Le gustó regresar a Jerusalen, no en vano era su país, pero también tenía el pensamiento puesto en Macarena y en la niña
- Ahora es aquella mi tierra, en ella deposité mi semilla, en una ladina, que es el motor de mi vida. No existen razas, ni colores, ni creencias, sólo personas y, yo he encontrado a mi alma gemela, por la que daría la vida si me la pidiera.
Antes de regresar había hecho una fotografía de ellas que llevaba en el bolsillo de su chaqueta. De vez en cuando la sacaba y contemplaba aquellos rostros amados y añorados, a pesar de haberlos dejado hacía pocas horas.
Al día siguiente de llegar se presentó en su empresa para hablar con el director. Éste se sorprendió de la decisión tomada y acordaron establecer contactos entre ambos, cuando tuviese su proyecto en marcha. Fue al apartamento, recogió unos enseres de su propiedad y echó un vistazo antes de cerrar la puerta definitivamente para siempre.
Llamó a Annetta y quedó con ella en ir a su casa cuando saliese de trabajar . Quería hablar con ella en persona y explicarle la decisión tomada. El encuentro fue caluroso por parte de ella y correcto por parte de Aaron
- ¡ Has vuelto ! - dijo Annetta con visible entusiasmo
- Annetta, he vuelto para hablar contigo y recoger mis cosas antes de regresar a España. Porque voy a regresar; allí me esperan mi mujer y mi hija. Porque he tenido una hija. Sé lo que me vas a decir : si, es mi hija. La dejé embarazada en el encuentro que tuve con ella antes de separarnos. No deseo hacerte daño. Te lo conté todo cuando nos empezamos a ver y, sabías que quizá ocurriera nuestra reconciliación, como así ha sido. No supe nada hasta llegar a Madrid. Ahora ellas son mi familia, una familia por la que daría mi vida. Macarena es.... mi mundo, mi norte ... es el hogar Te estaré enormemente agradecido toda la vida. Fuiste mi refugio cuando lo necesitaba, pero sabes que nunca la olvidé, así como ella tampoco me olvidó, y a pesar de que nuestra vuelta sabía era imposible, conservó y siguió adelante con el ser que llevaba en su vientre. Hemos hablado largo y tendido sobre nuestros sentimientos, y aún tendremos que hablar mucho más, pero ya no me separaré nunca de ellas. Me vuelvo a España y allí estableceré mi hogar, en Sefarad, en la tierra de mis ancestros.
Annetta le escuchaba en silencio, dándose cuenta de que no podía reconquistarle. Siempre se lo dejó muy claro. Siempre amó a Macarena, no la olvidó ni un sólo instante, y además ahora existía una personita que le unía más fuertemente a ella. Se despidieron con un abrazo y ella no pudo evitar derramar unas lágrimas. Se había enamorado de él, aunque nunca se lo dijera. Siempre supo que nunca sería para ella. Asomada a la ventana de su apartamento, le vio marchar.
Como hiciera otro día, se paró delante del edificio en donde tenía su apartamento en Tel Aviv. Allí debía cerrar un importante capítulo de su vida, compartida con otra mujer importante. Al entrar en el piso, rememoró por unos instantes lo vivido en él. Recorrió lentamente cada habitación, y en el dormitorio se arrodilló ante una fotografía de Ruth que tenía en la mesita de noche. Con ella entre las manos y con lágrimas, la dedicó unas palabras de despedida.
- Mi querida y siempre recordada Ruth. Me tengo que ir. Tengo una familia y les quiero, les quiero tanto que esta separación, aunque sea breve, me duele. ¿ Sabes ? tengo una preciosa niña que es mi ilusión, de la que sólo he podido disfrutar dos días, y que me hace desear que el tiempo pase rápidamente para volver a verla. Sin saber cómo ni porqué, me enamoré de una mujer que ni siquiera pertenece a mi raza, pero la quiero tan profundamente que no podría vivir sin tenerla a mi lado. No sé cómo ha ocurrido, pero esa es la verdad. A ti también te amé, fuiste mi primer amor y único hasta que la conocí a ella. Dejo Israel para asentarme en España, en dónde tengo a mi mujer y a mi hija. No dejaré de amar esta tierra nunca, pero siento que ahora es España mi nuevo país; en ella he sembrado mi semilla y su fruto ha nacido en España y en ella quiero echar mis raíces. Cuando Luz, que así se llama mi niña, sea un poquito mayor, lo suficiente como para viajar, la traeré para que conozca esta hermosa tierra: mi tierra. Nunca te olvidaré, siempre estarás en un rincón de mi corazón y ella lo sabe y lloró por ti cuando le conté nuestra historia de amor, porque fue un amor sincero y noble. Adiós Ruth, siempre estarás con nosotros.
