En ese fin de semana sería probable que James estuviera presente en la reunión de primos, tal y como había anunciado Edwin. Comenzó a hacer memoria si en las fotografías aparecía ella, y se dió cuenta de que no, porque ella fue quién las hizo, y respiró tranquila. A estas horas, seguro que no se acordaría , y si así lo hubiera hecho en cualquier momento, seguro que tendría cosas más importantes de las que ocuparse como para pensar en la chica turista que acogió en su casa y remota, muy remota pariente suya. Le imaginaba casado y posiblemente con algún hijo en camino, ya que la propuesta del clan, así era. Mejor dejar las cosas como están, y de lo que estaba segura es que tardaría mucho tiempo en volver a Escocia, si es que alguna vez lo hacía, y elegiría una dirección totalmente opuesta a las Highlands.
Y así transcurrió la semana, sin noticias de Edwin y por tanto la curiosidad por conocer el resultado de la reunión, hacía que aumentase su interés por saber cómo fue todo. No tenía planes para salir. Seguía lloviendo y no le apetecía ir con sus amigas, ni meterse en un cine. Se levantaría tarde y después vegetaría todo el día tumbada en un sillón leyendo, y quizá poniendo a limpio los apuntes que había sacado de su paso por los territorios recorridos por Lua. Era un tema bonito, una bella historia de amor para escribir una novela, pero le faltaban datos. Al final de la tarde, conectó el ordenador, revisó su correo y vio que tenía un aviso de Edwin en el que decía que conectase. Justo lo que hacía en ese momento. No habían pasado ni cinco minutos, cuando el aviso de Skype le anunciaba una conexión.
- ¡ Hola Edwin ! Ya estoy conectada.
Mientras esperaba que él entrase, fue a la cocina a prepararse un café y cuando regresó, se encontró con algo que no esperaba. Ante la pantalla estaba James, en lugar de Edwin. El , al verla, parpadeó un par de veces y por fin se decidió a hablar
- ¡ Vaya, si es el familiar de Lua !
-¡ James !... Yo esperaba a Edwin ¿ Qué haces ahí ?
- Pues mira algo muy sencillo. No soy muy amigo de estos inventos diábolicos, pero mi primo nos habló el otro día de las ventajas que tiene hablar con alguien que está distante y pensé que sería una buena fórmula para tratar de contactar contigo. Me di de alta en Skype y aquí estoy
-Pues ¡ qué bien !
- No parece que te hayas alegrado de verme
- Noo, si, si... Es que me he quedado algo sorprendida. ¿ Cómo te va todo ?
- Pues qué quieres que te diga... regular. Me va regular.
- No se ha aclarado tu situación por lo que veo
- Sólo tengo tregua de un año, así que...Hay dos opciones: casarme con la persona que amo si ella me acepta, o mandarlo todo a paseo y hacer mi vida. Estoy un poco cansado de que otros hagan y deshagan a su antojo sobre mi vida. Mi madre me fuerza a que me case, pero yo no quiero a la persona que han elegido.
- Ya veo. No puedo darte ningún consejo. Estoy fuera de todas vuestras costumbres. No las conozco
- Lo sé, lo sé. Te marchaste de allí como alma que lleva el diablo
- No es eso. Es que allí no pintaba nada. Todos me miraban diciéndome sin palabras lo que yo misma me repetía
- Dentro de unos días viajaré a España. Edwin ha venido encantado. Deseo verte, así que dame tu dirección
Marian se quedó sin saber qué decir, sencillamente no esperaba volver a verle, pero con el anuncio de esa visita se reabrían heridas que quería cerrar a toda costa. ¡Su madre vivía!. Nunca lo había mencionado y por lo que parecía ella tenía mucho interés en que conservara su señorío en el clan. Le pareció una idea egoísta el sacrificar la felicidad de su hijo, por conservar unas costumbres en desuso en estos tiempos. Tenía que reconocer que ese modo de vida estaba a años luz del suyo . El insistió en que le diera la dirección, cosa que no tuvo más remedio que hacer, pero en justa correspondencia con su hospitalidad, le ofreció el hospedaje en el hostal de su familia. James aceptó enseguida.
- ¡ Espléndido, así conoceré a tu familia y les pediré tu mano. Porque sí, la mujer que amo eres tú. Contigo es que quiero formar mi familia. No te lo pude pedir en persona. Te fuiste sin dejar tu dirección. Todo lo que dejaste es algo de ropa y tu máquina de fotos. Si no te hubieras marchado tan precipitadamente, esa misma noche te hubiera presentado al clan y ahora quién sabe si ya estaríamos casados.
- Debes haber perdido el juicio. ¿Me has preguntado si me apetece casarme contigo ? Que yo recuerde tuvimos nuestros más y nuestros menos
- Pero eso fue el primer día. Después me hechizaste. En esa familia tuya debéis tener algun hechizo para conquistar a los hombres de la mía- Y se echó a reír.
