A penas había dejado la bandeja con el té encima de la mesa, cuando se oyó una voz alterada que llamaba a su madre con desesperación. James presentía que algo malo había ocurrido. A grandes zancadas subió hasta su dormitorio buscándola; el padre lívido iba tras él, pero allí no había nadie. Volvieron al piso de abajo, y volvió a llamarla a voces.
En la sala, al escuchar los gritos, Sarah se despertó llorando y Elva acudió a su lado. Se había despertado sobresaltada por las voces. La madre de James, salió para avisarle que estaba en la sala y que no gritara. El corrió a su lado y la abrazó, seguida del padre que estaba pálido y asustado
- ¡ Qué susto nos has dado ! ¿ Qué ocurre con tanta urgencia? ¿ Qué es ese llanto ?
-Ven, entra en la sala - Le tomó de la mano y le condujo hacia donde Elva trataba de calmar a la niña.
James no podía creer lo que estaba viendo. La niña cobijada en el pecho de su madre, y ésta de rodillas acariciando su cara y secando su llanto. No podía moverse. pareciera que le habían clavado en el suelo. Elva no quería levantar la vista hacia él, la daba miedo y al mismo tiempo deseaba ver su reacción.
Y James acudió a su lado abrazando a la madre y a la hija. Ambas cabían en ese abrazo. ¡ Estaban allí ! ¿Pero cómo, desde cuándo, por qué ? Las preguntas se sucedían en su cabeza al mismo tiempo. Besaba el rostro de ella, acariciaba la cabeza de su hija, que por fin se había calmado. Sus ojos comenzaban a empañarse. La ayudó a levantarse del suelo y, una vez de pié. tomó la cara entre sus manos y la dio un beso largo, interminable, ante la emocionada mirada de sus padres, que discretamente salieron de la habitación dejándoles solos.
- Pero... ¿ Cómo estás aquí ? Me he vuelto loco tratando de localizarte. ¿ Cuándo has llegado?
- Esta mañana. No se me había ocurrido antes, pero... Ahora que Olivia va a casarse y va a formar su familia, pensé que Sarah, si me ocurriera algo, se quedaría sola sin saber ni conocer a su familia. Busqué la dirección de tus padres y pensé que debían saber que eran abuelos. No tenía ni idea de que habías regresado.
- Llevo buscándote mucho tiempo, demasiado para mi impaciencia. Pero ya estás aquí. Y ahora dime ¿ por qué has pensado en una cosa así? ¿ Es que estás enferma?
- No, no lo estoy, pero las cosas con Olivia siguen igual, aunque adora a su hermana. Pensé que ya que tú eres su padre, debías al menos conocer la verdad. No pido nada James, no quiero nada. No lo he hecho por nada más que por poner en claro la situación de ella.
- Pero mis sentimientos no han cambiado, Elva. Supe de la muerte de tu esposo, pero no hubo forma de averiguar tu nuevo domicilio, y los detectives no tienen mejor suerte. Pero eso ya no importa. ¿ Me sigues queriendo?
- ¿ Cómo te atreves a formularme esa pregunta? Mis sentimientos no han cambiado nada, James.
- Pues entonces, ya está: casémonos y vivamos en paz de una vez. ¿ Por qué saliste de estampida cuando nos vimos?
- Sheryl me dijo que estabas prometido. ¿ Cómo iba a decirte que tenías una hija?
- Pero eso no era cierto. Fueron apreciaciones de Sheryl
- Lo sé. Me lo ha aclarado tu madre.
- ¿ Quieres darme un abrazo?, por favor
- ¡ Oh James ! No he deseado otra cosa más, en mi vida.
Insistieron en que se quedasen a comer: Más tarde James las llevaría a casa y regresaría al día siguiente a casa de sus padres.... posiblemente . Tenía que ayudarla a reorganizar su vida y su futuro. Olivia se casaría en unos días y ellos no tardarían mucho en hacerlo.
