Los primeros rayos del sol les daba de pleno en los ojos. La chimenea se había apagado y el frio de la habitación, hizo que Lola buscase refugio en los brazos de Charles para que le diera calor. Él llevaba despierto desde hacía tiempo, pero no se atrevía a moverse por no despertarla. Habían dormido toda la noche. Las emociones vividas y el duro trabajo que habían soportado en ese día, habían agotado su organismo. Charles la miraba con infinito amor. Aún no se creía todo lo ocurrido, le parecía extraño que sus cuerpos se hubieran unido de la manera más natural, sin presiones, ni broncas, ni súplicas... sino simplemente con amor. Ella era así, natural, transparente, pero por eso debía protegerla para que nada ni nadie dañase esa exquisita forma de ser. Ya era su mujer, y lo sería para siempre, aunque no se unieran ante la ley, ellos estaban ligados de por vida, pasase lo que pasase.
Retiró de su frente un ricito que se había escapado de su coleta. Estaba bonita, relajada, y hasta sonreía en sueños ¿ Cuáles serían en ese momento? Se rebulló a su lado apretándose más contra el cuerpo de Charles y ocultando su cara bajo la manta que les cubría. Debía sentir frio. La abrazó acercándola más a su cuerpo igual que si fuera una niña pequeña. Quería infundirla su calor. Lola abrió los ojos y acarició el pecho desnudo de él con una mueca de plena satisfacción
- Buenos días, guaperas. ¿ Has descansado?
- Buenos días amor ¿ Y tú?
- ¡ Dios mio ! he dormido como cuando era un bebé
- Me alegro. Tenemos que levantarnos. Tenemos que viajar un poquito
- ¿ Viajar de nuevo, pero no habíamos llegado a destino?
- No cariño. Te dije que este era nuestro refugio. Donde vamos, es mi infierno
- No vayamos, no quiero que vayamos. No me importa tu vida anterior, de veras que no me importa. Ahora no. No quiero que sufras, y presiento que el lugar que sea te ha causado dolor. Ya basta. Me siento culpable por haberte arrastrado hasta aquí
- No mi vida, me has compensado con creces. Deseo, quiero, acabar con esto. Será mi liberación definitiva. De lo contrario sería algo que se interpondría entre los dos. Pero no creas, no te va a salir gratis
- ¿ Qué quieres decir?
- ¿ De verdad no lo sabes ? Necesito ese bálsamo para tener fuerzas. Es muy difícil renunciar a él, después de haberlo probado
- ¡ Charles !
- ¿ Te avergüenzas?
- Pues un poco, la verdad. No tienes nada de pudor
- ¿ Quieres que tenga pudor contigo? Muy bien
- ¿ Dónde vas ahora, qué haces?
- Corro las cortinas y echo las persianas. Tendremos la más absoluta oscuridad. Yo me guio por el tacto ¿ y tú?
- Guaperas, ja, ja, ja. Anda, anda.... que entre la luz
- No sientas tanto pudor conmigo, cielo. Voy a ser tu marido, de hecho ya somos marido y mujer, desde esta noche pasada.
Habían transcurrido dos horas, cuando de nuevo estaban en la carretera. No irían muy lejos. En algo más de media hora se encontraron frente a una mansión típicamente inglesa. Antes de llegar, Charles detuvo el coche y observaba la fachada. Durante largo rato permaneció sin hablar. Lola tampoco lo hacía. No quería cortar los pensamientos que pudiera tener en esos momentos
- Vamos. Conocerás a mi padre y quizás a mi hermano también- dijo Charles
- ¿ Vive aquí tu padre? ¿ Tienes un hermano ?
- Si. Estás empezando a conocer mi gran secreto, Dolores. Antes de entrar, dame un beso... necesito fuerzas
- Cariño, demos media vuelta. Me siento culpable por haberte obligado a que me dijeras todo. Ahora me arrepiento. No es necesario. Yo confío en ti
- No cielo. Me ha costado mucho tomar esta decisión y la voy a llevar hasta el final. Venga entremos-- Tocó el antiguo timbre, y un mayordomo de bastante edad, apareció ante ellos
- ¡ Señorito Charles, qué alegría verle por aquí!
- ¿ Qué tal Bob, cómo va todo?. Esta señorita será mi mujer en breve tiempo. Dolores, te presento a Bob, mi fiel y entrañable Bob
- Encantada de conocerle ¿ cómo está?
- Muy bien señorita... y muy contento de verles tan felices
- Lo somos Bob, lo somos. Y ahora ¿dime dónde está mi padre?, y Sean ¿ está en casa ?
- Su padre en la biblioteca, como siempre y el señorito Sean ha salido a montar. Pero no vendrá muy tarde
-Mi hermano se dedica a la cría de caballos pura sangre. Le gustarás cuando te conozca
- ¿ Cómo es que elegiste la medicina? Esto es un paraíso
- Entonces no lo era, no lo era en absoluto. Ya lo comprenderás cuando conozcas todo
La tomó de la mano y juntos se dirigieron hasta una puerta grande, de maderas nobles, muy del estilo de la casa. Lola había echado una ojeada mientras Charles saludaba a Bob, y estaba atónita de lo que veía. Miró su atuendo y de repente quería desaparecer,. No encajaba en aquel ambiente, en absoluto
- Que no te asuste lo que veas, sólo es fachada. No estés preocupada, no desentonas en absoluto
- ¿ Cómo puedes saber lo que pienso?
- Porque te conozco. Porque eres transparente, ya te lo he dicho. Anda entremos
Delante de un enorme ventanal, estaba un hombre mayor, pero no en exceso, aunque se le veía enfermizo, sentado en una silla de ruedas. A sus pies un hermoso perro le hacía compañía. Todo muy inglés.
