martes, 30 de junio de 2015

Los hijos O'Connor - Capítulo 6 - Una charla familiar


Brendan e Iris recogieron a su hija en el aeropuerto.  La abrazaron fuertemente. La habían echado mucho de menos, un mes era mucho tiempo para unas personas que a penas tenían comunicación entre si.  Sobretodo Iris era la que estaba más aislada, ya que Brendan entre el trabajo y las ausencias hacían que la soledad de la casa se le hiciera agobiante.  No reclamaba, no se quejaba, pero día a día en su rostro se reflejaba la tristeza que en su interior sentía.

Contentos llegaron a casa y las preguntas se sucedían ¿ cómo está todo, cómo lo has pasado, te ha gustado Madrid? , etc.etc.  Notaron que su hija estaba cambiada. No sabían precisar qué, pero el brillo de sus ojos y la alegría que reflejaba su rostro indicaban que no era la misma que salió de Dublin rumbo a Madrid.

Iris presentía que había conocido a alguien y eso posiblemente, fuese el motivo de la viveza de la chica.  Mientras comían comentaban todas las incidencias del viaje, y que había sido una semana antes de regresar cuando se había producido el cambio.  Iris aguardó a que Brendan regresase a la oficina, para reunirse con su hija

- Cuéntame algo de mis padres

- Pues es que tengo pocas cosas que contarte. Fui al cementerio, visité su tumba y dejé unas flores en ella. Me dio mucha pena, y me entristeció mucho el que te quedaras sin ellos tan pequeña.  En el piso estuve cómoda, aunque los primeros días,  extraña, rodeada de tantos recuerdos. . .  No toqué nada del cuarto del abuelo, todo lo dejé igual

- ¿ Has conocido a alguien?

Vicky no esperaba esa pregunta a bocajarro, y tardo unos momentos en contestarla

- Si, he conocido a un chico estupendo. De eso os hablaré cuando papá llegue esta noche. Nos hemos hecho novios

- Espera, espera. . . ¿ Os habéis hecho novios, tan rápido?

- Si ¿ qué ocurre ? los flechazos son así, sin pensarlo, por casualidad

- Hija, creo que vas muy deprisa y eso no es bueno. Asegúrate de que no te rompan el corazón

- A ti ¿ te lo rompieron?

Iris tampoco esperaba que su hija se lo preguntase

- No exactamente, pero sí lo pasé mal

- Quién te hizo daño ¿ papá ?

- Ahora es el momento de hablar de ti. Eso pertenece al pasado y son cosas mías

- Creo que será mejor os lo explique a los dos juntos. Esperaré que llegue papá

- ¿ Y si no viene a cenar?

- ¿ Es que no cena en casa? ¿ Os habéis peleado ?

- No, no. . . Lo que ocurre es que está muy ocupado. Trae entre manos un negocio muy interesante que le entretiene bastante

Iris lo dijo con ironía, pero su hija ignorante de lo que ocurría no lo supo interpretar. Tampoco Iris lo podía afirmar, pero su sexto sentido se lo avisaba. Le daba miedo que fuera verdad, porque entonces debería tomar una decisión drástica, no tenía otra alternativa. Si se confirmaba que Brendan salía con otra mujer,  o rompía con él o callaba , y continuaba así.  Era cobarde, pero temía saber la verdad. El tener que alejarse de él la torturaba, porque además sabía que también perdería a su hija.

Ese día Brendan sí fué a cenar en homenaje a Vicky.  Durante la sobremesa se acomodaron en la biblioteca y ante una taza de café, la chica comenzó  a hablar

-Como os indiqué esta mañana, he conocido a un chico y nos hemos enamorado. Eso en sí no tiene nada de particular, pero el caso es que él vive, estudia y trabaja en  Madrid  y yo.. . aquí.

- ¿ Eso es todo? que venga a vivir a Dublín, respondió Brendan

- No es tan fácil, papá.  Como español es muy orgulloso. Se trata de un chico de clase media, huérfano de padre. Su madre trabaja mucho,  y él mismo , para pagarse sus estudios de medicina. Ahora marchará a la costa porque allí,  con el turismo,  ganaría más dinero.  Lo ahorrará y así cuando comience el nuevo curso tendrá más tiempo para estudia,  hasta que termine.    Ha trabajado en la cafetería del Campus y los fines de semana es camarero.  Por eso es muy difícil que pueda venir. Está haciendo un gran esfuerzo por sacar adelante la carrera.  En Octubre entrará en quinto. Le queda mucho hasta finalizar. . .