Mientras tanto Sarah, se acostumbraría a verle y a sentir el cariño que correspondía entre un padre y su hijo. Todo parecía, al fin arreglarse, y la hora de ser felices y en paz, se acercaba. Pero aún tenían algo que arreglar: asunto Olivia. Ni Elva ni James, querían formalizar su relación sin antes hablar con ella y explicarle todo lo que les movió a estar juntos. Quizá ni siquiera querría recibirles, pero al menos tenían que intentarlo, y para ello irían hasta el lugar en donde ella estaba preparando su próxima boda.
Recibió a su madre con extrema frialdad, pero no quiso saber nada de James. Madre e hija sostuvieron una tensa conversación, pero Olivia se reafirmaba: no quería saber nada de casamientos, ni de cerrar página con su padre. No la perdonaría nunca que le fuese infiel mientras él estaba inmovilizado. No le parecía justo. Ignoraba todo lo referente a ese matrimonio, y las circunstancias que la empujaron a refugiarse en los brazos de James, pero no sería Elva quién dejase al descubierto lo ocurrido entre Frederick y ella.
- Nos veremos en la boda -. Fue la despedida hacia su madre.
Y Olivia contrajo matrimonio, y fue un día triste para Elva, que acudió con la sola compañía de Sarah, que portó los anillos, mientras James las esperaba en el hotel.
Un mes después James y Elva, se convirtieron en marido y mujer. Olivia era una espina en sus corazones, pero ahora el tiempo era suyo. Les tocaba ser felices. Hicieron un corto viaje a Irlanda, como luna de miel. Los padres de James, adoraban a Elva; comprobaban día a día la firmeza de su amor y la paz y armonía que reinaba en ese hogar. Olivia de vez en cuando llamaba por teléfono a su madre, en horas que comprendía que no estuviera James.
Una mañana recibieron la gran sorpresa y, su confirmación: la cigüeña visitaría a ambas parejas al mismo tiempo. Elva se sentía mayor para ser de nuevo madre, pero lo deseaba más que nada.
- Te cuidaremos, no te preocupes. Todo saldrá bien; en definitiva no eres tan mayor. Tendremos ese hijo con todo el amor del mundo, sin ocultarlo,, a plena luz del día. Y Sarah adorará a su hermano o hermana. ¿Se lo dirás a Olivia?
- Naturalmente que se lo diré. No tengo porqué ocultar nada. Ella tiene su vida y nosotros la nuestra.
Olivia tenía una caja en un rincón de su armario, en el que guardaba recuerdos de su padre. Aún no se había atrevido a verlos, a pesar del tiempo transcurrido desde su fallecimiento. Pero ese día, en el que supo que iba a ser madre, se acordó de Frederick y también de Elva. A solas en su dormitorio, tomó la caja, y fue revisando uno por uno, los recuerdos que allí atesoraba. Al final, debajo de todos ellos, había un sobre que ni siquiera recordaba estuviera allí. Iba dirigido a ella, con la letra conocida: de su padre. Y vagamente recordó que cuando hicieron la mudanza la puso en el fondo y no quiso abrirla: no se sentía con fuerzas para leer lo que allí Frederick escribiera para ella. La tomó entre sus manos y procedió a abrir el sobre con manos temblorosas.
"Mi adorada hija Olivia:
Sé que el final se acerca, y sé también que la relación con mamá no es buena. No la culpes, no tienes razón para hacerlo. He sido yo el único culpable, y deseo conozcas toda la verdad de cómo ocurrió todo. Cuando la leas, ya no estaré aquí, así que no podrás descargar tu rabia contra mi, pero conocerás la verdad referente a Elva, una buena mujer que tuve la suerte de hacerla mía, pero que no supe apreciar la calidad humana de la que era portadora. No cometas el mismo error, porque ella renunció a todo por ti,. Y no quiso abandonarme al sufrir el accidente a pesar de que tenía motivos fundados para hacerlo. Considera esta carta como una confesión, y que deposito en ella, las pocas fuerzas que aún me quedan , aunque será por poco tiempo.
