lunes, 8 de febrero de 2016

Nadir hablará de mi cuando ya no esté - Capítulo 4 - Algo de libertad

Y los meses transcurrieron, y el final del curso había llegado.  Los padres de Adela habían viajado hasta Escocia, para asistir a la fiesta de vacaciones que el internado había organizado. Las notas de las chicas habían mejorado notablemente, pero ellas no estaban contentas, muy al contrario, les invadía la melancolía por tener que separarse.  Clara regresaría a casa con su familia y Adela haría lo propio.

Al recoger sus enseres, Adela sacó su diario y se puso a ver las hojas escritas a lo largo de los días. No contenía nada especial.  Solamente había una frase " Hoy tampoco".  Así hasta el día de la fecha.  Estaba algo desmoralizada.  Le costaba abandonar el colegio ¡ quién lo hubiera dicho !, con la reticencia que tenía cuando la matricularon en él.  Pero eran otros motivos los que le hacían estar pesarosa por la marcha:  no le había vuelto a ver ...    no le había olvidado.

Clara la observaba conocedora de lo que pasaba por su mente.  Se sentó a su lado, en la cama, y pasando un brazo por los hombros de Adela,   apoyo su cabeza en la de la chica, para infundirle el cariñó que sentía



- Adela, hija... no sé qué decirte. Siento tanto lo que te pasa...  Supongo que nos veremos en Madrid. Tienes que esforzarte por olvidarle. No puedes estar así siempre
- Lo sé, lo sé, pero no puedo evitarlo.  Es absurdo, y cincuenta veces me he repetido que soy tonta, pero te aseguro que no se qué hacer para sacarle de mi pensamiento.  No quiero sentirme así de mal, porque además es incomprensible lo que me ocurre, pero esto es lo que hay
- ¿ Vas a decirles algo a tus padres?
- No, ni hablar.  Encima me echarían una bronca,  por tonta.  Y no les faltaría razón.  Tengo una idea, pero no se si aceptarán
- Me da miedo pensar lo que vas hacer - dijo Clara con prevención
- Voy a pedirles regresar el año próximo.  Todavía no sé qué excusa poner, pero sería la única oportunidad de verle
- Pero estás loca...  Ese chico tiene una vida propia, y seguro que ni se acuerda de ti. Quizá tenga novia... eso si no está casado.
- Vale, Clara.  No me des tantos ánimos
- Es que es cierto. Tienes que olvidarle, es lo que tienes que hacer
- Está bien. Vale ya de tanto royo- la contestó airadamente
- No te enfades conmigo. Sólo te estoy dando un consejo ¿ vale ?
- Perdona, es que todo esto me tiene desquiciada
- Ya lo he notado. Anda termina de recoger

 Lo tenía todo listo, y después de la fiesta de despedida, se alojaría con sus padres en el hotel en el que siempre paraban cuando iban a visitarla al internado, y regresarían a España dos días después.

Y con estas perspectivas, la familia Montoro abandonaba Escocia rumbo a Madrid.  Durante el verano, las amigas se vieron con frecuencia hasta que cada una, con sus familias, tomaron rumbo a las vacaciones estivales.  Se reunieron una tarde para despedirse antes de partir.

- ¿ Has hablado a tus padres de tu problema?
- Aún no.  La verdad es que no se cómo abordar el tema
- ¿ Te encuentras mejor?
- No. Sigo pensando lo mismo. Pero no creo que tenga problema y ellos lo aprobarán, aunque claro, no les diré los motivos que tengo.  Sino simplemente que deseo estudiar allí. Cuando haya llegado a Inverness, si lo consigo, veré qué hacer.

Aunque a sus padres les extrañó la decisión de su hija, y de la añoranza que les producía separarse de ella, aceptaron, porque creían que era una buena y responsable decisión.  A Adela le dolía no ser sincera con ellos y ocultar el verdadero motivo de su insistencia.  Lo único que lamentaba es no contar con  Clara.  La echaría de menos, su compañía, sus sermones y sus consejos, pero no podía hacer nada: sería decisión de ella y de su familia.



Y pasó el verano y a primeros de Septiembre, nuevamente Adela entró por la puerta del internado resuelta a llevar  a buen término el plan que minuciosamente se había trazado, no sin los inconvenientes lógicos de su descabellada idea.  Pero había tomado la decisión de encontrar a Aleck o de olvidarle para siempre, aunque ésto último fuera duro de conseguir.  No sabía cómo podría ingeniárselas para tener más libertad y realizar las pesquisas que había ideado, pero eso ya lo iría viendo sobre la marcha.

- El primer paso ya lo he dado.  He conseguido regresar a Escocia.  Tengo que pensar detenidamente, los siguientes a seguir, Y no van a ser fáciles, con esta rigidez. Bueno ya veré cómo me las arreglo.

