La estabilidad reinaba entre ellos. Todos los fines de semana acudían a la casa de sus suegros, ahora también considerados como tal por Kyra, para pasar el día con ellos y con la niña. Todo era normal, y el cambio experimentado por Aidan era el tema de conversación entre Arthur y Molly. Era lo que necesitaba, y aunque no fue fácil, al fin las piezas han encajado perfectamente.
Aidan se mostraba cada vez más cariñoso y enamorado de Kyra, y ella de él. Los momentos amargos pasados les habían hecho reflexionar y comprendieron que sólo el amor puede alcanzar las cotas de poder que otro sentimiento no tiene. Con frecuencia la agasajaba con algún regalo y ella lo recibía de la única manera que sabía agradecer a su marido: abrazándole y diciéndole " te quiero ".
- Es la única manera en que puedo expresar los sentimientos que tengo por ti. No hay palabras, así que pienso que las más sencillas son las más sinceras. Te quiero Aidan , desde el mismo día en que te encontré. Me estás haciendo la mujer más feliz del mundo y agradezco al cielo que te pusiera en mi camino.
- ¡ Oh Kyra ! . Nunca creí poder alcanzar de nuevo la felicidad, pero a tu lado todo es sencillo, hasta nuestras disputas, porque eres cabezota, pero mi adorable cabezota.
Imaginemos como terminaban esas declaraciones de amor. Stella crecía entre el amor de sus padres. Tenía una infancia feliz, pero como todos los niños, con infinitas evoluciones. Había algo en su cabecita que deseaba aclarar con ellos y era que todos los niños de su escuela, a sus madres les llaman mamá, y ella lo hace por su nombre ¿ por qué?
Kyra pensó que había llegado el momento de responder a sus dudas. Cuando por la tarde llegó Aidan del hospital y mientas la niña jugaba, Kyra habló con él para que la explicase el por qué los niños llaman a sus madres de una manera y ella a la suya de otra.
- Cariño ¿ por qué no se lo has explicado tú ? Merece ser tu hija también por derecho propio. Ha de conocer que hicimos un pacto por ella, aunque la que peor lo pasó fuiste tú; te has ganado el derecho a que te llame mamá, pero sin olvidar que la suya biológica es la imagen que refleja la foto de su mesilla de noche.
- Por mi parte siempre sabrá quién fue su madre, pero me encantaría que así me llamase. La quiero de verdad y tu lo sabes
- Más a mi favor debiste decírselo.
- No me corresponde, Aidan. Tu eres su padre
- Y tú su madre, caramba. ¿ Hasta cuándo vas a tener dudas? Pocas personas hubieran hecho el sacrificio que hiciste por ella. Que luego ha resultado fascinante, pero ¿ y si hubiera ocurrido todo lo contrario? Para que no te sientas violenta, lo haremos entre los dos, y que ella decida cómo desea llamarte.
De repente, Kyra tuvo que agarrarse a la niña. Un fuerte mareo la sacudió al dar una vuelta en el baile, y Aidan tuvo que ir rápido a su lado para que no cayera.
- ¿ Qué te pasa ?
- Me he mareado al dar una vuelta
- ¿ Seguro ?
- Estás asustando a la niña. Seguro, no te preocupes. Estoy bien
Pero sí se preocupó tenia miedo de que pudiera pasarle algo malo. Desde que perdió a su otra mujer, cualquier cosa le sobresaltaba y esa noche, al acostarse, a penas durmió para estar pendiente de ella. Cuando se despertaron, la ordenó tajante:
- Vístete, vamos al médico
- Pero ¿ qué dices? Estoy perfectamente
- He dicho que vamos al médico.
Y el tono de Aidan no dejaba lugar a dudas, y la recordó otro tiempo, así que decidió obedecer. Presentía cuál había sido la causa de ese mareo, pero él tenía razón: mejor que el médico lo confirmase. Y lo confirmó: serían padres nuevamente. Desde ese momento se extremaba en los cuidados a su mujer. Era aún más cariñoso con ella. Sus miradas eran de inmensa ternura, pero también de preocupación, hasta que no llegase el bebe a este mundo, no estaría tranquilo. Sabía el riesgo que entraña un alumbramiento, a pesar de que en esta época no se le concede tanta importancia como en realidad tiene. Y temía el post parto y todo lo concerniente a un nacimiento le intranquilizaba, máxime tratándose de su familia.
Vivía en constante preocupación por ello, hasta que los nueve meses se cumplieron y llegó al mundo un bebe precioso y Aidan estuvo a punto de echarse a llorar de la emoción. ¡ Cómo se podía ser tan feliz, cuando hacía tiempo lo daba todo por perdido ! Misterios de la vida, de ese sino que cada uno de nosotros tiene marcado desde antes de nacer.
Y hasta aquí ha sido la otra parte de la historia, la vivida por él, tan dubitativo, tan temeroso y tan enamorado.
F I N
Autora : rosaf9494quer
Ilustraciones: Internet
Editada: Diciembre de 2020
Primera parte: Kyra y el Doctor O´Reilly
Editada: Enero de 2021
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