Y todo comenzó así...... "
Y poco a poco Frederick, relató a su hija su fracasado matrimonio por interés y con quién iba en el momento del accidente. Toda la verdad de su vida estaba plasmada en esa larga carta de despedida. El llanto no cesaba en Olivia. La leyó y releyó varias veces, y cuando llegó su marido, al encontrarla en ese estado de desánimo, decidió que él también debería saber todo.
Lo primero que hizo, fue descolgar el teléfono y llamar a Elva. La comunicación la atendió James que acababa de llegar de su consulta. En un principio estuvo indecisa de si seguir hablando o cortar, pero al final decidió que James también fue víctima de unos hechos, y merecía una explicación de todo ello. Y con voz trémula preguntó:
- ¿ Eres James ?
- Si, soy yo. ¿ Quién llama?
- Soy Olivia
- ¡ Ah ya ! . Llamaré a tu madre
- No, no, por favor. Quiero hablar primero contigo; después me pasarás con ella.
- Está bien. Pues tú dirás
- ¡ Oh James ! - rompió en un sollozo que alarmó tanto a James como al marido de Olivia que permanecía a su lado infundiendola valor.
- ¿ Qué ocurre Olivia, estás bien, estáis bien?
- Si, si. Todos estamos bien. ¿ Mamá te ha dicho que váis a ser abuelos? - De momento James no podía reaccionar. Estaba perplejo, sin saber a dónde conducía todo lo que estaba escuchando, y decidió seguir la conversación rebajando un poco la tensión
-Olivia, ha sido fantástico porque tú también tendrás un hermano de nuevo. ¿ Te lo ha anunciado mamá ?
Olivia, se quedó callada por unos instantes, y abrió el manos libres para que su marido también siguiera la conversación con James, y sonrió emocionada
- ¡ James ! ¿ Podréis perdonarme algún día?
- Olivia ¿ crees en serio que tu madre tiene algo que perdonarte, en serio lo crees? Su alma es generosa en extremo, con una gran capacidad de amar a su familia, a todos sin excepción. No sé lo que te ha movido a hacer esta llamada, pero bendita seas por el bien que vas a hacerle. Y créeme que te adora y vas a hacerla muy feliz.
- James...-. No pudo seguir hablando, porque el llanto se lo impedía. Y fue su marido el que tomó la palabra.
- James, no me conoces. Soy el marido de Olivia, y creo que esta situación ha durado demasiado. El próximo fin de semana os haremos una visita y en persona, hablaremos todo lo que sea necesario, y por favor vivamos la vida con normalidad, como una familia que se quiere, y cerremos de una vez esas páginas que tanto daño nos han hecho a todos.
- Estoy de acuerdo. ¿ Olivia piensa lo mismo?
- Desde luego. La tengo a mi lado y está diciendo que si con la cabeza. Ella también desea poner punto y final a todo esto. Vosotros vais a ser padres, nosotros también, eso es lo que tenemos que celebrar, nada más y nada menos-. Ambos hombres rompieron a reir y quedaron en que ese mismo sábado se desplazarían para visitarles y darles un abrazo.
Y fieles a la cita, Olivia y su marido, se presentaron en casa de Elva y James. El encuentro entre madre e hija fue elocuente, y ellas se fundieron en un abrazo, mientras ambos maridos las observaban con satisfacción. Sarah se abrazó a las piernas de su hermana , lo que hizo que la joven rompiera a llorar pidiendo perdón. Al cabo de un momento, y tras calmarse, Olivia tendió la mano a James y le pidió un aparte.
- James, te ruego me perdones. No conocía la verdad de todo lo ocurrido en vuestras, en nuestras vidas . No supe nada, hasta hace unos días en que descubrí una carta en la que mi padre me explicaba todo. Lamento lo que he hecho sufrir a mi madre, y por consecuencia a tí. Ahora, con el niño que llevo dentro, al fin, he comprendido lo que una madre puede hacer por un hijo, y yo a la mía la he tenido demasiado relegada. Nunca compensaré el daño que os he hecho. Querré a ese hermano que me anunciáis con todo el alma, al igual que he amado a Sarah. - El llanto comenzó de nuevo, lo que alarmó a Elva que no dejaba de observar a su hija.