Charles, se acercó a él lentamente. Lola se quedó rezagada, quería que ellos tuvieran su intimidad
- Papá- dijo Charles
El hombre giró la cabeza y su inexpresiva cara tuvo por un momento un rastro de alegría. Charles se agachó hasta llegar a su altura y le abrazó emocionado. El anciano temblaba y de sus ojos se escapaban algunas lágrimas. También Charles tenía los ojos brillantes
- Papá, voy a presentarte a la mujer que va a ser mi esposa. Se llama Dolores, aunque ella prefiere que la llamemos Lola, y es española
Lola se acercó solícita, emocionada. Adelantó una mano para saludarle, pero el anciano extendió sus dos brazos. Quería abrazarla. Ese gesto desarmó por completo a Lola, que de rodillas al lado de él le abrazó emocionada. El hombre con gran esfuerzo pronunció unas palabras " es muy bonita. Gracias hijo por haberla traído"
El perro a los pies del anciano, sin levantar su cabeza movía la cola en señal de complacencia. Sólo cuando la voz de Charles se dirigió a él se incorporó de su postura , acercándose
- ¿ Qué hay Rick, ya no te acuerdas de mi?- Charles acarició su cabeza y en su mano recibió el lametazo del can- Es muy viejecito. Lleva con nosotros más de quince años. Lo encontramos cuando aún mamaba de la madre. Tuvimos que criarle a biberón. Ha sido fiel en extremo.
- Señorita... Charles, ¿ desean tomar algo?- dijo Bob
- Cariño ¿ te apetece té, café o algo de comer?- dijo Charles dirigiéndose a Lola
- Por favor, un café con leche- solicitó ella
- Para mi nada. Gracias Bob
A Charles se le notaba nervioso. Sin duda el volver a su casa y ver a su padre, le producían recuerdos. El padre hablaba poco, casi nada. La conversación era llevada por Charles, que por momentos se impacientaba. Lola apenas hablaba, no sabía qué decir. Se sentía extraña en aquel ambiente, tan triste, solitario y silencioso lugar.
- ¿ Dónde está mi hermano, dónde está mi hermano?- un hombre algo más joven que Charles, entró en la habitación como un huracán. Se parecían muchísimo. Sus caras eran casi iguales: la misma expresividad. Más sonriente y alegre, parecía Sean-. Ambos hermanos se fundieron en un abrazo emocionado.
- Hacía tiempo que no venías por aquí- reprochó Sean a Charles
- Es que he tenido mucho trabajo. Pero ya estoy aquí- le respondió
- Y esta preciosidad ¿ quién es ? - Una balbuceante voz, se alzó para dar respuesta a su hijo
- Se van a casar
- ¿ Que te vas a casar, con ella ?- un Sean extrañado a penas dominaba la curiosidad que Lola le inspiraba
- Así que vamos a ser cuñados. Estupendo
Se fueron después de comer, con la promesa de que volverían antes de contraer matrimonio. De nuevo emprendió una nueva dirección
- Y ahora ¿ dónde me llevas?
- Ya lo verás. Enseguida llegamos. Está dentro de la finca-. Aparcó el coche en el arcén y ayudo a Lola a salir del vehículo. tenían que atravesar un extenso campo de brezos hasta llegar a una especie de casucha medio derruida.
Parado frente a su puerta no soltaba la mano de Lola, una mano que la presionaba hasta cortar su circulación. Ella presentía que los recuerdos se agolpaban en su cabeza. No hablaba, sólo miraba la cara de Charles. Se agarro fuertemente a su brazo con el que la quedaba libre. Quería que sintiera que estaba a su lado, y que lo que fuera lo ocurrido allí, siempre la tendría cogida de su brazo para caminar juntos. Le quiso más que nunca. Debía de amarla en extremo para pasar por aquello que tanto daño le hacía. La condujo hasta la casa y entraron juntos. La soltó de la mano y la tomó por la cintura. Necesitaba sentirla a su lado, que su cuerpo estuviera lo más cerca posible del suyo.
Debía de haber sido una caseta de aperos. Todavía quedaban restos de utensilios oxidados por el paso del tiempo. En un rincón de la caseta, en el suelo, había un colchón, viejo, sucio. Lola pensó que sería de algún vagabundo que se resguardaba del frio en aquel lugar. En ese preciso momento, Charles dirigió su mirada al mismo colchón, que hasta entonces había ignorado. Sus palabras resonaron en principio huecas, como sin alma. Después poco a poco, la emoción le iba ganando, y en algunos párrafos tenía que interrumpir su relato para tragar saliva y poder continuar
-" Sean tenía catorce años y yo dieciséis, cuando mi madre murió. Cuando dio a luz de mi hermano, le quedaron algunas secuelas, diabetes, quizá, de las que nunca se curó. . A medida que los años pasaban, su salud se quebrantaba más. Mi padre la llevó a los mejores especialistas, pero nunca supieron qué le ocurría, , al menos es lo que nos dijo mi padre a Sean y a mi, cuando murió. Mi padre la adoraba y se volvió medio loco cuando ella se fue. Nos metió en un colegio internos, pues él se veía incapaz de podernos criar. Estuvimos en el colegio tres años. Durante ese tiempo conoció a una mujer, Gladys, que le engatusó para mitigar su soledad. Tanto le engatusó, que se casó con ella. Nosotros lamentamos que tan pronto hubiese olvidado a mi madre, pero él nos decía ; "nunca podré olvidar a vuestra madre, pero tengo que ocuparme de vosotros. Os necesito a mi lado y no en un colegio en el que sólo os veo unas horas a la semana. Gladys es una buena mujer, y también está sola. Hemos decidido unir nuestras vidas y volver a ser una familia como lo éramos antes".-. Y se casaron y volvimos a vivir en nuestra casa.
Conocimos a Gladys el día que llegamos de regreso. A ninguno de nosotros nos gustó. Era una rubia de bote, más joven que mi padre y con ansias de dinero. Claro que eso lo supimos después. Desde el primer día sentía una inclinación especial por Sean. Era un crio alegre, simpático y guapo. Yo no terminaba de fiarme de ella y estaba siempre alerta a cualquier movimiento que hiciese. Durante el primer año, todo fue dijéramos que bien... Fue a partir de la Navidad del primer año de casados , cuando una noche, una gélida noche, Sean se levantó
-¿ Dónde vas ? hace frio-le dije
-Calla, sigue durmiendo. Voy a la cocina a beber agua
- Ahí tienes una jarra, bebe de ella
- Esta caliente por la temperatura de la habitación. La quiero fría
- Ponte una bata, no te resfríes"
"Enseguida me quedé dormido, pero entre sueños oía en el jardín algunos ruidos extraños, que al estar adormilado, no supe identificar. Al despertarme a la mañana siguiente, vi que la cama de Sean estaba vacía. Me vestí y bajé a desayunar. Pregunté a Bob en dónde estaba, y él no supo contestarme. No fue la única vez que durmió fuera de su cama. Sospechaba lo que hacía. Pensé que se había enredado con alguna chica del servicio, y le sermoneé por ello. Apenas tenía diecisiete años recién cumplidos y no creía que debía empezar con juegos sexuales tan pronto y en la misma casa. Desde que mi madre murió, me sentí responsable de él. Mi padre viajaba constantemente, y a nosotros la soledad nos pesaba. Nos apoyábamos el uno al otro."