- ¿ Tú le quieres?- la preguntó Iris

-¡ Claro, y mucho ! y él también me quiere. No sé qué hacer. . .

Brendan,  al conocer el pensamiento de su hija, se dio cuenta de que lo tenía complicado, y desafortunadamente la aconsejó

- Olvídate de él, olvídate.  Sal con otros chicos y con tus amigas. No puede ser un amor muy grande.  ¡ Por Dios, acabáis de conoceros !  Unos días  y cuando quieras recordar habrás pasado página

Iris estaba perpleja con lo que escuchaba. Su hija les pedía consejo y a él sólo se le ocurría decir que le olvidase

- ¿ Cómo puedes hablar tan frívolamente? Precisamente tú no eres el más indicado- dijo Iris

- ¿Cómo que no soy el más indicado? Soy su padre y ella es muy joven todavía y no sabe lo que la conviene. Es mi deber abrirle los ojos

El tono con que Brendan respondía a su mujer dejo a Vicky muy confundida. Nunca antes había visto a su padre tan alterado

- Callad, por favor no discutáis.  He pensado irme a vivir a España. Buscaré un trabajo y de esta forma estaremos juntos

- ¿ Irte de aquí ? No ni hablar, no lo consentiré

- Papá soy mayor de edad y puedo valerme por mi misma. Por supuesto que no te iba a pedir ni un céntimo, pero no voy a renunciar a él

- Cálmate, hija. Lo que ocurre es que papá está fatigado y nervioso. Además nos ha pillado de sorpresa, no lo esperábamos.  Creo que deberíamos seguir la conversación cuando estemos más calmados

- Tienes razón. Estoy cansado. Mañana hablaremos con más calma. Buenas noches

Brendan salió sin besar a ninguna de las dos, cosa que extrañó sobremanera a su hija

- Pero, ¿ qué le pasa ?

- No debes dar importancia. Lleva una temporada algo extraño, pero se le pasará enseguida

-Vosotros ¿ estáis bien ?

- Hija las personas pasamos por muchas etapas en la vida.  Nosotros también tuvimos veinte años, y nos enamoramos ¡Dios mio!, pero ahora estamos en la madurez y las cosas cambian. Todo es más tranquilo, más reposado, más monótono

- Mamá, te noto muy baja de moral

- Posiblemente. No estoy en mis mejores momentos. Tanto tú como tu hermano ya voláis solos, y seguramente esta casa nos viene grande a los dos.  Anda, vamos a la cama, verás que mañana vemos todo de distinta manera. Pero antes cuéntame cómo es él

- Mira.  Y la enseñó una fotografía que llevaba en el móvil
- ¡ Es un guapo chico ! y quiere ser médico. ¿ Sabes? me gusta que se costeé la carrera con su trabajo. Eso denota que  es emprendedor. Es un tanto muy grande a su favor en la opinión de papá, pero . . . lo tenéis un poquito complicado

- Cómo os he dicho alquilaríamos un pisito pequeño y con mi trabajo y lo que él pueda sacar, creo que viviríamos y de esta forma terminaría la carrera. Quiere ser cirujano, pero para eso le queda otro tanto como lo que lleva estudiando.  Conozco a su madre y a su abuela, son encantadoras.

- Veo que no habéis perdido el tiempo. . . Pero también podríais vivir en casa. El piso casi siempre está vacío. . .

- No mamá, seguramente no podríamos costear sus gastos. Es preferible otro más modesto, además dudo de que él lo aceptara. Como te he dicho es muy orgulloso.  Referente a lo segundo. . .Es cierto no lo perdimos ¿ entiendes lo que quiero decir?

- Hija no me digas que estás embarazada. .

- No mamá, de momento no puede ser, pero sí nos hemos acostado.  No entiendo porqué te cuento todas estas cosas.  Nunca habíamos tenido una conversación tan profunda.  Creí que no lo entenderías

- Si hija, claro que lo entiendo.  Precisamente yo, lo entiendo perfectamente

- ¿ Por qué dices eso ? Intuyo que hay algo que nunca nos habéis dicho. Ya lo sospeché en Madrid.  Había cosas que no encajaban en la historia y así se lo dije a papá, pero él no me dio más que razonamientos pueriles.  Cuéntame. . .

- Es tarde, además papá lo sabe mejor que yo.  Él te lo contará algún día. Anda vamos a la cama.

