una palmada en la cara a Alicia, que lloraba desconsoladamente, se perdió en la UCI.
RESERVADOS DERECHOS DE AUTOR / COPYRIGHT
Autora< rosaf9494quer
Edición< Julio 2016
Ilustraciones< Internet < Ana Belén < Lola Herrera < Georges Clooney< Leonor Waitling
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