"Estaba preocupado seriamente y una mañana a su regreso de su escapada nocturna, le pedí me confesara la verdad de lo que hacía. No había manera de que hablara. Me parecía muy caballeroso por su parte me ocultara la identidad de la chica, pero nuestra discusión subía de tono por momentos y ante el temor de que mi padre se enterará, capituló. No podía creer lo que me estaba contando"
- Se trata de Gladys, pero por favor que nadie se entere- me dijo
- Pero ¿ te has vuelto loco ? es la mujer de papa´¿ Desde cuando estáis enredados?
-¿ Te acuerdas de la primera Navidad del año que se casaron?
-¿Esa noche..., esa?
-Si... Llevaba detrás de mi hacía meses. Me besaba, me toqueteaba la cabeza con la excusa de que tenía un cabello precioso. Un día me llevó hasta la cabaña y allí...
- Cállate por favor. No sigas que voy a vomitar. ¿ En qué pensabas ? eras casi un crio y ella un vejestorio, y además la mujer de nuestro padre. Sal de mi vista o te daré una paliza. ¿ Usaste al menos protección?
- No. No quería que me lo pusiera. Me besaba repetidamente, una y otra vez, y yo no sabía como evitarlo. Era algo nuevo para mi, algo agradable que nunca había sentido.
- Tienes que cortarlo, pero ya mismo. Hoy, ahora. Hablaré con ella
- No por favor, no lo hagas, me moriría de vergüenza. Me amenaza con decírselo a papa
- Descuida, no se lo dirá
- Dice que si se entera, le convencerá para que crea que la he violado
-¿ Qué tu la has violado? ¡ Qué poca vergüenza, con un menor y además hijastro. ¿ En qué manos ha caído nuestro padre?
"No sé cómo lo harían, Sean no volvió a faltar en su cama, pero yo sospechaba que seguían sus relaciones. Ella era una cualquiera y mi hermano era un inocente pardillo que había caído en sus redes, teniendo con ella su primera experiencia sexual. Un tarde, observé que Sean salió a caballo en dirección a la cabaña. Le seguí, y efectivamente allí estaban, revolcándose en ese mugriento colchón. Al entrar yo, se quedaron sorprendidos. Yo estaba lleno de furia, y sin pensarlo más, comencé a desnudarme hasta quedar en cueros totalmente. Los ojos de Gladys brillaban de deseo y los de Sean estaban aterrorizados."
Charles, hizo una pausa. Se pasó la mano por la cabeza como para borrar aquellos recuerdos que le asqueaban. Lola le escuchaba sobrecogida, pero ni siquiera pestañeaba para no romper el clima que se había creado. El rostro de él era de un color ceniciento, y sin parar, paseaba de un lado para otro.
" Me lancé sobre el cuerpo desnudo de Gladys. Sus carnes blanquecinas y fofas me daban náuseas, pero estaba dispuesto hacer lo que fuera por salvar a mi hermano. No acaricié su cuerpo, simplemente le tocaba. Apretaba sus carnes, no por deseo, sino por rabia, impotencia y repugnancia. Ella suspiraba, gemía de placer mientras clavaba sus uñas en mi espalda, mientras la penetraba una y otra vez, sin pausa ni descanso. Deseaba que aquello terminase pronto, pero el placer no llegaba hasta mi y ella me decía:" sigue, sigue, más, más". Aún no me explico como pude eyacular dentro de ella; era asco lo que sentía, y mis manos se aferraban a su cuerpo para no estrangular a aquella vulgar zorra, que había entrado en mi familia, violando a un adolescente. Cuando terminamos, quiso repetir. Y yo con ganas de vomitar cumplí sus deseos. Creía que así dejaría en paz a mi hermano y se engancharía conmigo. Yo tenía más control sobre mi cuerpo, y además me repugnaba. Cuando llegamos a casa, estuve casi una hora restregándome el cuerpo en la ducha para quitarme el olor de ella, a perfume . barato. Ella no había sido la violada, era yo el agredido. Estaba dispuesto a seguir con el juego hasta que Sean se desenganchara de esa mujer, durara lo que durara.
Las relaciones íntimas con mi padre no debían ser buenas, y algo debió sospechar, porque una noche que estábamos haciéndolo. Se abrió de golpe la puerta y en el umbral a contraluz, se dibujó la silueta de mi padre con una fusta en la mano." -. Al llegar a este punto, Charles echó la cabeza hacia atrás y tragó saliva
" Sin esperar a más, sobre mi cuerpo desnudo, descargó toda la rabia y repugnancia que le producía aquella escena. Una y otra vez recibía los golpes en la espalda , en las nalgas, en donde me pillara. Yo no me movía, no me quejaba, a pesar de que sufría un dolor insoportable. Debajo de mi, ella permanecía asustada, sin pronunciar palabra. Mi hermano llegó cuando me estaba azotando, y fue él quién detuvo su brazo para que no descargara sobre mí, tantos golpes. Lloraba a pesar de sus diecisiete años " no le pegues más, no le pegues más. Es inocente, lo ha hecho por mi", repetía una y otra vez, pero mi padre no escuchaba. Tenía los ojos inyectados en sangre. A patadas y empujones quitó mi cuerpo ensangrentado y dolorido de encima de su mujer. Entonces antes de perder el conocimiento, la escuché decir : soy inocente, ha sido él, me ha violado. Mentira, mentira, gritaba mi hermano, pero mi padre no escuchaba cogió la ropa de ella y secamente la ordenó:" vístete y vamonos de aquí." Prenderé fuego a esta ponzoña. Y tú- me dijo- no vuelvas más por casa. No me importa dónde vayas, pero no te quiero ver nunca más."