-Está bien, lo entiendo. Buenas noches mamá

Aquellas palabras eran  música celestial para los oidos de Iris. Nunca había tenido oportunidad de hablar con su hija de cosas que la pudieran preocupar.  Si el cambio había sido por obra de ese muchacho, bendito sea. Esperaba que las cosas fuesen distintas.  Se besaron y cada una se dirigieron a su dormitorio

Brendan aún no se había dormido, esperaba a su mujer algo enfadado

- Muy bien, lo has hecho muy bien. Me has desautorizado ante nuestra hija. Te has puesto de su parte y ¿no ves que es un capricho de niña malcriada, que pronto se le pasará?. En lugar de reforzarme te pones de su parte. ¡ Es increíble !

- Cállate y no desvaríes. Precisamente tú vas a criticar mi  insensatez. . .  Por cierto me ha hecho preguntas que no he contestado, pero debes estar  alerta porque mucho me temo que el interrogatorio será para tí, y no tardando mucho

- ¿ Y qué me va a preguntar.  Sobre qué ?

- Sobre el inicio de nuestra relación. . . No la he querido decir nada de cómo ocurrió para que no se llevara una mala impresión.  Ella te adora y te tiene en un pedestal. El día que se lo cuentes, sé hábil. No  seas brusco y adórnalo como mejor veas, pero que no la haga daño.

- Pero fue todo por amor, ya lo sabes

- Si lo sé, pero las formas no fueron muy adecuadas. Pero no es eso lo peor, sino lo que siguió después.  Lo importante que fue en nuestras vidas. Y ahora déjame dormir, estoy cansada y supongo que tú también

- Si lo estoy, buenas noches. Que descanses

- Buenas noches. Hasta mañana

En otros tiempos él la hubiera abrazado y besado, pero ahora todo era distinto. Ella le seguía amando con todas sus fuerzas, pero él. . .  Su sueño fue intranquilo, una duermevela entre la llegada de su hija, su confesión y lo que Vicky quería averiguar sobre el pasado de sus padres.  Tarde o temprano tenía que enterarse, pero temía su reacción.  Apoyó su cabeza en la espalda de Brendan, pero éste dormía plácidamente. Sonrió con tristeza. Qué distinto era todo.

Cuando sonó el despertador, Brendan se giró mirando cómo su mujer dormía. Miraba su rostro de facciones suaves, relajadas y con mucho cuidado acarició su mejilla y su hombro.  Amaba a Iris más que a nada. Sabía que no se estaba comportando con ella todo lo bien que debiera.  Superados los momentos de sus desencuentros primeros, habían tenido un matrimonio feliz y se habían querido muchísimo. ¿ En qué momento había venido el desencuentro? Reconocía que no fue ella la que lo propició, pero sentía la necesidad imperiosa de saber que aún era joven, que aún podía disfrutar de la vida. Fue entonces, cuando cumplió los cincuenta, que empezó a flirtear con otras mujeres. Al principio como un juego, pero poco a poco, sin darse cuenta, se vio inmerso en algo más importante.  Agradecía que su mujer no se hubiera enterado de nada. . . al menos eso creía él. Ignoraba que ella lo presentía casi desde el mismo momento en que surgió.  Iris se revolvió en la cama y él aprovecho para besarla.  En aquel momento sintió la necesidad de tener intimidad. Hacía muchos días que no tenían relaciones sexuales.  Quizá fuera que  tenía mala conciencia con su mujer.
  Ella terminó de despertarse y respondió a su marido, pero no  atenuó en absoluto la tristeza y decepción que sentía. Trato de que él no lo notara. Sin poder evitarlo se le escaparon algunas lágrimas e hizo reaccionar a Brendan
- ¿ Qué es lo que te ocurre, por qué lloras?   Creí que te agradaría. . .
- Y me agrada, pero llevo días que no me encuentro muy bien. . .

- ¡ Es increíble !. Nunca acierto. Llevas una temporada que estás insoportable. Sin duda la menopausia te está jugando una mala pasada
- Brendan, por favor. .  Tú tienes mucha culpa de eso. A penas hablamos, estás poco en casa. . . Pero eso ya lo sabes, no es nada nuevo. Y aún no tengo la menopausia. Los hombres siempre lo ponéis como una excusa, sin daros cuenta de que vosotros también la tenéis

- Dejémoslo ya.  Se me hace tarde.

No quiso seguir escuchando los reproches de su mujer. Sabía que tenía razón
Saltó de la cama y se dirigió al cuarto de baño. Cuando salió la arruga de la frente la tenía muy marcada, lo que indicó a Iris, que estaba enfadado.  No le había gustado el reproche de ella.
Cuando Vicky se levantó, encontró a su madre cabizbaja y,  unas  ojeras violáceas denotaban que no había pasado buena noche.
- Te invito a comer fuera de casa- dijo Iris

- ¿ Con papá ?