- Eh, eh...-decía James abrazando a su hijastra.- Debes querer a tus padres por encima de todo. Son seres humanos y como tales cometieron errores. Uno ya no puede defenderse, sólo guardar su recuerdo con cariño, pero la otra la puedes tener siempre que quieras, porque ella siempre acudirá cada vez que la necesites. Y ahora, demos por zanjado este asunto. Ambas seréis madres a un tiempo, y yo el pediatra de tu hijo y del mio. Bueno, es un decir, porque no sabemos si serán niños o niñas.
Olivia dio un abrazo a James, y los cuatro comenzaron a charlar como si nada hubiera ocurrido. Y disfrutaron de una preciosa comida familiar, en la que no se habló de problemas, sino que los chistes sobre ellos mismos fue el tema de conversación. Al despedirse, madre e hija se fundieron en un abrazo y Olivia abrazó nuevamente a James, le dio un beso en la mejilla, y muy bajito, que sólo él escucho, le dijo:
- Gracias. La has hecho la mujer más feliz del mundo. Gracias, de nuevo, Jimmy.
Y quedaron en verse en el fin de semana siguiente, pero ésta vez, Serían Elva, James y Sarah, quienes les visitarían en su casa, aunque la reunión se ampliaría a los suegros de Olivia. Deseaba que conocieran a su madre y a su marido.
Y llegó el feliz día . Habían concebido al mismo tiempo , y al mismo tiempo dieron a luz. Olivia tuvo una niña y Elva un niño, y James sería quién examinara a ambos. Mientras ambas mujeres eran atendidas, los dos padres rendidos por los nervios, se dieron un abrazo en la antesala del paritorio. Durante un instante se miraron sin decir nada, y a renglón seguido rompieron en una carcajada, por la coincidencia de ambos partos.
Hoy día forman una familia querida y feliz. Olvidadas ya las desavenencias que todos tuvieron. Decidieron pasar página y abrir otro libro en el que sólo hubiera amor entre ellos, con discusiones, con desacuerdos, pero unidos ante lo bueno y lo malo que la vida les pidiera.
F I N
Autora: 1996rosafermu
Editada: Enero 2017
Ilustraciones Internet - A quién corresponda
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS
En la sala, al escuchar los gritos, Sarah se despertó llorando y Elva acudió a su lado. Se había despertado sobresaltada por las voces. La madre de James, salió para avisarle que estaba en la sala y que no gritara. El corrió a su lado y la abrazó, seguida del padre que estaba pálido y asustado
- ¡ Qué susto nos has dado ! ¿ Qué ocurre con tanta urgencia? ¿ Qué es ese llanto ?
-Ven, entra en la sala - Le tomó de la mano y le condujo hacia donde Elva trataba de calmar a la niña.
James no podía creer lo que estaba viendo. La niña cobijada en el pecho de su madre, y ésta de rodillas acariciando su cara y secando su llanto. No podía moverse. pareciera que le habían clavado en el suelo. Elva no quería levantar la vista hacia él, la daba miedo y al mismo tiempo deseaba ver su reacción.
Y James acudió a su lado abrazando a la madre y a la hija. Ambas cabían en ese abrazo. ¡ Estaban allí ! ¿Pero cómo, desde cuándo, por qué ? Las preguntas se sucedían en su cabeza al mismo tiempo. Besaba el rostro de ella, acariciaba la cabeza de su hija, que por fin se había calmado. Sus ojos comenzaban a empañarse. La ayudó a levantarse del suelo y, una vez de pié. tomó la cara entre sus manos y la dio un beso largo, interminable, ante la emocionada mirada de sus padres, que discretamente salieron de la habitación dejándoles solos.
- Pero... ¿ Cómo estás aquí ? Me he vuelto loco tratando de localizarte. ¿ Cuándo has llegado?
- Esta mañana. No se me había ocurrido antes, pero... Ahora que Olivia va a casarse y va a formar su familia, pensé que Sarah, si me ocurriera algo, se quedaría sola sin saber ni conocer a su familia. Busqué la dirección de tus padres y pensé que debían saber que eran abuelos. No tenía ni idea de que habías regresado.