" Yo perdí el conocimiento y no sé el tiempo que permanecí en aquel lugar, en el suelo, desnudo y mal herido. El frio de la noche debió despabilarme, cuando de nuevo se abrió la puerta y un aterrorizado Bob, entró portando gasas, algodones, ungüentos, qué se yo. Echó agua en una palangana y despacio, muy despacio, comenzó a lavar mis heridas con la sangre coagulada. Apenas si tenía fuerzas para quejarme. Me dolía, me escocía cada vez que pasaba la gasa por encima de mi piel. Puso unas sábanas encima del colchón mugriento, me dio agua y me dejó tumbado boca abajo, tapándome con una ligera manta. Me había dado un fuerte calmante y poco a poco, volví a quedar dormido o inconsciente, no lo sé exactamente."
"No sé los días que permanecí allí. Bob y mi hermano me llevaban la comida, y en cuanto estuve mejor, recogí mi ropa. Bob me había llevado algo de dinero. A partir de ese momento debía buscarme la vida como mejor supiera."
" Tomé la carretera adelante. Cuando me cansaba me sentaba en la cuneta esperando que algún coche pasara y me acercara hasta... no sabía dónde. Me daba igual. Algunos días sentía que la fiebre me atacaba, pero no tenía ni una triste aspirina que tomar. Cuando recuperé las fuerzas, me ofrecía para trabajar en las granjas haciendo lo que fuera por un plato de comida ó unos chelines. Lo suficiente como para comer aunque fuera un bocadillo"
" No sé el tiempo que me tomó llegar hasta Londres y allí conseguí trabajo en una barcaza transportando basura por el rio . Notaba que me daba fiebre casi todos los días y eso ya no era normal. Acudí a un ambulatorio, y allí una enfermera al quitarme la camisa, se quedó de piedra al ver la escabechina que tenía en la espalda. Uno de los fustazos, o dos, no sé, se habían infectado. Me curaron y durante dos días me dejaron ingresado. La enfermera que me atendió, parecida a Regina, me trató con tal cariño que me emocionaba. Durante esos días me acordaba de mi madre y lloraba por las noches como una criatura pequeña."
" Al sentir el cariño, la paciencia, con que aquella mujer trataba a los enfermos, fue lo que me hizo pensar en estudiar medicina. Pero no sería un médico sin más, sería el mejor cirujano. Trabajé de albañil, de basurero, de todo lo que me saliera... De ese modo pude estudiar, primero nocturno y después conseguir una beca para una universidad estatal."
" Escribía a mi hermano para saber cómo estaban las cosas. Me dolía mi padre, no por el castigo, sino por la arpía que había convertido en su mujer. Por Sean supe que la repudió y pidió el divorcio, concedido por una fuerte suma de dinero. Desapareció para siempre de nuestras vidas, nunca volvimos a saber de ella. Un día llamé por teléfono a casa y Sean me dijo que papá estaba muy enfermo. Había sufrido un ictus, y no se recuperaba. Pedí a Sean que me mandara algo de dinero, ya que a mi no me llegaba nada más que para pagar la habitación que tenía alquilada y comer algún bocadillo. Me lo envió al apartado de correos que le indiqué y volví a casa para ver a mi padre pensando que iba a morir. Sean me recibió abrazándome y llorando a un tiempo. Al verme Bob se emocionó, contento al verme recuperado. Mi padre permanecía en cama y un fisio iba todos los días a tratar de recuperar el movimiento de la parte de su cuerpo que se había visto afectada por el ictus. Entré despacio en la habitación, pero él me oyó entrar y giró la cabeza. Al verme rompió a llorar como un niño pidiéndome perdón repetidas veces. Me sentía emocionado, abrumado y aliviado al comprobar que no había perdido a mi familia. Permanecí en casa un par de días. Debía estudiar ya que tenía los exámenes cerca."
- ¿ Qué estudias ?- me preguntó con su voz vacilante y entrecortada.
- Quiero ser médico. Cirujano, papá, seré cirujano. Haré que te sientas orgulloso de mi
- Hijo mío, ya lo estoy, ya lo estoy. Sean me contó la verdad, pero no sabíamos dónde estabas y el no poder pedirte perdón me consumía. ¿ Cómo te las arreglas?
- Bueno trabajo aquí y allá. Estudio por las noches en una universidad a distancia. Tardaré más en sacar la carrera, pero la sacaré"
" Mi padre me obligó a dejar Londres, a vivir nuevamente en casa y me pagó la mejor universidad de Inglaterra. Yo me esforzaba al máximo y saqué la carrera, y fui cirujano... el resto ya lo sabes. En vacaciones viajaba a España y bueno, echaba mis canitas al aire. Era joven, estaba sano y me gustaban las mujeres, el resto puedes suponerlo. Pero me hice una promesa: jamás me comprometería con ninguna de ellas. Saldríamos, cenaríamos, dormiríamos juntos y al día siguiente las enviaría un ramo de rosas... Asunto terminado. Terry fue la que más me duró, pero cuando ella llegó a mi vida, ya había otra carita en ella: tú. Y todos los esquemas que me había forjado, se borraron de golpe y entonces comencé a proyectar mi futuro contigo. Pero tú me rechazabas, y cuanto más lo hacías, más me interesaba por ti. Y eso es todo, mi vida. Ya me he confesado contigo, ya sabes absolutamente toda mi vida, que no ha sido todo lo fácil que creías."
- ¡ Oh mi vida!, te quiero, te quiero- dijo Lola al tiempo que rompía a llorar
- Eh, eh. Ya está, ya ha pasado todo. Y sabes ¿ qué ?, es como si me hubiera quitado una enorme losa de encima. Por suerte, a Sean no le causó ningún trauma, sólo que se hizo hombre antes de tiempo y de un modo irregular. Ahora tiene novia y están a punto de casarse. Vivirán aquí con papa, y ella es un encanto de criatura. Es como una hermana para mi. Serán felices, Sean es muy buena persona. Otra cosa que quería decirte
- ¿ Más ? mi corazón va a estallar de tantas emociones- dijo Lola
- No mi cielo. ¿ Sabes por qué tenía tanto interés en que fueras a la sexta? Me asusté mucho cuando os oí hablar. Mi madre empezó de ese modo, y aunque no supimos la verdad, creo que fue un tumor el que se la llevó
- No temas cariño, todos los años me hago una revisión, y acababa de hacérmela. Todo está bien, en perfectas condiciones. Y ahora dame un abrazo y apriétame contra tu pecho hasta perder la respiración. Pasemos página de una vez y tratemos de ser una familia feliz.