Guardó algunos recuerdos en un bolsón, recogió su ropa y dejó la casa que había compartido con Ruth. Se dirigió a la inmobiliaria e hizo las gestiones necesarias para su venta. Facilitó sus datos en España y tomando un taxi se dirigió al cementerio en donde reposaban los restos de Ruth y sus padres.
Allí depositó unas piedras y una rosa roja en la de Ruth. Salió de allí echando la vista atrás en dirección donde descansaban los restos de la mujer que amó desde que era casi un adolescente hasta su muerte
Buscó un hotel barato y ya en su habitación, se tumbó en la cama y marcó el número de su nueva casa, de Madrid.
- ¡ Hola, princesa !-dijo a Macarena que atendió la llamada
- Amor ¿ cómo estás? Creí que me llamarías más temprano
- Lo sé, debí hacerlo. Pero las gestiones me llevaron tiempo y hasta ahora no he quedado libre. Y ya está todo resuelto. Mañana iré a la agencia de viajes y regresaré a casa, con mis chicas ¿Cómo está mi chiquitina ?
- Muy bien, muy tragona, y muy rebelde, ja,ja,ja. Creo que te echa de menos, echa de menos tus charlas. Está preciosa. Está feliz con tus padres, y cada vez que le hablan, les busca, les conoce. Te quiero Aaron, te echo de menos. Estoy deseando que vuelvas, pero tómate el tiempo que necesites, no te apures por nosotras. Tenemos a los abuelos que me ayudan en todo; por ellos no me movería nada más que para dar el pecho a la niña. Les quiero Aaron. Han sido muy buenos conmigo y Judith es... deseo que sea mi madre. Cuando murió, la eché¡ tanto de menos! que ahora, cuando estoy con Judith, es como si estuviera con ella. Deseo ser una buena nuera, se lo merece. Y Abraham es un encanto. No sé qué hubiera hecho si ellos no hubieran estado cuanto tuve a la niña
- No pienses en ello, ahora somos una familia, todos juntos, y nos apoyaremos cada vez que alguno de nosotros lo necesitemos. Puedo asegurarte que ellos también te quieren ¿ crees acaso que hubieran permanecido allí si no te quisieran? Adoran a la niña; no tienes nada más que ver a mi padre cuando la tiene en brazos. Pero hablemos de nosotros. ¿ Cómo estás?
- Bien, estoy bien y deseando verte.¿ Has hablado con Annetta?
- Si, lo he hecho. Todo está solucionado. Ahora depende de que el avión me lleve hasta vosotros. ¿ Irás a Barajas?
- ¿ Lo dudas ? Te voy a dar el abrazo más grande que nunca te ha dado nadie. Perdona mi amor, Luz me está avisando
- ¿ Ya la toca?
- Si rey, ya la toca
- Bueno mañana te vuelvo a llamar cuando tenga el billete. Duerme bien, tesoro, y piensa en mí. Te quiero y te necesito a mi lado , lo sabes ¿ verdad?
- Si cariño, lo sé. Hasta mañana marido
- Hasta mañana, esposa. Ahora llamaré a mis padres. Te quiero, reina.
Se tiraron besos por el teléfono y no sabían quién debía colgar primero. Deseaban seguir hablando, pero la niña reclamaba su cena.
Abraham llevaba en sus brazos a la pequeña Luz. Judith estrechaba el brazo de Macarena, y ésta muy nerviosa, no perdía de vista la puerta por dónde salían los pasajeros que llegaban a Madrid. Constantemente salían personas, pero sabía que no era ninguno procedentes de Tel Aviv. Aún faltaban más de veinte minutos para que el megáfono anunciara que el avión procedente de dicha ciudad, tomaba tierra.