- No, seguramente papá hoy no venga a comer.  Hemos discutido un poco. . .

- ¿ No será por mi culpa ?

-No, hija.  Tú no has tenido nada que ver.

- Lo siento mamá pero he de ir al trabajo

- ¡ Claro, no me acordaba !  Llamaré a Daisy. Me apetece salir un rato

- ¡ Estupendo mamá ! debes salir más y no estar siempre en casa

- No creas, salgo. Pero hay días que no tengo ganas
Desayunaron juntas y cuando su hija salió, llamó por teléfono a su íntima amiga para quedar con ella.  Irían a un buen restaurante, y al menos pasarían una buena tarde.
A la hora acordada se reunieron a la puerta del local en el centro de la ciudad.  Dieron al maître su nombre y las acomodaron en una mesa, en un rincón.  Pidieron un vermuth y comenzaron una charla confidencial en la que Iris hizo partícipe a su amiga de las novedades que traía Vicky de Madrid,  y su discusión con Brendan nada más despertarse
De repente Iris cortó su conversación  Su amiga al comprobar la palidez que su rostro tenía, se alarmó al tiempo que la preguntaba
- ¿ Qué te ocurre, te encuentras mal ?

- Tengo que irme, tengo que irme

- Pero ¿ qué pasa, por qué tenemos que irnos?

- Mira. . . Se han confirmado mis sospechas. . . Tengo que irme
Daisy giró la cabeza en la dirección que su amiga le indicaba y se quedó de piedra al ver a Brendan con una mujer más joven que él, a la que acariciaba con ternura y la besaba en la mano.  Pagaron lo que habían pedido y salieron precipitadamente del restaurante
A duras penas Iris podía contener el llanto. La amiga no salía de su asombro;.  Estaba exasperada, furiosa e indignada
- ¿ Sabes lo que yo hubiera hecho ?  Nada de salir de allí. No eres tú la que está obrando mal.  Me hubiera puesto delante de ellos a ver si se les caía la cara de vergüenza. . .

- Por favor Daisy, no me digas nada, no comentes nada

- ¿Qué vas hacer?

- No lo sé, no lo sé . .  Me voy a casa. . .

- Espera, cálmate. . . te acompaño
Durante el camino a casa, las dos mujeres iban sin hablar, pero Iris pensaba lo que iba hacer. Lo que tanto había temido se había confirmado: dejaría a Brendan  Aguardaría a saber la decisión de Vicky para hacerlo.  Si volvía  a Madrid, ese mismo día se marcharía de casa.  No quería hacerlo antes para no complicar la decisión de su hija. De nuevo Brendan la había roto el corazón.

lunes, 29 de junio de 2015

Los hijos O'Connor - Capítulo 5 - Mi primera vez


Compró en una floristería cercana a su domicilio,  unas flores alegres. Confeccionó con ellas un arreglo y lo puso en el centro de la mesa. Puso un fino mantel, sacó su vajilla más bonita y completó la decoración de la mesa con unas copas de fino cristal y unos cubiertos heredados del abuelo Philip.  Repasó todo para que no estuviera nada fuera de lugar.  Se arregló con sumo cuidado, se perfumó y se miró en el espejo dando su aprobación.  Acto seguido se dirigió a la cocina: todo en orden, el vino a punto , todo perfecto.

Aguardó impaciente fuera la hora de la llegada de Luis y,  hacia las doce del mediodía, él acudió a la cita puntual

- Hola, cielo- fue su saludo besándola en la mejilla

- Hola, mi chico- le dijo sonriente

Le ofreció algo de beber y sacó un plato con buen jamón serrano. Él eligió Jerez y ella también.  Se les notaba algo violentos, no sabían de qué hablar, sólo se miraban y sonreían.

- ¿ Quieres oir música ?

- Si, estaría bien. Sería una forma de romper el hielo

- ¿ Qué hielo ?

- Pues el que tenemos ahora mismo. No sabemos qué hacer ni que decir.

- Eres un descarado. Dime qué le parecí a tu familia

- ¡ Oh ! les has encantado." Es muy simpática, muy guapa, muy educada, etc. etc."
- Por favor, me vas a sacar los colores. 

- ¿ Seguro ?