Retiró de su frente un ricito que se había escapado de su coleta. Estaba bonita, relajada, y hasta sonreía en sueños ¿ Cuáles serían en ese momento? Se rebulló a su lado apretándose más contra el cuerpo de Charles y ocultando su cara bajo la manta que les cubría. Debía sentir frio. La abrazó acercándola más a su cuerpo igual que si fuera una niña pequeña. Quería infundirla su calor. Lola abrió los ojos y acarició el pecho desnudo de él con una mueca de plena satisfacción
- Buenos días amor ¿ Y tú?
- ¡ Dios mio ! he dormido como cuando era un bebé
- Me alegro. Tenemos que levantarnos. Tenemos que viajar un poquito
- ¿ Viajar de nuevo, pero no habíamos llegado a destino?
- No cariño. Te dije que este era nuestro refugio. Donde vamos, es mi infierno
- No vayamos, no quiero que vayamos. No me importa tu vida anterior, de veras que no me importa. Ahora no. No quiero que sufras, y presiento que el lugar que sea te ha causado dolor. Ya basta. Me siento culpable por haberte arrastrado hasta aquí
- No mi vida, me has compensado con creces. Deseo, quiero, acabar con esto. Será mi liberación definitiva. De lo contrario sería algo que se interpondría entre los dos. Pero no creas, no te va a salir gratis
- ¿ Qué quieres decir?
- ¿ De verdad no lo sabes ? Necesito ese bálsamo para tener fuerzas. Es muy difícil renunciar a él, después de haberlo probado
- ¡ Charles !
- ¿ Te avergüenzas?
- Pues un poco, la verdad. No tienes nada de pudor
- ¿ Quieres que tenga pudor contigo? Muy bien
- ¿ Dónde vas ahora, qué haces?
- Corro las cortinas y echo las persianas. Tendremos la más absoluta oscuridad. Yo me guio por el tacto ¿ y tú?
- Guaperas, ja, ja, ja. Anda, anda.... que entre la luz
- No sientas tanto pudor conmigo, cielo. Voy a ser tu marido, de hecho ya somos marido y mujer, desde esta noche pasada.
Habían transcurrido dos horas, cuando de nuevo estaban en la carretera. No irían muy lejos. En algo más de media hora se encontraron frente a una mansión típicamente inglesa. Antes de llegar, Charles detuvo el coche y observaba la fachada. Durante largo rato permaneció sin hablar. Lola tampoco lo hacía. No quería cortar los pensamientos que pudiera tener en esos momentos
- Vamos. Conocerás a mi padre y quizás a mi hermano también- dijo Charles
- ¿ Vive aquí tu padre? ¿ Tienes un hermano ?
- Si. Estás empezando a conocer mi gran secreto, Dolores. Antes de entrar, dame un beso... necesito fuerzas
- Cariño, demos media vuelta. Me siento culpable por haberte obligado a que me dijeras todo. Ahora me arrepiento. No es necesario. Yo confío en ti
- No cielo. Me ha costado mucho tomar esta decisión y la voy a llevar hasta el final. Venga entremos-- Tocó el antiguo timbre, y un mayordomo de bastante edad, apareció ante ellos
- ¡ Señorito Charles, qué alegría verle por aquí!
- ¿ Qué tal Bob, cómo va todo?. Esta señorita será mi mujer en breve tiempo. Dolores, te presento a Bob, mi fiel y entrañable Bob
- Encantada de conocerle ¿ cómo está?
- Muy bien señorita... y muy contento de verles tan felices
- Lo somos Bob, lo somos. Y ahora ¿dime dónde está mi padre?, y Sean ¿ está en casa ?
- Su padre en la biblioteca, como siempre y el señorito Sean ha salido a montar. Pero no vendrá muy tarde
-Mi hermano se dedica a la cría de caballos pura sangre. Le gustarás cuando te conozca
- ¿ Cómo es que elegiste la medicina? Esto es un paraíso
- Entonces no lo era, no lo era en absoluto. Ya lo comprenderás cuando conozcas todo
La tomó de la mano y juntos se dirigieron hasta una puerta grande, de maderas nobles, muy del estilo de la casa. Lola había echado una ojeada mientras Charles saludaba a Bob, y estaba atónita de lo que veía. Miró su atuendo y de repente quería desaparecer,. No encajaba en aquel ambiente, en absoluto
- Que no te asuste lo que veas, sólo es fachada. No estés preocupada, no desentonas en absoluto
- ¿ Cómo puedes saber lo que pienso?
- Porque te conozco. Porque eres transparente, ya te lo he dicho. Anda entremos
Delante de un enorme ventanal, estaba un hombre mayor, pero no en exceso, aunque se le veía enfermizo, sentado en una silla de ruedas. A sus pies un hermoso perro le hacía compañía. Todo muy inglés.
Charles, se acercó a él lentamente. Lola se quedó rezagada, quería que ellos tuvieran su intimidad
- Papá- dijo Charles
El hombre giró la cabeza y su inexpresiva cara tuvo por un momento un rastro de alegría. Charles se agachó hasta llegar a su altura y le abrazó emocionado. El anciano temblaba y de sus ojos se escapaban algunas lágrimas. También Charles tenía los ojos brillantes
- Papá, voy a presentarte a la mujer que va a ser mi esposa. Se llama Dolores, aunque ella prefiere que la llamemos Lola, y es española
Lola se acercó solícita, emocionada. Adelantó una mano para saludarle, pero el anciano extendió sus dos brazos. Quería abrazarla. Ese gesto desarmó por completo a Lola, que de rodillas al lado de él le abrazó emocionada. El hombre con gran esfuerzo pronunció unas palabras " es muy bonita. Gracias hijo por haberla traído"
El perro a los pies del anciano, sin levantar su cabeza movía la cola en señal de complacencia. Sólo cuando la voz de Charles se dirigió a él se incorporó de su postura , acercándose
- ¿ Qué hay Rick, ya no te acuerdas de mi?- Charles acarició su cabeza y en su mano recibió el lametazo del can- Es muy viejecito. Lleva con nosotros más de quince años. Lo encontramos cuando aún mamaba de la madre. Tuvimos que criarle a biberón. Ha sido fiel en extremo.