Cuando le vió salir, tan nerviosa estaba que se quedó paralizada. Reaccionó cuando los fuertes brazos de Aaron la estrecharon contra él. La besaba y la decía palabras de cariño. Con ella aún abrazada tomó a la niña entre sus brazos y a ambas abrazaba emocionado. Después hizo lo mismo con sus padres, a los que agradecía hubieran estado al lado de Macarena en todo momento
- ¡ Qué dices ! - dijo Judith - Es como si hubiera tenido otra hija. Hemos hecho lo mismo que haríamos por Sarah si lo necesitara. Además nos habéis dado una nieta, la primera y estamos locos con ella.
Aaron besó a su madre en la frente y con una sonrisa y en broma dijo a su padre:
- Abraham Amzalag, te quito a mi hija por un rato. Tú la has tenido todos estos días y conmigo casi siempre está durmiendo.
- ¿ Cómo te atreves a quitarme de los brazos a mi nieta? - dijo bromeando Abraham
El buen humor y la felicidad reinaba en aquel pequeño grupo. Sin dejar de abrazar a Macarena, se dirigieron hasta la salida del aeropuerto. En casa les detallaría todo lo que había hecho en Israel.
El matrimonio Amzalag regresó a Agadir al cabo de unos días. Regresarían cuando se casaran, que sería en un mes aproximadamente. Se casaron por lo civil, y a la boda además de sus padres, también acudió Sarah y Ari. Por fin conocieron a su sobrina. Lo celebraron íntimamente en un restaurante elegante de Madrid. La pareja no dejaba de mirarse y no se soltaron de la mano en todo el tiempo. Sólo ellos valoraban lo que estaba ocurriendo, sólo ellos sabían de los problemas que habían tenido hasta su reencuentro. Al hallarse en su casa, solos, se abrazaron y besaron intensamente. Permanecieron juntos, abrazados, sin decirse nada, no hacía falta, sus ojos hablaban por ellos.
La pareja iniciaba una nueva vida, y entre los dos atendían a la niña que crecía increíblemente rápido. Juntos buscaban en Internet pueblos que reunieran las condiciones requeridas para sus proyectos. Y lo encontraron en Extremadura, en el Valle del Jerte.
Era justo lo que Aaron buscaba: poder cultivar fruta con vistas a la exportación. No sería rápidamente; tendría que analizar el terreno, su productividad Decidieron que era mejor tantearlo in situ, y prepararon todo lo que la niña pudiera necesitar para estar un par de días fuera de Madrid. Y contentos y felices en el coche de Macarena, emprendieron la aventura de localizar el lugar.
Y llegaron a Extremadura, a El Jerte. El paisaje era increíblemente bello: los cerezos en plena floración era una manta blanca en todo lo que la vista alcanzaba. Aaron se quedó maravillado del paisaje, e inmediatamente vio que aquella era una tierra fértil, no sólo para el cultivo de las cerezas, sino de otro tipo de cultivo.
Desde la cuneta en donde habían aparcado el coche para ver el panorama, sostenía en sus brazos a la niña y con el otro cogía por los hombros a Macarena
- Mira cielo, aquí nos estableceremos, formaremos nuestro hogar, aquí crecerán nuestros hijos
- ¿ Le ves futuro?
- ¿ Que si le veo futuro ? Pasea tu mirada por este lugar. Es una maravilla. No tendremos que viajar hasta Japón para ver los cerezos en flor, los tenemos aquí mismo.
- Perdóname, no quiero molestarte, pero aquí se crian muy buenos cerdos, con bellotas. Su carne, el jamón, es muy apreciada y se vende a un buen precio. Podríamos criar unos cuantos a ver qué tal resulta
- No me molestas en absoluto. El que yo no lo coma, no quiere decir que no pueda tener alguno e intentar también la ganadería. Pero no es lo mío, no entiendo nada de ganado. Mejor en lo que conozco: los cultivos. ¿ Echamos un vistazo por el pueblo?
- Claro, vamos. Nos podemos enterar si hay algún terreno para comprar y de paso conoceremos a nuestros próximos vecinos. Ja,ja,ja.
