miércoles, 22 de febrero de 2017

Amor en la Red - Capítulo 2 - ¡ Viva Italia !

 Ingrid fué la primera en levantarse, el resto de las chicas aún estaban desperezándose. Comenzó a preparar los desayunos; cada una tenía una misión que debían cumplir a rajatabla para que todo funcionase perfectamente, sin problemas y con armonía. El café listo, las tostadas, la mantequilla y mermelada, sobre la mesa




- Vamos chicas, el desayuno ya está listo y, el mar nos está esperando. Aprovechemos que es temprano y podremos buscar un buen sitio cerca de la orilla.  Luego empiezan a llegar las mamas con los niños y no encontramos lugar.
- ¡ Dios mio, qué bien he dormido ! - comentó Marta
- Será porque hablaste anoche con tu chico - rió Ingrid
- No seas boba. Eso no tiene futuro, está demasiado lejos
- ¿ Pero dónde vive, en el fin del mundo?
- No. Es inglés, pero . . . sigue estando lejos
- Pero Inglaterra está a poco más de dos horas desde Madrid. Eso ya no es distancia
- Es que no vive en Londres. Vive en un pueblo pequeño. Además somos sólo amigos - dijo ésto último, mientras mordisqueaba la tostada.
- Si no estás convencida de esa relación, déjalo. Déjalo antes de que sea tarde, y no sólo por tí, sino también por él.  En fin tú sabes el grado de relación que tenéis.

Como era temprano, pudieron coger sitio muy cerca de la orilla. A su derecha estaban las hamacas alquiladas que no tardarían en llenarse de turistas de los hoteles cercanos. Con las toallas extendidas en la arena,  procedieron a cumplir con el ritual de costumbre: darse lo primero la crema protectora. Unas fueron directas al agua, otras tomaban el sol, y otra leia.  Las seis estaban felices y dispuestas a pasárselo bien. No irían a casa a almorzar; tenían una pizzería cerca y allí sería donde repusieran fuerzas .  Pensaban pasar todo el día junto al mar.




Ingrid, Marta y Susana jugaban en el agua como dos chiquillas. Echaban carreras a ver quién nadaba más.  En ello estaban,  cuando Marta con una brazada sacudió un buen golpe en la cara de alguien que estaba cerca de ella

- Lo siento, lo siento. Perdón. ¿ Le he hecho daño ?
Ma che cosa dice?
- Qué lo siento, que  lo siento mucho. Perdón ¿ me entiende?
-Si, cierto. La entiendo, pero no hace falta que me grite - dijo sonriendo el muchacho
- Lo siento - sonrió Marta - los españoles tenemos esa costumbre: cuando queremos hacernos entender, chillamos como si la otra persona estuviera sorda , por no hablar nuestro idioma.
- No se preocupe, somos muy parecidos. Y nos entendemos perfectamente. Nuestros idiomas tienen las mismas raíces, además,  yo vengo a Gandía desde hace dos años y les entiendo perfectamente. No ha ocurrido nada, pero vaya con cuidado ¿ de acuerdo ? - y el chico salió nadando  para alejarse de ella






- ¿ Qué ha pasado?, la preguntó Susana
- Que le he dado un porrazo de categoría mientras jugábamos.  ¿Te has fijado ? es un italiano muy guapo.

Salieron del agua mientras reían por la anécdota y se tumbaron en la toalla para secarse.  Contaron al resto del grupo lo que les había ocurrido y las seis rompieron a reír.

Había transcurrido media hora, más o menos, cuando la hamaca de al lado de Marta fue ocupada por su dueño, que era ni más ni menos que el chico de la anécdota.

- ¡ Vaya, esto si que es casualidad ! Con lo grande que es la playa y vengo a parar al lado de mi agresora - rió el chico - Soy Giulio y, encantado de conocerte
- Yo Marta - rió llevándose las manos a la cabeza.

El resto del grupo se miró y sonrieron cómplices de la misma idea. la enamoradiza Marta, había "ligado" con un italiano.  y no se equivocaron. Cuando abandonaron la playa Marta había quedado con Giulio para tomar una horchata después de cenar. 