- Señorita... Charles, ¿ desean tomar algo?- dijo Bob
- Cariño ¿ te apetece té, café o algo de comer?- dijo Charles dirigiéndose a Lola
- Por favor, un café con leche- solicitó ella
- Para mi nada. Gracias Bob
A Charles se le notaba nervioso. Sin duda el volver a su casa y ver a su padre, le producían recuerdos. El padre hablaba poco, casi nada. La conversación era llevada por Charles, que por momentos se impacientaba. Lola apenas hablaba, no sabía qué decir. Se sentía extraña en aquel ambiente, tan triste, solitario y silencioso lugar.
- ¿ Dónde está mi hermano, dónde está mi hermano?- un hombre algo más joven que Charles, entró en la habitación como un huracán. Se parecían muchísimo. Sus caras eran casi iguales: la misma expresividad. Más sonriente y alegre, parecía Sean-. Ambos hermanos se fundieron en un abrazo emocionado.
- Hacía tiempo que no venías por aquí- reprochó Sean a Charles
- Es que he tenido mucho trabajo. Pero ya estoy aquí- le respondió
- Y esta preciosidad ¿ quién es ? - Una balbuceante voz, se alzó para dar respuesta a su hijo
- Se van a casar
- ¿ Que te vas a casar, con ella ?- un Sean extrañado a penas dominaba la curiosidad que Lola le inspiraba
- Así que vamos a ser cuñados. Estupendo
Se fueron después de comer, con la promesa de que volverían antes de contraer matrimonio. De nuevo emprendió una nueva dirección
- Y ahora ¿ dónde me llevas?
- Ya lo verás. Enseguida llegamos. Está dentro de la finca-. Aparcó el coche en el arcén y ayudo a Lola a salir del vehículo. tenían que atravesar un extenso campo de brezos hasta llegar a una especie de casucha medio derruida.
Parado frente a su puerta no soltaba la mano de Lola, una mano que la presionaba hasta cortar su circulación. Ella presentía que los recuerdos se agolpaban en su cabeza. No hablaba, sólo miraba la cara de Charles. Se agarro fuertemente a su brazo con el que la quedaba libre. Quería que sintiera que estaba a su lado, y que lo que fuera lo ocurrido allí, siempre la tendría cogida de su brazo para caminar juntos. Le quiso más que nunca. Debía de amarla en extremo para pasar por aquello que tanto daño le hacía. La condujo hasta la casa y entraron juntos. La soltó de la mano y la tomó por la cintura. Necesitaba sentirla a su lado, que su cuerpo estuviera lo más cerca posible del suyo.
Debía de haber sido una caseta de aperos. Todavía quedaban restos de utensilios oxidados por el paso del tiempo. En un rincón de la caseta, en el suelo, había un colchón, viejo, sucio. Lola pensó que sería de algún vagabundo que se resguardaba del frio en aquel lugar. En ese preciso momento, Charles dirigió su mirada al mismo colchón, que hasta entonces había ignorado. Sus palabras resonaron en principio huecas, como sin alma. Después poco a poco, la emoción le iba ganando, y en algunos párrafos tenía que interrumpir su relato para tragar saliva y poder continuar
-" Sean tenía catorce años y yo dieciséis, cuando mi madre murió. Cuando dio a luz de mi hermano, le quedaron algunas secuelas, diabetes, quizá, de las que nunca se curó. . A medida que los años pasaban, su salud se quebrantaba más. Mi padre la llevó a los mejores especialistas, pero nunca supieron qué le ocurría, , al menos es lo que nos dijo mi padre a Sean y a mi, cuando murió. Mi padre la adoraba y se volvió medio loco cuando ella se fue. Nos metió en un colegio internos, pues él se veía incapaz de podernos criar. Estuvimos en el colegio tres años. Durante ese tiempo conoció a una mujer, Gladys, que le engatusó para mitigar su soledad. Tanto le engatusó, que se casó con ella. Nosotros lamentamos que tan pronto hubiese olvidado a mi madre, pero él nos decía ; "nunca podré olvidar a vuestra madre, pero tengo que ocuparme de vosotros. Os necesito a mi lado y no en un colegio en el que sólo os veo unas horas a la semana. Gladys es una buena mujer, y también está sola. Hemos decidido unir nuestras vidas y volver a ser una familia como lo éramos antes".-. Y se casaron y volvimos a vivir en nuestra casa.
Conocimos a Gladys el día que llegamos de regreso. A ninguno de nosotros nos gustó. Era una rubia de bote, más joven que mi padre y con ansias de dinero. Claro que eso lo supimos después. Desde el primer día sentía una inclinación especial por Sean. Era un crio alegre, simpático y guapo. Yo no terminaba de fiarme de ella y estaba siempre alerta a cualquier movimiento que hiciese. Durante el primer año, todo fue dijéramos que bien... Fue a partir de la Navidad del primer año de casados , cuando una noche, una gélida noche, Sean se levantó
-¿ Dónde vas ? hace frio-le dije
-Calla, sigue durmiendo. Voy a la cocina a beber agua
- Ahí tienes una jarra, bebe de ella
- Esta caliente por la temperatura de la habitación. La quiero fría
- Ponte una bata, no te resfríes"
"Enseguida me quedé dormido, pero entre sueños oía en el jardín algunos ruidos extraños, que al estar adormilado, no supe identificar. Al despertarme a la mañana siguiente, vi que la cama de Sean estaba vacía. Me vestí y bajé a desayunar. Pregunté a Bob en dónde estaba, y él no supo contestarme. No fue la única vez que durmió fuera de su cama. Sospechaba lo que hacía. Pensé que se había enredado con alguna chica del servicio, y le sermoneé por ello. Apenas tenía diecisiete años recién cumplidos y no creía que debía empezar con juegos sexuales tan pronto y en la misma casa. Desde que mi madre murió, me sentí responsable de él. Mi padre viajaba constantemente, y a nosotros la soledad nos pesaba. Nos apoyábamos el uno al otro."