Y así lo hicieron. Fueron al Ayuntamiento y supieron que había un terreno, no muy grande, que un vecino jubilado, quería vender por no poderse encargar de su cuidado. Pidieron su dirección y fueron a visitarle para entablar conversaciones sobre lo que pedía por él y cuándo estaría disponible. Quedaron gratamente complacidos con el tratamiento que les había dado el buen hombre, que no dudó en obsequiarles con un plato de jamón, queso de El Casar y vino de Pitarra. Al ver el jamón, Macarena miró de reojo a Aaron, e iba a dar un excusa al hombre, cuando él alargó la mano y tomó una loncha. Macarena se quedó boquiabierta " no es posible "- pensó, pero le dejó hacer- . Aaron sabedor de lo que ella pensaba, le dirigió una mirada y una sonrisa, al tiempo que alababa la exquisitez del jamón. Cuando salieron, preguntó:
- ¡ Amor has comido jamón !
- ¿ Y por qué no iba a comerlo?, lo tenía que probar. Te dije que no era religioso. Sobre el cerdo existe una leyenda, pero es eso una leyenda. Además, si vamos a vivir aquí tendré que ambientarme ¿ no? ¿ Tú qué opinas ? - dijo dirigiéndose a su hija- Además no podía despreciarle al buen hombre su simpatía y amabilidad. Nos recibió muy bien, y creo que llegaremos a un acuerdo. Pero no creas que lo comeré muy a menudo; me gusta conservar las tradiciones
-No te preocupes, lo entiendo. Iba a darle una excusa, pero no me diste tiempo.
Ambos contentos y felices decidieron buscar algún parador para pasar la noche y partir de nuevo hasta Madrid al día siguiente. Una vez que Luz había comido y estaba durmiendo, la pareja sentada en la cama, con un papel y un bolígrafo, echaban cuentas de lo que necesitarían para pagar el terreno, y lo que ellos tenían en efectivo. Aún tenían que recibir el dinero del apartamento de Tel Aviv. Con los ahorros de ambos, podían cubrir la mitad del dinero
- Nos falta la mitad, pero hasta que recibamos lo del apartamento, se lo pediré a mis padres, y se lo iremos pagando poco a poco. Pero hay otra cosa que tenemos que hablar. Necesitaremos un lugar en donde vivir, y eso supone otro gasto más, que espero podamos cubrir. No es eso lo que me preocupa. Me preocupas tú. Tendremos que separarnos durante la semana; yo iría el viernes y volvería el domingo. Tendríamos que conformarnos con el fin de semana
- Ni hablar, nosotras nos venimos contigo. No pienso separarme de ti, aquí tendremos nuestra casa y nuestros hijos. Juntos para lo bueno y lo malo
- Pero te encantaba tu trabajo y tendrías que dejarlo
- No importa. Tú eres mi prioridad, tú y la niña. No necesito más, no quiero tener nada si tú no lo compartes conmigo
Aaron la dio un beso y acarició su cabeza. Miró a su hija que dormía tranquila en una de las camas
- ¡ Os quiero tanto, tanto, que me parece imposible. Me parece un sueño lo que nos está ocurriendo.
- Llama a tus padres y cuéntales lo que hemos visto y pensado. Anda llamales antes de que sea más tarde.
. No tenían más familia. Ambos recordaron a los que faltaban, especialmente al abuelo. Aaron mentalmente le dijo mirando al cielo:
- Benjamín, te has salido con la tuya. Ya estamos aquí, ya has vuelto, descansa tranquilo. Te prometo que amaré esta tierra que tanto quisiste y que ahora también será la mía.
En la intimidad de la habitación, mientras Luz dormia, pudieron por fin tener su luna de miel, entre abrazos y besos. Deseaban tanto estar juntos de nuevo, que la noche se les hizo corta, muy corta.
Judith y Abraham regresaron a conocer el lugar elegido por sus hijos. El padre les acompañó a visitar de nuevo al paisano para cerrar el trato. Antes Aaron le había llevado al sitio en donde ellos contemplaron el paisaje y, Abraham se quedó maravillado de lo que vio. Inmediatamente dio su aceptación y cerraron el trato. Ya eran terratenientes. Seguían creciendo las raíces.
También apalabraron una casa no muy grande, pero de momento era ideal para ellos. La tendrían en alquiler, de momento y si las cosas les iban bien, como esperaban, adquirirían una en propiedad. Judith y Abraham permanecieron con ellos algunos días. Querían hacer turismo por Madrid antes de regresar a Marruecos.
Recibieron el dinero del apartamento al cabo de tres meses, lo que les permitió devolver al padre lo que les había prestado. Abraham lo rechazó, esa sería la dote para su hijo, les ayudaría a seguir adelante.