- ¿ Me dejas tu ordenador ? - preguntó Ingrid a Marta - Como no vas a estar lo usaría después de cenar,  antes de dormir
-¡ Claro !, puedes usarlo
- ¿ Y si llama tu chico ?
-Chatea con él. Creo que voy a seguir tu consejo. Italia está más cerca. . .
- ¡ Pero bueno !. . . yo no quiero lios
- Preséntate y toma el relevo. Es guapo, pero te repito Italia está más cerca.

Las dos amigas rieron y el resto del grupo se les unió. Marta acudió a su cita y las chicas, después de arreglarse, salieron a la calle a pasear. No les apetecía ir a la discoteca, con lo cual cenaron unos bocadillos en la misma terraza, y durante un rato contemplaron el ir y venir de la gente por el Paseo Marítimo, hasta que decidieron regresar a casa, a acostarse.

Ingrid comenzó a leer el libro que tenía entre manos y de repente se oyó el tintineo en el ordenador que avisaba que había un correo.  Apartó la vista del libro y fue en busca del ordenador de Marta y, efectivamente el chat la decía que  Jack reclamaba su atención.  Indecisa por atender el mensaje, decidió comunicar a Jack que no era Marta la que estaba al otro lado.


- Buenas noches, Jack. Sorry, I do not speak English. I am Ingrid

Había un silencio en la respuesta y, ante la tardanza decidió que ya había dado suficiente explicación.  Sin duda al chico no le interesaba chatear con otra persona.  Pero se equivocaba

- Soy Jack y no hablo español. Menos mal que tenemos Google- y puso el emoticón de la sonrisa

A Ingrid le hizo gracia y repondió amablemente a su interlocutor, diciéndole que Marta no estaba porque había salido,,  a lo que él respondió

- No importa, hablemos nosotros ¿ Ok ?
- Ok,  no me importa en absoluto. Sólo que yo no tengo red social
- Pues date de alta en una, es muy fácil
- No tengo ni idea de cómo se hace
- Ahora te pongo la dirección de cómo hacerlo. Yo estoy en FB.
- Ja, ja, ja - rió Ingrid - Yo no creo en esas tecnologías . . .
-Yo vivo en un sitio pequeño y, si no fuera por estos aparatos me moriría de aburrimiento
- ¿ Tan pequeño es que no tienes un cine, o una discoteca, o algún sitio dónde ir ? Seguro que pubs, si tienes
- Hay un cine y una discoteca y, claro pubs, pero mi trabajo no me permite salir después de cenar nada más que una vez a la semana   los sábados
- Y si puedo saberlo ¿ qué trabajo tienes ?
- Soy médico y al estar yo solo, las guardias las tengo que hacer a diario
- ¡ Oh ! , no sabia. . . Bueno Jack, le diré a Marta que has llamado
- Oye, por curiosidad ¿ tú nombre es ese? ¿ Ingrid ?, ó es para pasar desapercibida en la red
- Te he dicho que no me gustan las redes sociales y, sí ese es mi nombre
- Supongo,  que eres española
- Exacto, lo soy
- ¿ No te llamas Carmen ó Lola, ó María ?
- ¿ Crees que no hay más nombres que esos ?, pues,  no,  me llamo Ingrid. Resulta que mi madre era una fan entusiasta de Ingrid Bergman y, cuando yo nací me puso su nombre
- ¡ Qué curioso !, me encanta.  Bueno no te entretengo más. Ahora te pongo la dirección. Espero chatear más veces. Eres muy simpática.
- Gracias Jack, no te doy palabra de seguir tus consejos, pero bueno, digamos que hasta pronto.



Ingrid divertida aguardó a cerrar el ordenador cuando Jack, como había dicho, introdujo en el chat los datos para poder abrir una cuenta en FB.  Ella se quedó mirando mientras sonreia

- Mañana hablaré con las chicas a ver qué opinan. ¡ Me hace gracia !