Luis la atrajo hacia sí y la besó al tiempo que la abrazaba. Ella correspondió. Flotaba, su cabeza flotaba, no pensaba en nada, no quería pensar en nada. Estaba con el hombre del que se había enamorado sin saber cómo ni cuando, pero no la importaba.  Era feliz. Sabía que dentro de unos días estaría lejos, pero ahora estaban allí y se amaban. 

Entre caricia y caricia, Vicky le dijo

- Será mi primera vez. . .

-¿ Tu primera vez?

- Si. No he conocido a ninguno hasta ahora que me interesase hasta ese extremo. ¿ Me comprendes?

- Si mi amor. No te preocupes por nada

Se olvidaron de la comida, no existiía nada más que su amor recién nacido. Las palabras de cariño brotaban de sus labios con facilidad. Luis la besaba, la acariciaba y la juraba que era el amor de su vida y a nadie amaría como a ella.  Vicky con los ojos entornados le escuchaba. ¿ Qué es lo que había ocurrido que despertaba en ella esa pasión? Nunca había creído en ello pero tenía a su lado a Luis que  miraba embelesado su rostro,  acariciando sus mejillas  La noche había llegado, pero uno recostado junto al otro, sin hablar, sus pensamientos volaban hasta el día cercano en que se tendrían que separar.  Debían hablar de ello, qué es lo que iban hacer. Era una situación con la que no contaban pero que había surgido.



- No quiero separarme de ti- dijo Luis

- Yo tampoco. . . Sólo tenemos dos días, vivámolos a fondo. Quédate - dijo ella
Luis la miraba pensativo. El rostro de Vicky se le había clavado en el alma. Estaba loco por ella e iba a perderla, quizás nunca volvieran a verse.  Ese pensamiento le martirizaba, porque ya no comprendía su vida sin ella
- Si mi amor, me quedaré contigo hasta tu partida. Pero antes he de ir a casa a buscar ropa con la que cambiarme en estos dos días, de lo contrario despediré un olor tan insoportable que me echarás de casa
Rieron. Se hacían cosquillas, jugueteaban. Eran jóvenes, plenos de vida  y de deseos. A sus veinte y pocos años, todo era de color de " rosa ". Pero alguien debía poner un poco de sensatez en aquel laberinto de pasiones.  Cuando despertaron, Luis , comentó que antes de desayunar recogería algo de ropa en su casa y avisaría que no le esperasen ni el lunes ni el martes.
- Volveré pronto, en un rato - dijo Luis besando a su novia.




 Bajó las escaleras corriendo, ni siquiera esperó al ascensor "cuanto antes vaya, antes regreso", es lo que pensó.  Vicky le veia bajar sonriendo y dando unos pasos de baile, entró en el piso.
- Hijo, nos tenías preocupadas ¿ dónde has pasado la noche? No acostumbras a dormir fuera de casa. ¿ Has estado con ella?

- Si abuela. He pasado la noche con Vicky. Vengo a recoger algo de ropa porque estaremos juntos estos dos días que le faltan  de estar en Madrid

- ¿ No váis muy deprisa?
- Abuela ¡ no tenemos tiempo ! No sabemos cuándo volveremos a vernos, si es que ésto ocurre. Yo no puedo ir a su país y ella trabaja,  y hasta vacaciones de Navidad no nos veremos. . . Y para eso falta mucho.  No, no podemos esperar

- Luis ¿ te has parado a pensar qué ocurriría si la dejaras embarazada?

- Siii, no te preocupes por ese aspecto. Tomamos precauciones,  abuela

- Por experiencia sé que la peor parte la llevaría ella. Tu madre es hija de soltera, ya lo sabes y no tienes ni idea a los problemas que tuve que enfrentarme yo sola

- Lo sé, lo sé. Pero no permitiré que a ella le ocurra eso. Todavía no podemos permitírnoslo, no todavía.  Ahora más que nunca debo acabar mis estudios. Quiero ofrecerle todo a lo que está acostumbrada. Me buscaré un trabajo que me permita estudiar, pero debo ganar algo de dinero.  Tengo que hablar con mamá. Cuando Vicky se haya marchado, entonces tendré tiempo libre, pero ahora debo estar con ella ¿ me comprendes, verdad?