Aunque la imagen, a veces, estuviera distorsionada, James no dejaba de mirarla y ella a él ¿ Cómo podía ser posible ? ¿ De verdad le estaba pidiendo en matrimonio ? Y ella necesitó poco para aceptar, porque era lo que había estado deseando desde que regreso y se moría de nostalgia por su recuerdo ¿cómo iba a decirle ahora que no ?
- Si, de acuerdo. Nos casaremos
-¿ Me lo estás diciendo en serio ?
-Nunca he estado más segura de nada como lo estoy de ésto. Si no hubieras sido tan huraño conmigo, te hubieras dado cuenta de que estaba loquita por tus huesos.
Y siguieron hablando un buen rato más, diciéndose en qué momento ocurrió el milagro en el que ambos se fijaran el uno en el otro. En que el amor brotara entre ellos sin darse cuenta. En qué momento las dudas que tuvieran cada uno, se disiparon y supieron a ciencia cierta que habían nacido para estar juntos. Y que unirían sus vidas a pesar de todo los inconveniente que pudieran surgir, y que estando juntos sabrían resolver. James estaría con ella en unos diez días,en que se volverían a ver, pero ahora de diferente forma: estaban prometidos,se habían prometido por Skype, mirándose a los ojos a través de la pantalla de un ordenador
Y llegó el tan ansiado día de la llegada a España. Marian le esperaba en el aeropuerto, y ambos jóvenes, al verse, se fundieron en un abrazo. Y por primera vez, Marian, sintió los labios de él sobre los de ella. Se miraban sin decir nada, embargados por la emoción. La última vez que se vieron habían discutido y ella se había marchado por sentirse como una intrusa en un ambiente que no era el suyo, pero que al casarse, si lo sería, y como su esposa tendría que aceptar sus costumbres. En una palabra dejar de ser una chica gallega, para convertirse en escocesa
Pero todo eso eran pruebas que superarían. Estarían juntos, es lo que importaba. Su única preocupación sería al conocer a su madre, y a su regreso, ser la señora de James, Alexander,Kendrick Mac Donald. Ella descendiente de Lua, que a su vez lo era de Breogán. ¿ Por qué repasaba mentalmente su linaje? ¿ Se sentía en inferioridad de condiciones? No la importaba, siempre que a Jimmy no le importase.
Y apartó sus pensamientos y correspondió al beso y al abrazo de él, a pesar de que todo el mundo les mirase sorprendidos de la efusividad de los jóvenes. Estaban en un aeropuerto, y escenas como esas eran frecuentes, por lo tanto no le importó en absoluto que su novio se mostrase así de cariñoso, porque era lo que sentían al estar juntos, y esta vez para siempre.
Y así transcurrió la semana, sin noticias de Edwin y por tanto la curiosidad por conocer el resultado de la reunión, hacía que aumentase su interés por saber cómo fue todo. No tenía planes para salir. Seguía lloviendo y no le apetecía ir con sus amigas, ni meterse en un cine. Se levantaría tarde y después vegetaría todo el día tumbada en un sillón leyendo, y quizá poniendo a limpio los apuntes que había sacado de su paso por los territorios recorridos por Lua. Era un tema bonito, una bella historia de amor para escribir una novela, pero le faltaban datos. Al final de la tarde, conectó el ordenador, revisó su correo y vio que tenía un aviso de Edwin en el que decía que conectase. Justo lo que hacía en ese momento. No habían pasado ni cinco minutos, cuando el aviso de Skype le anunciaba una conexión.
- ¡ Hola Edwin ! Ya estoy conectada.
Mientras esperaba que él entrase, fue a la cocina a prepararse un café y cuando regresó, se encontró con algo que no esperaba. Ante la pantalla estaba James, en lugar de Edwin. El , al verla, parpadeó un par de veces y por fin se decidió a hablar
- ¡ Vaya, si es el familiar de Lua !
-¡ James !... Yo esperaba a Edwin ¿ Qué haces ahí ?
- Pues mira algo muy sencillo. No soy muy amigo de estos inventos diábolicos, pero mi primo nos habló el otro día de las ventajas que tiene hablar con alguien que está distante y pensé que sería una buena fórmula para tratar de contactar contigo. Me di de alta en Skype y aquí estoy
-Pues ¡ qué bien !
- No parece que te hayas alegrado de verme
- Noo, si, si... Es que me he quedado algo sorprendida. ¿ Cómo te va todo ?
- Pues qué quieres que te diga... regular. Me va regular.