Aaron preparó el terreno para cultivarlo. Para que le ayudase en ello, contrató a un lugareño que entendía por haber sido agricultor desde que tuviera uso de razón. Una mañana que ambos hombres estaban entregados a la faena, pasó por allí un hombre corpulento, rubio, y con acento extranjero aunque hablaba perfectamente el castellano.
- Buenos días ¿ sois nuevos?
- Si, hace poco que estamos por aquí
- Soy vuestro vecino. Yo llevo veinte años. Vine de turismo, conocí a una chica, me enamoré y no volví más a Alemania. Me conquistaron las gentes de este lugar, y te aseguro que no he echado de menos en todo este tiempo a mi país. Pero, perdona no me he presentado. Soy Alphonse Schroeder, aunque aquí me llaman simplemente Alfonso
- Yo soy Aaron Amzalag y soy judío, de origen sefardita
- Encantado de conocerte ¿ estás casado?
-Si, y tengo una niña pequeña. También llegué a España, conocí a una madrileña, y al cabo de un tiempo nos casamos. Igual que tú
- Ahora me tengo que ir, pero tenéis que venir a casa y conocer a mi familia ¿ Quedamos para el domingo?
- Estupendo, el domingo iremos
- Vivo en la casa que hay justo al lado del Ayuntamiento, la de ladrillos rojos.
- Muy bien, hasta el domingo pues
- Oye, si necesitáis algo, lo que sea dímelo. Tu obrero conoce mi terreno por haber trabajado los veranos en él. Si quieres algo, lo que sea, que te lleve y así lo conoces. Me encantará recibirte y enseñártelo: es mi orgullo. Cuando yo empecé a cultivarlo, apenas se conocían las cerezas y ahora fíjate.
- Alfonso, yo pienso cultivar cerezas también. Al menos de momento, hasta que conozca bien el terreno y sepa si puedo cultivar otra clase de producto.
- No importa hay para todos. Ahora no puedo entretenerme, el banco cierra. El domingo hablamos de ello ¿ te parece?
- Por supuesto. Será hasta el domingo.
- Adiós
Caía la tarde cuando Aaron llegó a casa. La niña empezaba a tomar papillas, y en eso estaba Macarena, cuando entró. Estaba exultante de felicidad; las cosas empezaban a marchar. Todo iba por los cauces normales.
- Tengo que contarte la visita que hemos tenido esta mañana. Resulta que pasó por allí un vecino del terreno de al lado. Es muy simpático y nos ha invitado a su casa el domingo para comer y conocer a su familia
- ¿ Qué me dices? Eso es estupendo. Ya empiezas a tener amigos
- Es alemán y no ha tenido ninguna pega con mi origen
- Ya te dije que aquí no miramos de dónde es cada uno. No tengas resquemor, no pasa nada porque la gente lo sepa. Lo importante es ser persona. El nacimiento de cada uno de nosotros, es pura casualidad, no decidimos dónde nacer. Pero sí somos responsables de nuestros actos, de ser buenas personas
- Mi vida, esto marcha, esto marcha- dijo contento tomando las manitas de su hija que se las extendía - La dio un beso en su pequeña mejilla. Un resto de papilla de la niña quedó en sus labios que relamió.
Hacía varios días que no hablaba con sus padres. Llegaba muy cansado del trabajo, pero aquella noche sí les llamó: tenía un amigo, una extraña amistad difícil de darse en otro lugar que no fuera aquel.
Alfonso y Aaron se reunieron el domingo como habían quedado y Luisa, la mujer del alemán, recibió encantada a Macarena. Luisa cogió en brazos a la pequeña Luz que era una muñeca, morenita y simpática que jamás borraba la sonrisa de su carita
- Los míos están en la universidad. Una quiere ser periodista y el otro abogado. . Yo trabajo en la escuela del pueblo, soy maestra
- Yo era guía turística y en un viaje conocí a Aron y nos enamoramos. Pasamos por muchas dificultades, pero al final el amor salió vencedor. Tuvimos a Luz, que es la alegría de la casa. Mi cuñada está esperando su primer hijo. Hace poco que se han casado, así que de momento esta niña es el ojito derecho de los abuelos. Viven en Agadir y vienen de vez en cuando a visitarnos
- Tráelos cuando vengan. Me encantará conocerles.