Apuntaban las primeras horas del día, cuando Marta llegó a casa.  Todo estaba en silencio, sin hacer ruido se desnudó y  se metió en la cama, pero Ingrid tenía el sueño ligero y se despertó. Miró el reloj de la mesilla y extrañada preguntó a su amiga

- ¡ Marta, es muy tarde !
- Yo diría que temprano - la contestó sonriendo - He pasado la noche más fenomenal en mucho tiempo
- No querrás decir que . . .
- No, tranquila, no nos hemos acostado. Simplemente hemos estado sentados en la playa charlando, y se nos ha hecho de día.  Creo que me he enamorado
- ¡ Marta,! ¿ Otra vez ?, no por favor
- Ingrid esta vez es distinto. ¿ Crees en el flechazo?
- Naturalmente que no, ya lo sabes.  Anda acuéstate y duerme ¿ Vendrás a la playa o prefieres dormir?
- Iré, por supuesto. Tenemos que volver a vernos. Hasta mañana, linda,  y perdona el haberte despertado.
- Hablé anoche con Jack- comentó Ingrid -,  y está empeñado en que abra cuenta en una red. Mañana te cuento. . . voy a seguir durmiendo-.  Y dándose la vuelta se quedó nuevamente dormida.

Marta conocía de sobra el procedimiento para darse de alta en Facebook, y a pesar de que Ingrid se hacía la remolona, entre todas,  la convencieron para que lo hiciera

- Nada te obliga. Si no te gusta, te das de baja o simplemente no te conectas, y listo - dijo Marta forofa de Facebook y Twitter.
- ¿ Qué nombre pondrás?- preguntó  Carmita
- El mio. Parece ser que es algo insólito que me llame Ingrid, en lugar de Carmen  
- ¿ Por qué dices eso ? - preguntó Agustina
- Porque le extrañó muchísimo a Jack. Por cierto él no habla español y yo no hablo inglés. Tenías que habernos visto buscando la traducción en Google - rió Ingrid



 - No  pongas ninguna fotografía mía. No quiero ser  exhibida en la Red ¿ de acuerdo ?- gruñó Ingrid

- De acuerdo, no la pondré - dijo Marta- Ya está, ahora solicita amistad, por ejemplo con él, y a chatear. Verás como al final te gusta. No pongas nunca lo que no quieras que se sepa, porque de lo contrario se enterará toda la humanidad. Eso tenlo muy presente.  Veremos si funciona

Estaban todas alrededor de Marta que era quién lo estaba poniendo en marcha,  muy interesadas, a pesar de que todas excepto Ingrid, conocían el procedimiento. Intentaron contactar con  Jack, pero él no respondió " sin duda estará atendiendo a algún paciente", es lo que comentaron.  Y siguieron con sus planes de ir a la playa, pero ésta vez Marta no las acompañaría:  tenía otras ideas.


Cuando llegaron, ya por la tarde, de regreso de la playa, Ingrid encenció el ordenador y miró con curiosidad si tenía algún mensaje y, efectivamente Jack había respondido al chat que le habían enviado por la mañana.

Y los días iban pasando y el final de las vacaciones cada vez estaba más cerca.  Ingrid disimulaba fingiendo no sentir interés por la Red Social, pero en realidad la divertía esa especie de juego, como charlar con alguien que no conoces.  No sabía por qué, pero aquel chico le resultaba simpático y sincero, muy a su pesar,  que siempre estaba recelosa de este tipo de comunicación.

La víspera de su partida hacia Madrid, lo dedicaron a limpiar el apartamento, por tanto fueron a despedirse de la playa cuando estaba bien entrada la tarde.  Marta no cenaría tampoco con ellas; debía despedirse de Giulio, ya que él también regresaría a Italia

- Ragazza iré a verte en Navidad
- Eso dices, pero sabe Dios si nos volveremos a ver. Seguro que te olvidas de mi
- No, amore. Nunca te olvidaré.-  La despedida fue muy sentimental por parte de ambos, y cuando ella regresó a casa, era un mar de llanto.

Y rumbo a Madrid, tomaron  la autovía que pasaba a las afueras de Valencia. Iban en silencio, añorando sus días de descanso y de playa.  Ingrid hacía días que no chateaba y, echaba de menos esas "especiales" charlas con Jack.  Cuando divisaron los primeros edificios de Madrid, comenzaron a comentar lo bien que lo habían pasado y lo mal que les sentaría reincorporarse de nuevo a la rutina, las prisas y el trabajo.

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