- Llevo buscándote mucho tiempo, demasiado para mi impaciencia. Pero ya estás aquí. Y ahora dime ¿ por qué has pensado en una cosa así? ¿ Es que estás enferma?
- No, no lo estoy, pero las cosas con Olivia siguen igual, aunque adora a su hermana. Pensé que ya que tú eres su padre, debías al menos conocer la verdad. No pido nada James, no quiero nada. No lo he hecho por nada más que por poner en claro la situación de ella.
- Pero mis sentimientos no han cambiado, Elva. Supe de la muerte de tu esposo, pero no hubo forma de averiguar tu nuevo domicilio, y los detectives no tienen mejor suerte. Pero eso ya no importa. ¿ Me sigues queriendo?
- ¿ Cómo te atreves a formularme esa pregunta? Mis sentimientos no han cambiado nada, James.
- Pues entonces, ya está: casémonos y vivamos en paz de una vez. ¿ Por qué saliste de estampida cuando nos vimos?
- Sheryl me dijo que estabas prometido. ¿ Cómo iba a decirte que tenías una hija?
- Pero eso no era cierto. Fueron apreciaciones de Sheryl
- Lo sé. Me lo ha aclarado tu madre.
- ¿ Quieres darme un abrazo?, por favor
- ¡ Oh James ! No he deseado otra cosa más, en mi vida.
Insistieron en que se quedasen a comer: Más tarde James las llevaría a casa y regresaría al día siguiente a casa de sus padres.... posiblemente . Tenía que ayudarla a reorganizar su vida y su futuro. Olivia se casaría en unos días y ellos no tardarían mucho en hacerlo.
Mientras tanto Sarah, se acostumbraría a verle y a sentir el cariño que correspondía entre un padre y su hijo. Todo parecía, al fin arreglarse, y la hora de ser felices y en paz, se acercaba. Pero aún tenían algo que arreglar: asunto Olivia. Ni Elva ni James, querían formalizar su relación sin antes hablar con ella y explicarle todo lo que les movió a estar juntos. Quizá ni siquiera querría recibirles, pero al menos tenían que intentarlo, y para ello irían hasta el lugar en donde ella estaba preparando su próxima boda.
Recibió a su madre con extrema frialdad, pero no quiso saber nada de James. Madre e hija sostuvieron una tensa conversación, pero Olivia se reafirmaba: no quería saber nada de casamientos, ni de cerrar página con su padre. No la perdonaría nunca que le fuese infiel mientras él estaba inmovilizado. No le parecía justo. Ignoraba todo lo referente a ese matrimonio, y las circunstancias que la empujaron a refugiarse en los brazos de James, pero no sería Elva quién dejase al descubierto lo ocurrido entre Frederick y ella.
- Nos veremos en la boda -. Fue la despedida hacia su madre.
Y Olivia contrajo matrimonio, y fue un día triste para Elva, que acudió con la sola compañía de Sarah, que portó los anillos, mientras James las esperaba en el hotel.
Un mes después James y Elva, se convirtieron en marido y mujer. Olivia era una espina en sus corazones, pero ahora el tiempo era suyo. Les tocaba ser felices. Hicieron un corto viaje a Irlanda, como luna de miel. Los padres de James, adoraban a Elva; comprobaban día a día la firmeza de su amor y la paz y armonía que reinaba en ese hogar. Olivia de vez en cuando llamaba por teléfono a su madre, en horas que comprendía que no estuviera James.
Una mañana recibieron la gran sorpresa y, su confirmación: la cigüeña visitaría a ambas parejas al mismo tiempo. Elva se sentía mayor para ser de nuevo madre, pero lo deseaba más que nada.
- Te cuidaremos, no te preocupes. Todo saldrá bien; en definitiva no eres tan mayor. Tendremos ese hijo con todo el amor del mundo, sin ocultarlo,, a plena luz del día. Y Sarah adorará a su hermano o hermana. ¿Se lo dirás a Olivia?