"Estaba preocupado seriamente y una mañana a su regreso de su escapada nocturna, le pedí me confesara la verdad de lo que hacía. No había manera de que hablara. Me parecía muy caballeroso por su parte me ocultara la identidad de la chica, pero nuestra discusión subía de tono por momentos y ante el temor de que mi padre se enterará, capituló. No podía creer lo que me estaba contando"
- Se trata de Gladys, pero por favor que nadie se entere- me dijo
- Pero ¿ te has vuelto loco ? es la mujer de papa´¿ Desde cuando estáis enredados?
-¿ Te acuerdas de la primera Navidad del año que se casaron?
-¿Esa noche..., esa?
-Si... Llevaba detrás de mi hacía meses. Me besaba, me toqueteaba la cabeza con la excusa de que tenía un cabello precioso. Un día me llevó hasta la cabaña y allí...
- Cállate por favor. No sigas que voy a vomitar. ¿ En qué pensabas ? eras casi un crio y ella un vejestorio, y además la mujer de nuestro padre. Sal de mi vista o te daré una paliza. ¿ Usaste al menos protección?
- No. No quería que me lo pusiera. Me besaba repetidamente, una y otra vez, y yo no sabía como evitarlo. Era algo nuevo para mi, algo agradable que nunca había sentido.
- Tienes que cortarlo, pero ya mismo. Hoy, ahora. Hablaré con ella
- No por favor, no lo hagas, me moriría de vergüenza. Me amenaza con decírselo a papa
- Descuida, no se lo dirá
- Dice que si se entera, le convencerá para que crea que la he violado
-¿ Qué tu la has violado? ¡ Qué poca vergüenza, con un menor y además hijastro. ¿ En qué manos ha caído nuestro padre?
"No sé cómo lo harían, Sean no volvió a faltar en su cama, pero yo sospechaba que seguían sus relaciones. Ella era una cualquiera y mi hermano era un inocente pardillo que había caído en sus redes, teniendo con ella su primera experiencia sexual. Un tarde, observé que Sean salió a caballo en dirección a la cabaña. Le seguí, y efectivamente allí estaban, revolcándose en ese mugriento colchón. Al entrar yo, se quedaron sorprendidos. Yo estaba lleno de furia, y sin pensarlo más, comencé a desnudarme hasta quedar en cueros totalmente. Los ojos de Gladys brillaban de deseo y los de Sean estaban aterrorizados."
Charles, hizo una pausa. Se pasó la mano por la cabeza como para borrar aquellos recuerdos que le asqueaban. Lola le escuchaba sobrecogida, pero ni siquiera pestañeaba para no romper el clima que se había creado. El rostro de él era de un color ceniciento, y sin parar, paseaba de un lado para otro.
" Me lancé sobre el cuerpo desnudo de Gladys. Sus carnes blanquecinas y fofas me daban náuseas, pero estaba dispuesto hacer lo que fuera por salvar a mi hermano. No acaricié su cuerpo, simplemente le tocaba. Apretaba sus carnes, no por deseo, sino por rabia, impotencia y repugnancia. Ella suspiraba, gemía de placer mientras clavaba sus uñas en mi espalda, mientras la penetraba una y otra vez, sin pausa ni descanso. Deseaba que aquello terminase pronto, pero el placer no llegaba hasta mi y ella me decía:" sigue, sigue, más, más". Aún no me explico como pude eyacular dentro de ella; era asco lo que sentía, y mis manos se aferraban a su cuerpo para no estrangular a aquella vulgar zorra, que había entrado en mi familia, violando a un adolescente. Cuando terminamos, quiso repetir. Y yo con ganas de vomitar cumplí sus deseos. Creía que así dejaría en paz a mi hermano y se engancharía conmigo. Yo tenía más control sobre mi cuerpo, y además me repugnaba. Cuando llegamos a casa, estuve casi una hora restregándome el cuerpo en la ducha para quitarme el olor de ella, a perfume . barato. Ella no había sido la violada, era yo el agredido. Estaba dispuesto a seguir con el juego hasta que Sean se desenganchara de esa mujer, durara lo que durara.
Las relaciones íntimas con mi padre no debían ser buenas, y algo debió sospechar, porque una noche que estábamos haciéndolo. Se abrió de golpe la puerta y en el umbral a contraluz, se dibujó la silueta de mi padre con una fusta en la mano." -. Al llegar a este punto, Charles echó la cabeza hacia atrás y tragó saliva
" Sin esperar a más, sobre mi cuerpo desnudo, descargó toda la rabia y repugnancia que le producía aquella escena. Una y otra vez recibía los golpes en la espalda , en las nalgas, en donde me pillara. Yo no me movía, no me quejaba, a pesar de que sufría un dolor insoportable. Debajo de mi, ella permanecía asustada, sin pronunciar palabra. Mi hermano llegó cuando me estaba azotando, y fue él quién detuvo su brazo para que no descargara sobre mí, tantos golpes. Lloraba a pesar de sus diecisiete años " no le pegues más, no le pegues más. Es inocente, lo ha hecho por mi", repetía una y otra vez, pero mi padre no escuchaba. Tenía los ojos inyectados en sangre. A patadas y empujones quitó mi cuerpo ensangrentado y dolorido de encima de su mujer. Entonces antes de perder el conocimiento, la escuché decir : soy inocente, ha sido él, me ha violado. Mentira, mentira, gritaba mi hermano, pero mi padre no escuchaba cogió la ropa de ella y secamente la ordenó:" vístete y vamonos de aquí." Prenderé fuego a esta ponzoña. Y tú- me dijo- no vuelvas más por casa. No me importa dónde vayas, pero no te quiero ver nunca más."
