lunes, 11 de julio de 2016

La carta - Capítulo 13 - Si quiero

Tanto Jack como las niñas, desplegaban una intensa actividad. Partían  al día siguiente y aún tenían que hacer el equipaje. Quería llevar todos los juguetes del bazar, todo se le hacía poco a Mildred para regalar a su hermano


- Quiero que  sea muy  americano, por tanto yo le llevaré la gorra de béisbol, el guante y el bate-- decía Lizzy entusiasmada
- Chicas, chicas... Vamos en avión y Angel es muy pequeño.  Mildred  el osito estará bien, y tú Lizzy, llévale la gorra, y si es que vienen a vivir aquí, ya le enseñaremos a jugar a béisbol. ¿ No os parece ?- ambas hermanas se miraron y comprendieron que su padre tenía razón
- Papá y ¿ para Meredith?
- Para ella, llevaremos unas alianzas y el anillo de pedida, todo junto.  La entregaréis un estuche cada una ¿ os parece?
- ¡ Siiii !-, dijeron entusiasmadas las chicas
- Pero .... Si accede  a vivir en  Tejas ... las alianzas no las entregaréis, sólo se las enseñáis. En ese caso, nos casaremos aquí... y trairemos a los abuelos para que lo vivan con nosotros.  Porque Meth tiene padres, aunque estén en Florida
- ¿Traeríamos al abuelo?- dijo Mildred
- ¡ Claro ! es mi padre y lo que siento es que no esté la abuela... Hubiera sido muy feliz

Estaba de espaldas jugueteando con Angel que reclama el postre de su comida.  Ya tenía seis preciosos meses.  El pediatra  había aconsejado que le diera sólo una toma de pecho, como postre,  después de la comida, y quizá otra más después de la cena. Y así poco a poco retirarle la leche materna.

Se establecía una comunicación única entre madre e hijo cuando mamaba. Ella le acariciaba la cabecita, besaba su manita, le hablaba, le sonreía, le cantaba y le estrechaba suavemente contra su regazo.  El bebé, como si comprendiera lo que su madre le decía, algunas veces, sin soltar el pezón, se detenía y  le dedicaba una amplia sonrisa.  En eso estaban,  cuando una alta figura y dos más pequeñas se posicionaron detrás de ella.  Giró la cabeza y al ver a los visitantes, no podía articular palabra.



- ¡ Pero ! ...  ¡ estáis aquí !

Se fundieron en un abrazo emocionado.  Jack,  al tiempo que abrazaba a Meredith , acariciaba la cabecita de su hijo, del hijo que había tardado tanto tiempo en conocer.  En ese momento el bebé dejó de succionar el pecho de su madre y miraba extrañado a aquellas tres personas que nunca había visto.

- Mildred, Lizzy, dadme un abrazo, por favor.  Vosotras habéis venido también- dijo sin poder contener las lágrimas de emoción

Las tres se abrazaron y las tres lloraban de alegría, y cómo no, extrañado por tanto alboroto, el niño también rompió a llorar.

- ¿ Le puedo coger ? - preguntó Jack
- ¿ Qué si le puedes coger? ¡ Eres su padre !...   Te hemos echado tanto de menos.-. Meredith  se volvió hacia las niñas, preguntándoles

- ¿ Queréis conocer a vuestro hermano?  Él ya sabe que sois sus hermanitas, yo le he hablado de todos vosotros.
- Meth.., , yo... te dije cosas horribles... No sé cómo disculparme- Mildred estaba nerviosa y no sabía cómo actuar
- No mi niña, no es necesario.  Estabas enfadada... pero ya pasó todo ¿ no es cierto ?
- Desde luego- se abalanzó sobre ella abrazándola
- Y tú Lizzy ¿ qué opinas ?
- Que es el bebé más hermoso que he visto nunca... ¡ Y... se parece a papá !
- Es cierto...,Inquieto y simpático como vuestro padre.