- Naturalmente que se lo diré. No tengo porqué ocultar nada. Ella tiene su vida y nosotros la nuestra.
Olivia tenía una caja en un rincón de su armario, en el que guardaba recuerdos de su padre. Aún no se había atrevido a verlos, a pesar del tiempo transcurrido desde su fallecimiento. Pero ese día, en el que supo que iba a ser madre, se acordó de Frederick y también de Elva. A solas en su dormitorio, tomó la caja, y fue revisando uno por uno, los recuerdos que allí atesoraba. Al final, debajo de todos ellos, había un sobre que ni siquiera recordaba estuviera allí. Iba dirigido a ella, con la letra conocida: de su padre. Y vagamente recordó que cuando hicieron la mudanza la puso en el fondo y no quiso abrirla: no se sentía con fuerzas para leer lo que allí Frederick escribiera para ella. La tomó entre sus manos y procedió a abrir el sobre con manos temblorosas.
"Mi adorada hija Olivia:
Sé que el final se acerca, y sé también que la relación con mamá no es buena. No la culpes, no tienes razón para hacerlo. He sido yo el único culpable, y deseo conozcas toda la verdad de cómo ocurrió todo. Cuando la leas, ya no estaré aquí, así que no podrás descargar tu rabia contra mi, pero conocerás la verdad referente a Elva, una buena mujer que tuve la suerte de hacerla mía, pero que no supe apreciar la calidad humana de la que era portadora. No cometas el mismo error, porque ella renunció a todo por ti,. Y no quiso abandonarme al sufrir el accidente a pesar de que tenía motivos fundados para hacerlo. Considera esta carta como una confesión, y que deposito en ella, las pocas fuerzas que aún me quedan , aunque será por poco tiempo.
Y todo comenzó así...... "
Y poco a poco Frederick, relató a su hija su fracasado matrimonio por interés y con quién iba en el momento del accidente. Toda la verdad de su vida estaba plasmada en esa larga carta de despedida. El llanto no cesaba en Olivia. La leyó y releyó varias veces, y cuando llegó su marido, al encontrarla en ese estado de desánimo, decidió que él también debería saber todo.
Lo primero que hizo, fue descolgar el teléfono y llamar a Elva. La comunicación la atendió James que acababa de llegar de su consulta. En un principio estuvo indecisa de si seguir hablando o cortar, pero al final decidió que James también fue víctima de unos hechos, y merecía una explicación de todo ello. Y con voz trémula preguntó:
- ¿ Eres James ?
- Si, soy yo. ¿ Quién llama?
- Soy Olivia
- ¡ Ah ya ! . Llamaré a tu madre
- No, no, por favor. Quiero hablar primero contigo; después me pasarás con ella.
- Está bien. Pues tú dirás
- ¡ Oh James ! - rompió en un sollozo que alarmó tanto a James como al marido de Olivia que permanecía a su lado infundiendola valor.
- ¿ Qué ocurre Olivia, estás bien, estáis bien?
- Si, si. Todos estamos bien. ¿ Mamá te ha dicho que váis a ser abuelos? - De momento James no podía reaccionar. Estaba perplejo, sin saber a dónde conducía todo lo que estaba escuchando, y decidió seguir la conversación rebajando un poco la tensión
-Olivia, ha sido fantástico porque tú también tendrás un hermano de nuevo. ¿ Te lo ha anunciado mamá ?
Olivia, se quedó callada por unos instantes, y abrió el manos libres para que su marido también siguiera la conversación con James, y sonrió emocionada
- ¡ James ! ¿ Podréis perdonarme algún día?
- Olivia ¿ crees en serio que tu madre tiene algo que perdonarte, en serio lo crees? Su alma es generosa en extremo, con una gran capacidad de amar a su familia, a todos sin excepción. No sé lo que te ha movido a hacer esta llamada, pero bendita seas por el bien que vas a hacerle. Y créeme que te adora y vas a hacerla muy feliz.
- James...-. No pudo seguir hablando, porque el llanto se lo impedía. Y fue su marido el que tomó la palabra.