" Yo perdí el conocimiento y no sé el tiempo que permanecí en aquel lugar, en el suelo, desnudo y mal herido. El frio de la noche debió despabilarme, cuando de nuevo se abrió la puerta y un aterrorizado Bob, entró portando gasas, algodones, ungüentos, qué se yo. Echó agua en una palangana y despacio, muy despacio, comenzó a lavar mis heridas con la sangre coagulada. Apenas si tenía fuerzas para quejarme. Me dolía, me escocía cada vez que pasaba la gasa por encima de mi piel. Puso unas sábanas encima del colchón mugriento, me dio agua y me dejó tumbado boca abajo, tapándome con una ligera manta. Me había dado un fuerte calmante y poco a poco, volví a quedar dormido o inconsciente, no lo sé exactamente."
"No sé los días que permanecí allí. Bob y mi hermano me llevaban la comida, y en cuanto estuve mejor, recogí mi ropa. Bob me había llevado algo de dinero. A partir de ese momento debía buscarme la vida como mejor supiera."
" Tomé la carretera adelante. Cuando me cansaba me sentaba en la cuneta esperando que algún coche pasara y me acercara hasta... no sabía dónde. Me daba igual. Algunos días sentía que la fiebre me atacaba, pero no tenía ni una triste aspirina que tomar. Cuando recuperé las fuerzas, me ofrecía para trabajar en las granjas haciendo lo que fuera por un plato de comida ó unos chelines. Lo suficiente como para comer aunque fuera un bocadillo"
" No sé el tiempo que me tomó llegar hasta Londres y allí conseguí trabajo en una barcaza transportando basura por el rio . Notaba que me daba fiebre casi todos los días y eso ya no era normal. Acudí a un ambulatorio, y allí una enfermera al quitarme la camisa, se quedó de piedra al ver la escabechina que tenía en la espalda. Uno de los fustazos, o dos, no sé, se habían infectado. Me curaron y durante dos días me dejaron ingresado. La enfermera que me atendió, parecida a Regina, me trató con tal cariño que me emocionaba. Durante esos días me acordaba de mi madre y lloraba por las noches como una criatura pequeña."
" Al sentir el cariño, la paciencia, con que aquella mujer trataba a los enfermos, fue lo que me hizo pensar en estudiar medicina. Pero no sería un médico sin más, sería el mejor cirujano. Trabajé de albañil, de basurero, de todo lo que me saliera... De ese modo pude estudiar, primero nocturno y después conseguir una beca para una universidad estatal."
" Escribía a mi hermano para saber cómo estaban las cosas. Me dolía mi padre, no por el castigo, sino por la arpía que había convertido en su mujer. Por Sean supe que la repudió y pidió el divorcio, concedido por una fuerte suma de dinero. Desapareció para siempre de nuestras vidas, nunca volvimos a saber de ella. Un día llamé por teléfono a casa y Sean me dijo que papá estaba muy enfermo. Había sufrido un ictus, y no se recuperaba. Pedí a Sean que me mandara algo de dinero, ya que a mi no me llegaba nada más que para pagar la habitación que tenía alquilada y comer algún bocadillo. Me lo envió al apartado de correos que le indiqué y volví a casa para ver a mi padre pensando que iba a morir. Sean me recibió abrazándome y llorando a un tiempo. Al verme Bob se emocionó, contento al verme recuperado. Mi padre permanecía en cama y un fisio iba todos los días a tratar de recuperar el movimiento de la parte de su cuerpo que se había visto afectada por el ictus. Entré despacio en la habitación, pero él me oyó entrar y giró la cabeza. Al verme rompió a llorar como un niño pidiéndome perdón repetidas veces. Me sentía emocionado, abrumado y aliviado al comprobar que no había perdido a mi familia. Permanecí en casa un par de días. Debía estudiar ya que tenía los exámenes cerca."
- ¿ Qué estudias ?- me preguntó con su voz vacilante y entrecortada.
- Quiero ser médico. Cirujano, papá, seré cirujano. Haré que te sientas orgulloso de mi
- Hijo mío, ya lo estoy, ya lo estoy. Sean me contó la verdad, pero no sabíamos dónde estabas y el no poder pedirte perdón me consumía. ¿ Cómo te las arreglas?
- Bueno trabajo aquí y allá. Estudio por las noches en una universidad a distancia. Tardaré más en sacar la carrera, pero la sacaré"
" Mi padre me obligó a dejar Londres, a vivir nuevamente en casa y me pagó la mejor universidad de Inglaterra. Yo me esforzaba al máximo y saqué la carrera, y fui cirujano... el resto ya lo sabes. En vacaciones viajaba a España y bueno, echaba mis canitas al aire. Era joven, estaba sano y me gustaban las mujeres, el resto puedes suponerlo. Pero me hice una promesa: jamás me comprometería con ninguna de ellas. Saldríamos, cenaríamos, dormiríamos juntos y al día siguiente las enviaría un ramo de rosas... Asunto terminado. Terry fue la que más me duró, pero cuando ella llegó a mi vida, ya había otra carita en ella: tú. Y todos los esquemas que me había forjado, se borraron de golpe y entonces comencé a proyectar mi futuro contigo. Pero tú me rechazabas, y cuanto más lo hacías, más me interesaba por ti. Y eso es todo, mi vida. Ya me he confesado contigo, ya sabes absolutamente toda mi vida, que no ha sido todo lo fácil que creías."
- ¡ Oh mi vida!, te quiero, te quiero- dijo Lola al tiempo que rompía a llorar
- Eh, eh. Ya está, ya ha pasado todo. Y sabes ¿ qué ?, es como si me hubiera quitado una enorme losa de encima. Por suerte, a Sean no le causó ningún trauma, sólo que se hizo hombre antes de tiempo y de un modo irregular. Ahora tiene novia y están a punto de casarse. Vivirán aquí con papa, y ella es un encanto de criatura. Es como una hermana para mi. Serán felices, Sean es muy buena persona. Otra cosa que quería decirte
- ¿ Más ? mi corazón va a estallar de tantas emociones- dijo Lola
- No mi cielo. ¿ Sabes por qué tenía tanto interés en que fueras a la sexta? Me asusté mucho cuando os oí hablar. Mi madre empezó de ese modo, y aunque no supimos la verdad, creo que fue un tumor el que se la llevó
- No temas cariño, todos los años me hago una revisión, y acababa de hacérmela. Todo está bien, en perfectas condiciones. Y ahora dame un abrazo y apriétame contra tu pecho hasta perder la respiración. Pasemos página de una vez y tratemos de ser una familia feliz.
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