Los dos hombres salieron al porche y con una copa de vino y unas aceitunas, entablaron una amigable charla, que al final de la misma quedaron en volverse a ver en los cultivos al día siguiente, ante una posible sociedad en común. Alfonso le dijo que él había intentado comprar ese terreno, pero que el dueño no lo quiso vender
-Ahora se siente mayor y los achaques le han hecho dejar los cultivos Tu terreno es mejor que el mío. Tenemos que estudiar nuestra sociedad para ampliar más la exportación. Al tener más producción entre ambos terrenos produciremos más cantidad, y al tener abastecida a Europa en la actualidad, el horizonte de otras zonas está en perspectiva
- Mi padre tiene arrendada a mis primos, en Marruecos, una cooperativa de cítricos, pero ya he hablado con él, exportar lo mío e importar el cultivo de ellos
- Sería muy interesante. Tenemos que hablar de ello en profundidad, creo que será muy beneficioso para ambos.
Y hablaron y se asociaron. Exportaban no sólo a Europa, sino también a la cooperativa de sus primos y a su antiguo jefe. Por mediación de la esposa de Alfonso, Macarena entró a trabajar en la escuela del lugar, enseñando a los niños francés e inglés. Luz, cuando los abuelos no estaban en España, se quedaba en la guardería de la misma escuela, recogiéndola a mediodía para comer en casa. Allí se reunían los tres.
Luz ya había cumplido año y medio. Traía loco a su padre y entre el matrimonio jamás hubo ningún disgusto serio; alguna discusión sin importancia que se solucionaba por la noche. Un día estaban sentados a la mesa y Macarena tuvo que salir corriendo al baño. Para Aaron era una novedad, pero Macarena conocía perfectamente esos síntomas.
- ¿ Qué te ocurre ? ¿ Te encuentras mal ?
- Pues la verdad no estoy muy bien. Tengo el estómago revuelto
- Algo que has comido que no te ha sentado bien. Anda túmbate un rato a ver si se te pasa.
- Tardará más o menos nueve meses en que se me pase
- ¿ Cómo dices ?
- Pues eso, que vas a ser papá de nuevo
- ¿ Me lo dices en serio?
- No se me ocurriría bromear con algo tan serio. Si, estoy de nuevo embarazada
- Cariño, cariño - la decía una y otra vez loco de contento
Y pasados los nueve meses, llegó Benjamín, un niño que cuando nació era el vivo retrato de su hermana en la misma época. Como en aquella ocasión Judith y Abraham estuvieron presentes, pero fue Aaron el que permaneció en el paritorio ayudando a su mujer. Mientras Macarena descansaba en la habitación tras el parto, Aaron salió al jardin de la clínica y mirando al cielo dijo en voz queda:
- Abuelo, aquellas raíces se han hecho un hermoso árbol. Ha crecido con las ramas fuertes y sanas. Siento que a través de los siglos he vuelto yo también a mi casa, a mi lugar, a mis propias raíces que tu hiciste las amara como tú las amaste. Sefarad tiene un nuevo ciudadano, pero también Israel. No sé cuando podremos ir a visitarla, pero iremos los cuatro, o quién sabe si no seremos cinco para cuando vayamos- dijo en tono festivo
La sociedad les fue muy bien. Las familias se hicieron muy amigas, y juntas compartían las preocupaciones que los negocios proporcionaba, pero que ambos solucionaban con facilidad. Los abuelos cada vez venían con más frecuencia y sólo les mantenían lejos de allí Sarah y su nueva nieta.
Macarena y Aaron se querían cada vez más intensamente y eran muy felices con sus hijos. Construyeron su casa y al cabo de unos años, cuando Benjamín contaba cinco, volvieron a Israel durante un verano para que ellos conocieran la otra rama de la otra sangre que corría por sus venas. Cuando fueran algo más crecidos, su padre les enseñaría la historia de ese antiguo pueblo al que ellos también pertenecían.
- Estad siempre orgullosos de vuestros orígenes, tanto de los de mamá como de los míos. Ambos llevamos tras de sí, la cultura, los aciertos y los errores que todos los seres humanos tenemos, y en especial ambos países que en un tiempo feliz compartieron tierras y lenguas. No lo olvidéis nunca. La mitad de vosotros es ladina, pero la otra mitad judios sefarditas y en vosotros se ha cumplido el sueño de muchas generaciones de judíos, que soñaron con volver a su tierra, regresar a Sefarad.