- James, no me conoces. Soy el marido de Olivia, y creo que esta situación ha durado demasiado. El próximo fin de semana os haremos una visita y en persona, hablaremos todo lo que sea necesario, y por favor vivamos la vida con normalidad, como una familia que se quiere, y cerremos de una vez esas páginas que tanto daño nos han hecho a todos.
- Estoy de acuerdo. ¿ Olivia piensa lo mismo?
- Desde luego. La tengo a mi lado y está diciendo que si con la cabeza. Ella también desea poner punto y final a todo esto. Vosotros vais a ser padres, nosotros también, eso es lo que tenemos que celebrar, nada más y nada menos-. Ambos hombres rompieron a reir y quedaron en que ese mismo sábado se desplazarían para visitarles y darles un abrazo.
Y fieles a la cita, Olivia y su marido, se presentaron en casa de Elva y James. El encuentro entre madre e hija fue elocuente, y ellas se fundieron en un abrazo, mientras ambos maridos las observaban con satisfacción. Sarah se abrazó a las piernas de su hermana , lo que hizo que la joven rompiera a llorar pidiendo perdón. Al cabo de un momento, y tras calmarse, Olivia tendió la mano a James y le pidió un aparte.
- James, te ruego me perdones. No conocía la verdad de todo lo ocurrido en vuestras, en nuestras vidas . No supe nada, hasta hace unos días en que descubrí una carta en la que mi padre me explicaba todo. Lamento lo que he hecho sufrir a mi madre, y por consecuencia a tí. Ahora, con el niño que llevo dentro, al fin, he comprendido lo que una madre puede hacer por un hijo, y yo a la mía la he tenido demasiado relegada. Nunca compensaré el daño que os he hecho. Querré a ese hermano que me anunciáis con todo el alma, al igual que he amado a Sarah. - El llanto comenzó de nuevo, lo que alarmó a Elva que no dejaba de observar a su hija.
- Eh, eh...-decía James abrazando a su hijastra.- Debes querer a tus padres por encima de todo. Son seres humanos y como tales cometieron errores. Uno ya no puede defenderse, sólo guardar su recuerdo con cariño, pero la otra la puedes tener siempre que quieras, porque ella siempre acudirá cada vez que la necesites. Y ahora, demos por zanjado este asunto. Ambas seréis madres a un tiempo, y yo el pediatra de tu hijo y del mio. Bueno, es un decir, porque no sabemos si serán niños o niñas.
Olivia dio un abrazo a James, y los cuatro comenzaron a charlar como si nada hubiera ocurrido. Y disfrutaron de una preciosa comida familiar, en la que no se habló de problemas, sino que los chistes sobre ellos mismos fue el tema de conversación. Al despedirse, madre e hija se fundieron en un abrazo y Olivia abrazó nuevamente a James, le dio un beso en la mejilla, y muy bajito, que sólo él escucho, le dijo:
- Gracias. La has hecho la mujer más feliz del mundo. Gracias, de nuevo, Jimmy.
Y quedaron en verse en el fin de semana siguiente, pero ésta vez, Serían Elva, James y Sarah, quienes les visitarían en su casa, aunque la reunión se ampliaría a los suegros de Olivia. Deseaba que conocieran a su madre y a su marido.
Y llegó el feliz día . Habían concebido al mismo tiempo , y al mismo tiempo dieron a luz. Olivia tuvo una niña y Elva un niño, y James sería quién examinara a ambos. Mientras ambas mujeres eran atendidas, los dos padres rendidos por los nervios, se dieron un abrazo en la antesala del paritorio. Durante un instante se miraron sin decir nada, y a renglón seguido rompieron en una carcajada, por la coincidencia de ambos partos.
Hoy día forman una familia querida y feliz. Olvidadas ya las desavenencias que todos tuvieron. Decidieron pasar página y abrir otro libro en el que sólo hubiera amor entre ellos, con discusiones, con desacuerdos, pero unidos ante lo bueno y lo malo que la vida les pidiera.
F I N
Autora: 1996rosafermu
Editada: Enero 2017
Ilustraciones Internet - A quién corresponda
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