Jack se había separado del grupo de mujeres y en un lado de la habitación acunaba al niño entre sus brazos.  El bebe le observaba y le sonreía, algo que desarmaba por completo a un feliz y emocionado padre.

Lisabetta preparó una comida especial y, estaba muy contenta por todos ellos.  Lo habían pasado mal, cada uno por un tema, pero ahora todos reunidos, por fin habían conseguido ser felices-.En la sobremesa, dijo Jack:

- Bueno chicas, tenemos mucho de qué hablar así que creo debemos empezar.  ¡Vamos, traed los regalos !



Las chicas riendo salieron corriendo en busca de los obsequios que habían traído para el bebé y para Meth, pero no olvidaron un detalle para Lisabetta, que con tanto cariño había cuidado de Meredith  y su hijo.

- Esperad un momento-dijo Jack que levantándose de su sitio, fue hasta el de Meth-  Sabes que te quiero más que a mi vida, que todos vosotros sois el motor de mi existencia.  No sé lo que haría si no os tuviera. Ya se han solucionado los problemillas que teníamos, así que ahora toca ser felices. ¿ Quieres casarte conmigo?

Por unos momentos se hizo un silencio expectante.  Todas las miradas se dirigieron a ella, que emocionada y al cabo de un instante, respondió:

- Si, quiero

Las chicas reían nerviosas palmoteando felices.  Muildred que tenía en brazos a su hermano, tomó sus manecitas y también hizo que aplaudiera

- Venga, chicas, vamos...

Las chicas entendiendo la indicación de su padre, pusieron frente a Meth dos estuches de joyería, y Jack se dirigió a ella con todo el amor del mundo

- Mi vida, te pongo este anillo para que nunca dude nadie de que estás destinada  para hacerme feliz en la vida. Es imposible que represente el infinito amor que siento por ti, y que quedará sellado en cuanto seamos marido y mujer...  Y para eso está este otro estuche que te regalan mis hijas...




- Jack..., Jack...... Sólo puedo decir que te quiero, que quiero ser tu mujer, y que tus hijas serán también como hijas mías.  Ellas afortunadamente tienen una madre ejemplar, pero llevan tu sangre y es muy importante para mi- dirigiéndose a las muchachas, dijo-Seréis como mis hermanas pequeñas ¿ me aceptáis?
- Claro que te aceptamos y te queremos, y al niño...- dijo una emocionada Lizzy, apoyada por su hermana , que no se separaba ni un instante de su hermano, que con su manecita acariciaba la mejilla de la chica.

Lizzy colocó a su hermano la gorra que había comprado para él, y Mildred puso en sus bracitos el osito de peluche que le había traído.


El abuelo estaba emocionado con la llegada de su hijo y de sus nietas, y no pudo evitar el recordar a su mujer, que no olvidaba ni un solo instante.  Jack le anunció su próxima boda con el amor de toda la vida.  El abuelo le dijo que sabía del nacimiento de Angel, porque Meth había tenido la deferencia de llamarle y él la había visitado en su casa.

- El niño es una preciosidad y ella muy buena madre. Hijo, te quiere muchísimo, y lo ha pasado mal, pero...  ya todo está bien.  Chicas, os quedaréis aquí todo el tiempo que permanezcáis aquí ,  al menos para dormir, porque comprendo que querréis estar con el niño ¿ Queréis ?
- Claro que queremos abuelo.  Dormiremos aquí, pero comeremos con ellos.  Se me ocurre una cosa- dijo Mildred-, Te vendrás con nosotras y comeremos todos juntos, y luego volveremos aquí para dormir

La idea fue aceptada inmediatamente por todos. Tenían que aprovechar al máximo su estancia.  El plan comenzaba en ese mismo instante, y los cuatro volvieron a casa de  Meredith para comer todos juntos.  A media tarde, el abuelo y las chicas  decidieron que era hora de retirarse.  Irían paseando y charlando amigablemente.   Quería saber todo sobre sus nietas, que ya eran unas mujercitas preciosas.