- No se ha aclarado tu situación por lo que veo
- Sólo tengo tregua de un año, así que...Hay dos opciones: casarme con la persona que amo si ella me acepta, o mandarlo todo a paseo y hacer mi vida. Estoy un poco cansado de que otros hagan y deshagan a su antojo sobre mi vida. Mi madre me fuerza a que me case, pero yo no quiero a la persona que han elegido.
- Ya veo. No puedo darte ningún consejo. Estoy fuera de todas vuestras costumbres. No las conozco
- Lo sé, lo sé. Te marchaste de allí como alma que lleva el diablo
- No es eso. Es que allí no pintaba nada. Todos me miraban diciéndome sin palabras lo que yo misma me repetía
- Dentro de unos días viajaré a España. Edwin ha venido encantado. Deseo verte, así que dame tu dirección
Marian se quedó sin saber qué decir, sencillamente no esperaba volver a verle, pero con el anuncio de esa visita se reabrían heridas que quería cerrar a toda costa. ¡Su madre vivía!. Nunca lo había mencionado y por lo que parecía ella tenía mucho interés en que conservara su señorío en el clan. Le pareció una idea egoísta el sacrificar la felicidad de su hijo, por conservar unas costumbres en desuso en estos tiempos. Tenía que reconocer que ese modo de vida estaba a años luz del suyo . El insistió en que le diera la dirección, cosa que no tuvo más remedio que hacer, pero en justa correspondencia con su hospitalidad, le ofreció el hospedaje en el hostal de su familia. James aceptó enseguida.
- ¡ Espléndido, así conoceré a tu familia y les pediré tu mano. Porque sí, la mujer que amo eres tú. Contigo es que quiero formar mi familia. No te lo pude pedir en persona. Te fuiste sin dejar tu dirección. Todo lo que dejaste es algo de ropa y tu máquina de fotos. Si no te hubieras marchado tan precipitadamente, esa misma noche te hubiera presentado al clan y ahora quién sabe si ya estaríamos casados.
- Debes haber perdido el juicio. ¿Me has preguntado si me apetece casarme contigo ? Que yo recuerde tuvimos nuestros más y nuestros menos
- Pero eso fue el primer día. Después me hechizaste. En esa familia tuya debéis tener algun hechizo para conquistar a los hombres de la mía- Y se echó a reír.
Aunque la imagen, a veces, estuviera distorsionada, James no dejaba de mirarla y ella a él ¿ Cómo podía ser posible ? ¿ De verdad le estaba pidiendo en matrimonio ? Y ella necesitó poco para aceptar, porque era lo que había estado deseando desde que regreso y se moría de nostalgia por su recuerdo ¿cómo iba a decirle ahora que no ?
- Si, de acuerdo. Nos casaremos
-¿ Me lo estás diciendo en serio ?
-Nunca he estado más segura de nada como lo estoy de ésto. Si no hubieras sido tan huraño conmigo, te hubieras dado cuenta de que estaba loquita por tus huesos.
Y siguieron hablando un buen rato más, diciéndose en qué momento ocurrió el milagro en el que ambos se fijaran el uno en el otro. En que el amor brotara entre ellos sin darse cuenta. En qué momento las dudas que tuvieran cada uno, se disiparon y supieron a ciencia cierta que habían nacido para estar juntos. Y que unirían sus vidas a pesar de todo los inconveniente que pudieran surgir, y que estando juntos sabrían resolver. James estaría con ella en unos diez días,en que se volverían a ver, pero ahora de diferente forma: estaban prometidos,se habían prometido por Skype, mirándose a los ojos a través de la pantalla de un ordenador
Y llegó el tan ansiado día de la llegada a España. Marian le esperaba en el aeropuerto, y ambos jóvenes, al verse, se fundieron en un abrazo. Y por primera vez, Marian, sintió los labios de él sobre los de ella. Se miraban sin decir nada, embargados por la emoción. La última vez que se vieron habían discutido y ella se había marchado por sentirse como una intrusa en un ambiente que no era el suyo, pero que al casarse, si lo sería, y como su esposa tendría que aceptar sus costumbres. En una palabra dejar de ser una chica gallega, para convertirse en escocesa
Pero todo eso eran pruebas que superarían. Estarían juntos, es lo que importaba. Su única preocupación sería al conocer a su madre, y a su regreso, ser la señora de James, Alexander,Kendrick Mac Donald. Ella descendiente de Lua, que a su vez lo era de Breogán. ¿ Por qué repasaba mentalmente su linaje? ¿ Se sentía en inferioridad de condiciones? No la importaba, siempre que a Jimmy no le importase.
Y apartó sus pensamientos y correspondió al beso y al abrazo de él, a pesar de que todo el mundo les mirase sorprendidos de la efusividad de los jóvenes. Estaban en un aeropuerto, y escenas como esas eran frecuentes, por lo tanto no le importó en absoluto que su novio se mostrase así de cariñoso, porque era lo que sentían al estar juntos, y esta vez para siempre.
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