- Hijo yo también tuve veinte años y como resultado de ello vino al mundo tu madre ¡ Cómo no voy a comprenderte ! Sólo te pido por favor, que tengáis mucho cuidado.  Sería un desastre si ocurriera algo

- Si la dejase embarazada, dejaría los estudios, trabajaría y si ella me aceptara nos casaríamos y tendríamos ese hijo. Nuestra vida cambiaría, es cierto. . . pero te repito,  no te preocupes. ¡ Abuela estudio medicina ! sé lo que tengo que hacer. Y ahora me voy. Me está esperando
Salió de la casa como un ciclón, besando a su abuela con quién se entendía mejor que con su madre. No es que no tuviera confianza con ella, pero era más estricta.  Corriendo llegó a casa y Vicky le recibió abrazándole
- Cariño, cuánto has tardado

- Menos de una hora, no te quejes. . . He estado hablando con mi abuela, mamá está en la oficina. Me ha dado algunas recomendaciones y me he entretenido algo.  Tengo hambre, mucha hambre y es que ni comimos, ni cenamos, ni hemos desayunado. Somos unos fieras - dijo riendo

- Yo también tengo hambre. ¿ Desayunamos los spaguetti?

-¿ Spaguetti para desayunar?. . . Bueno, me parece bien: spaguetti
Los calentaron en el micro y riendo se sentaron a la mesa para comerlos
- Hagamos como "La dama y el vagabundo"- dijo ella
Y buscaron un spaguetti largo y cada uno por un lado, fueron sorbiendo hasta llegar a unir sus labios.  Era una locura, no podía estar pasando. Era como una película que no presenciaban en el cine, sino que la vivían.  Decidieron salir a dar una vuelta. Luis cogía por la cintura a Vicky y ella apoyaba su cabeza en el hombro. Nunca, nunca había conocido tanta felicidad.
Pero esos dos días pasaron veloces y con pesadumbre, Luis acompañó a Vicky hasta el aeropuerto. Hablaban poco y sus cortas frases iban dedicadas a buscar consuelo mútuo.  Los altavoces anunciaron que los pasajeros rumbo a Dublín debian entrar.  Se miraron a los ojos, se abrazaron
- No me olvides, niña rica

-Nunca, ¿ cómo voy a olvidarte ? Vendré a verte . Volveré pronto. Trataremos de arreglarlo, pero no voy a renunciar a ti. Besame, tengo que entrar.
Se fundieron en un abrazo y se besaban repetidas veces. No veían el momento de separarse. Con los ojos llenos de lágrimas Vicky se separó de Luis. Él no se movió de allí hasta ver el despegue del avión. Luego lentamente, con el corazón dolido abandonó Barajas rumbo a su casa. Hasta la noche no tendría que ir a trabajar; tenía tiempo durante todo el día para pensar en ella. Aguardaría la llamada de Vicky notificándole que había llegado a casa. Era casi  media noche cuando su teléfono móvil  sonó y pudo escuchar su voz



- Mi amor ¿ estás bien ?- dijo Luis

- Si. . . estoy regular. . . Te echo de menos.  Esta noche cuando llegue mi padre, hablaré con ellos y entre todos encontraremos una solución. Ya lo  verás mi amor. Te quiero, te quiero mucho. No mires a ninguna chica- dijo riendo a pesar de estar rota. No quería llorar, no debía llorar para no apenar a su novio. 
Al cabo de un rato, colgaron.  Luis se recostó en su cama imaginando a esa "niña rica" que le había robado el corazón.
Su madre llegó del trabajo cuando él marchaba para el suyo.  Después de besarla le anunció que al día siguiente hablarían. Tenía que explicarla todo lo ocurrido, a pesar de que ya estaba en antecedentes. La abuela ya la había informado.
- Cuídate, hijo mio. Que tengas una buena noche

- Hasta mañana, mamá. Tú también. Te quiero

  Y besando en la mejilla a la madre,  salió para acudir a su trabajo.

domingo, 28 de junio de 2015

Los hijos O'Connor - Capítulo 4 - Coca-Cola

Vicky había alcanzado su objetivo: había visitado la tumba de sus abuelos, pero sabía que la historia estaba incompleta y no era en Madrid en donde tenía el final, sino en Dublin y debían ser sus padres quienes pusieran el broche final. Algo la decía que parte de la historia estaba oculta y no entendía el motivo para ello. El mes de Junio iba pasando poco a poco y se acercaba el final de sus vacaciones. No la había dado tiempo de hacer amistades, así que dedicaba grandes paseos por la ciudad. Acudia a los museos, al teatro, al cine, en fin todo la que la variada oferta cultural de Madrid la ofrecía.
La temperatura era deliciosa, no hacía excesivo calor y las noches eran propicias para los paseos por la Castellana, o para sentarse en una terraza al aire libre y disfrutar de la noche.  Recordaba su encuentro con Luis al que no había vuelto a ver y que seguramente disfrutaria de sus vacaciones veraniegas, una vez finalizado el curso. Se preguntaba ¿ habrá  aprobado ?  Se le ocurrió preguntar al conserje por la zona en la que la juventud se encontraba para divertirse y el hombre la dio algunos lugares .
Quizá tuviera suerte y se encontrara con él. La gustaría volverle a ver y despedirse .  Acudió a la más cercana a su domicilio: la glorieta de Alonso Martínez. 