De repente, Lisabetta tenía "urgentemente" que visitar a una amiga que se puso enferma.  La pareja se quedarían solos con el pequeño.  Después de atenderle, ya tranquilos,  y en el silencio de la noche, pudieron expresar todos los sentimientos encontrados que tenían.  Por primera vez en mucho tiempo, eran felices,   estaban juntos....

Jack entró en el dormitorio, seguido por Meredith, pero ella se quedó sin palabras al verle actuar de esa forma tan extraña, sin saber a qué se debía.  Se acercó a la cabecera de la cama y de un solo tirón echo la colcha y las sábanas hacia atrás...  Comenzó a desnudarse y tirar por el suelo la ropa.  Los zapatos fueron lanzados al aire y cayeron cada uno por un lado.  Ella no sabía qué decir, pensaba que se había vuelto loco.  Salió de su asombro cuando  la abrazó y comenzó a susurrarle palabras de amor quedamente, besaba su cuello, sus ojos...  Ella seguía sin entender, aunque poco a poco se iba rindiendo a sus caricias.  El sabía que ella no entendía nada, por eso tuvo que decirla:

- Como la primera vez, mi amor...  Todo desordenado, la cama deshecha, todo igual.  Aquél día fue el principio, éste será la continuación


Ahora todo estaba claro, ahora comprendía su proceder, y a su memoria acudió aquél apartamento desordenado y sucio, aquella cama deshecha en que sintió que le pertenecía.  Y como aquel día volvieron a ser uno solo.

No sabía cómo abordar el tema de la residencia.  En un descanso de la pasión, mirándola a los ojos mientras la acariciaba, se decidió a hablar



- ¿ Qué vamos hacer ?
- No te entiendo ¿ a qué te refieres?
- Estoy dispuesto a dejar el trabajo y venirme aquí...,  ó si a ti no te importa, vivir en Tejas... Piénsalo... he tenido mucho tiempo para decidirme y lo tengo muy claro: siempre donde vosotros estéis
- Mi amor, mi hogar está dónde estemos todos juntos.  Creo que lo más conveniente para tu carrera, es que sigamos allí .  Allí viven las niñas ...  Ingrid... Debemos vivir allí, y en vacaciones podemos dar una vuelta  y visitar al resto de la familia.  Esa es mi opinión-.  Tomando su cara con ambas manos, la dio un beso mientras decía:

- Tenía mis dudas, pero en el fondo pensaba que me dirías eso.  Gracias, cielo.  Adoro mi trabajo, pero vosotros erais lo más importante y estaba dispuesto a dejarlo todo.  De hecho Ingrid guarda la carta de mi dimisión en espera de lo que decidiéramos.  Cuando hable con ella, diré que la rompa.  Dame un beso, urgentemente, dame un beso

Y riendo volvieron a quererse y así se durmieron, aunque lo hicieron por poco tiempo, ya que Angel reclamaba el desayuno.  El amanecer les había sorprendido en vela.

Una semana más tarde, partían rumbo a Tejas.  Les acompañaban el padre de Jack y la fiel y entrañable Lisabetta.  Los padres de Meredith, llegarían dos días más tarde, ya que debían regresar de Paris, a dónde habían viajado.



Ingrid, su marido y su hijo, acudieron a recibirles al aeropuerto.  Las dos mujeres se abrazaron, e Ingrid reclamaba a Jack le dejara al pequeñín, que miraba a todos con suma extrañeza

- ¡ Dios mío, es igual a Jack!- dijo Ingrid tomándole en brazos.

La llegada fue todo un acontecimiento formaban una gran familia y en el jardín de la casa de Ingrid dispusieron la mesa para una barbacoa.  Angel era el juguete de todos los chicos, pero era Mildred la que más se encargaba de su hermano pequeño, ante las protestas de Julito.


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