Pero no se las pudo arreglar.  La disciplina del internado seguía siendo la misma: la rigidez.  No sabía cómo podría llevar a cabo sus planes. El protocolo era el mismo. Las mismas excursiones, a distintos lugares, pero bajo la férrea mirada de la monja de turno.  Nada estaba saliendo como había pensado.  Así se lo contaba a Clara en una de sus cartas

- Para esto no merecía la pena haber mentido a mis padres.  No estoy consiguiendo nada-.  Al cabo de unos días, Adela recibió la respuesta de su amiga

-Mi querida Adela ¡ Estás loca ! ¿ Cómo puedes insistir en lo mismo? Habla con tus padres, cuéntales la verdad.  Seguro que ellos te dan alguna solución.  Dependes de ellos hasta tu mayoría de edad.

- ¡ Claro, mi mayoría de edad !  Y será en apenas  un mes. Les diré que deseo trabajar en algo y de este modo tendría más libertad para realizar mis pesquisas.  Pero ...  no va a gustarles que abandone el internado.

No obstante, no desechó la idea, muy al contrario, la fue puliendo para presentarla ante sus padres y sería el día de su cumpleaños, cuando ellos llegasen para pasarlo con ella.  Como es lógico la extrañeza les  dejó petrificados , que no comprendían en absoluto la decisión de su hija, aunque al señor Montoro no le pareció una idea tan descabellada.  Eso haría más responsable a Adela.   A pesar de que había madurado mucho y ya  a no era la niña caprichosa de hacía un año.  Eugenia no estaba contenta y así se lo hizo notar al padre y a la hija.




Los padres hablaron con la superiora y ésta les aconsejó que al menos terminara el curso y a cambio la darían los fines de semana de plena libertad para que buscase trabajo en la ciudad.  Estaba impaciente porque el tiempo pasara veloz, pero se conformó. La alojaron en régimen externo, con lo que debía ir a dormir al internado, pero no la importó,  porque a cambio tendría el sábado y el domingo para investigar.

- Al menos tengo  dos días para mi... ¡libres!.- se dijo

Y en ese fin de semana puso en práctica su plan.  Podría fácilmente ser intérprete de español para los cientos de turistas que cada año viajaban hasta Inverness.  Dejó el curriculum en varias agencias y en las recepciones de algunos hoteles.  Y comenzó por en  el que se hospedaban sus padres, que al ser clientes asiduos, tenia muchas posibilidades de conseguirlo.

La tarea estaba resultando más dificultosa de lo previsto.  Había vivido el cuento de la lechera, y la realidad era muy distinta.  Hasta que un fin de semana, mientras pasaba frente al hotel en el que pernoctaban sus padres, le vio entrar.  Con toda la decisión que le daba su aventura, entró tras él con la excusa de comprobar si habían estudiado su solicitud



- ¡ Aleck, vaya sorpresa ! ¿ Qué haces por aquí ?
- Perdona ¿ te conozco ? - respondió él
- Claro, aunque hace tiempo y fue una cosa tan inusitada, que entiendo no me recuerdes. Lago Nessy, una boda, unas chicas de excursión, un empujón, y... voilá
- ¡ Ya me acuerdo ! Estás muy cambiada. Eras más... más ... no se cómo decirte... Pequeña, eso es , eras más infantil
- Ja, ja, ja.  Si era una cría ..., pero ya no
- Ya, ya lo veo. Oye,  te invito a un café
- Acepto encantada.  ¿ Sabes ? me he acordado de aquel día muchas veces- " de ti es de quién me he acordado"- Fuiste muy amable y simpático
- Entremos en el comedor- y la condujo al comedor del hotel
-¿ Vienes por aquí con frecuencia? veo que tienes mucha confianza con el conserje
- ¡ Claro ! Este hotel pertenece a mi familia, y vengo de vez en cuando para comprobar que todo está en orden.  Y tú ¿ qué haces por aquí?
- Estoy terminando los estudios y quiero quedarme  a vivir , pero para eso tengo que encontrar un trabajo. Dejé mi solicitud hace unos días y vine hoy a ver si lo han tenido en consideración
- ¿ En qué quieres trabajar?
- Mi idea es de intérprete de español.  Hay muchos turistas españoles y no siempre se entienden con vosotros
- Me parece bien tu idea. Veré qué puedo hacer.- dijo esto último mirando más detenidamente el rostro de la chica que sonreía feliz, aunque estaba muy lejos de imaginar el porqué de la sonrisa que iluminaba su rostro.



- Déjame hacer una llamada, a ver si tienes suerte y lo consigues- dijo Aleck levantándose de su asiento y dirigiéndose a un rincón
- ¿ Con quién hablará?- pensó Adela

Aleck volvió a los pocos instantes con una amplia sonrisa en su rostro

- Hecho. Eres intérprete en el hotel. Tendrás que ir con los grupos de excursionistas y estar en Recepción, cuando no tengas viajes. Cuando nos tomemos el café haremos el contrato y fijaremos el salario, horarios, ... en fin... lo haremos oficialmente.  Perdona voy un momento a dar orden de que preparen el papeleo.  Ahora vuelvo



Y con paso ligero, Aleck se dirigió a la entrada del hotel y abrió una puerta en la que había un cartel en el que se podía leer " Private ".  No podía creérselo, todo había sido ¡ tan fácil !...


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