Allí en su paseo central había un kiosco que sacaba  unas mesas y en ellas se juntaban los jóvenes de la zona. Había un gran alborto de voces alegres en las pandillas de amigos que charlaban animadamente tomándose una cerveza.  Miró entre ellos para ver si la casualidad les reunía de nuevo, pero no sucedió tal cosa.  Se sentó en un taburete y no tardó  en acercársele  un joven con la intención de entablar charla  con ella: Era un joven atractivo, pero no la entusiasmó la idea y con una mentira espantó al intruso

- Lo siento estoy esperando a mi novio. - Es lo que indicó al muchacho, que pidiéndola perdón se alejó.

Era ya muy tarde cuando emprendió el retorno a casa, después de apurar la cerveza que había pedido.

Bajó por la calle de Génova hasta llegar a Zurbano. Por esta calle  se dirigió para  llegar al Paseo del Cisne en donde estaba su domicilio.  Una llamada del teléfono la sobresaltó

- ¿ Quién es ?

- Vicky, soy papá. Te he llamado hace por lo menos una hora y no estabas

- ¡ Qué susto me has dado!. Creí que ocurría algo malo. ¿ Estáis bien ?

- Si, todo bien. Como a veces cuando llamas no estoy. . . quería charlar contigo y saber cómo lo pasas



- Muy bien. Ya me queda poquito de estar aquí. Por cierto, papi, hay algo en esta historia que no me cuadra.  En realidad lo que he podido averiguar es el lugar en donde reposan los abuelos,   y vivir en la casa que habitamos antes de ir a Irlanda  Nada más, es que no hay más . .

- ¿ Y qué no te cuadra?

- No sé. . . Pensé que había algo misterioso en la historia, pero no hay nada. . .

- Simplemente fue una amistad enormemente grande plena de amor y lealtad.

- Pero. . . no entiendo por qué a tio Philip le llamaba abuelo y a mi verdadero abuelo le llamaba tío Sean 

- Porque eras muy cria y confundías el parentesco

- Y a ti ¿ por qué te recuerdo cuando ya era mayor ?

- Hija, no sé. . .Quizás al ser pequeña no recuerdes bien los momentos vividos.

- Será eso. . . De todas maneras lo hablaremos cuando llegue. Estoy haciendo un borrador del relato tal y como yo lo interpreto. Me gustaría lo leyeras para ver si se acerca a la verdad. Es una historia tan hermosa, que no me gustaría falsearla.

- Tu madre te informará mejor. Ella convivió con el abuelo Philip durante muchos años

- Si, ya lo sé. . . Pero, me entiendo mejor contigo
Charlaron durante un rato más.  Al colgar el teléfono, Brendan se quedó mirando el aparato preocupado por la reflexión de su hija. Tendría que pensar muy bien lo que la diría cuando le preguntase.  Se dirigió a la habitación en donde plácidamente dormía Iris. Se la quedó mirando con ternura y tras besarla en la frente, comenzó a desnudarse para meterse en la cama.  Mientras lo hacía, reflexionaba en que tendría que hablar con Iris y ponerla en antecedentes de lo que su hija le había comentado.

Últimamente se habían distanciado bastante. Brendan,  cada vez llegaba más tarde del trabajo y sus conversaciones eran intrascendentes y cortas, como para cumplir un expediente. Viajaba con frecuencia, y a pesar de que Iris le pedía acompañarle algunas veces, él la convencía para quedarse en casa, ya que el viaje sería a penas de un par de días. Hasta que llegó el día en que ella no insistió más. Sus salidas a algún espectáculo o algún restaurante, fueron menos frecuentes. El decía estar cansado y ella se resignaba a quedarse en casa.  En cierto modo comprendía a su marido.  Los viajes, el estrés del trabajo, etc.. . . Ella sin embargo salía a diario con las amigas e incluso algunas veces comía fuera de casa.  De nuevo el silencio invadió el hogar. Ya no había niños que rieran como antaño. Philip en la universidad, Vicky trabajando y en sus asuntos.  El ambiente no era muy propicio y Vicky  reprochaba a Iris que no hiciera algo para remediarlo, pero ¿ qué ?.  Siempre que tocaban ese tema, la joven era muy severa con su madre de ahí la poca comunicación habida entre ellas.  Siempre defendía a su padre, cargando todo sobre la espalda de Iris.  Su hija ignoraba que ella hacía todo lo posible por atraerle, sin resultado desde hacía alguna temporada.




Era el último fin de semana que Vicky pasaría en Madrid, apenas en cuatro días estaría de regreso en casa.  Supo que los jóvenes salían a divertirse los fines de semana a partir de las once de la noche y se dispuso a frecuentar una nueva zona: la calle de Huertas, en el mismo centro de Madrid. Dio un largo paseo desde su domicilio hasta llegar allí   Paseo de la Castellana, Salón del Prado y calle de Huertas.


   Estaba muy animada por quienes acudían a reunirse con las pandillas. Era curioso y observó que en el pavimento de dicha calle estaban los nombres de los más importantes escritores españoles.  Más tarde supo que estaba en el barrio de Las Letras. A ambos lados los locales en donde los chicos y chicas  tomaban una cerveza, charlaban, escuchaban música o se tomaban una hamburguesa

- ¡ Qué horario tiene esta gente para cenar!-  pensó al comprobar que la hamburguesería estaba repleta de gente  hambrienta.  En una de ellas decidió entrar a tomarse una Coca Cola. Hacía calor y tenía sed.  Se sentó en un taburete y pidió su consumicion. Miraba hacia otro lado cuando el camarero la sirvió un vaso con hielo y la Coca. Al girarse  su sorpresa fue grande e inesperada. El camarero no era otro que Luis


- ¡ No me lo puedo creer, eres tú !- dijo al chico sonriendo

- ¡ Vaya, esto si es casualidad! ¿ cómo tú por aquí?

- Es mi despedida de Madrid. El miércoles regreso a casa y quería comprobar la fama de esta calle

- Pues yo aquí me ves: sirviendo hamburguesas

- ¿Terminaste el curso?

- Uf, ¡si ! lo aprobé.

- ¿ No vas a tomarte unas vacaciones ?

- Ya me gustaría, pero no puedo. He de ahorrar dinero. En Julio y Agosto, iré a la costa. Allí se trabaja mucho, pero gano dinero. De esta forma el próximo curso podré dedicarme más a estudiar y seleccionar los trabajos sólo para los fines de semana. Tengo que ayudar a mi madre que no hace más que trabajar para que yo estudie.

- ¿ No tienes padre ?

- No,   murió cuando yo tenía dos años y desde entonces mi madre ha sido el cabeza de familia. Bueno y mi abuela también. Vive con nosotros y también ayuda en lo que puede.

- Sois una familia unida, por lo que veo

-Si, muy unida. Oye perdóname no pueda atenderte como es debido. ¿ Tienes prisa?

- No, ninguna

- Se me ocurre que me esperes a que salga dentro de una hora. Podríamos después ir a tomar algo a algún sitio y charlar más tranquilos

- Me parece bien. Aquí te espero

A la una y treinta de la madrugada paseaban por la calle Huertas como una pareja más. Fueron hasta una cafetería tranquila, sosegada,  en la que se podía charlar tranquilamente teniendo como fondo un pianista que interpretaba suaves melodías. Se sentían a gusto  y cada uno de ellos relataba anécdotas familiares.  Vicky le contó su proyecto de relato sobre su familia y Luis conoció la historia de sus abuelos y el motivo por el que se encontraba en Madrid


-¡ Qué hermosa historia ! Hoy ya no existen amistades así. Ahora es todo más superficial, pero es reconfortante.  Seguro que tu relato será precioso. ¿ Eres romántica ?

- Pues la verdad es que nunca me he parado a pensarlo. Pero ..., creo que no

-Yo si lo soy. Me gusta el Otoño, aunque me pongo melancólico, y la Primavera que me hace sentir nuevas energías, comentó Luis

La miraba a los ojos y ella hacía lo mismo.  "¡ Lástima que te haya encontrado al final de tu estancia !",  pensó el chico mirando fijamente a Vicky.

- Lamento tengas que irte tan pronto. . .

-Pero, existe Internet. Podremos chatear. De esta forma me tendrás al corriente de cómo vas con los estudios hasta que volvamos a vernos. . . ¿ No te parece ?

- Me parece ideal, pero lo de vernos . . .  Como no vengas tú, yo lo tengo difícil en ir hasta tu país.  Y no creas, necesito hablar inglés para mi carrera. . . Mi conocimiento de ese idioma es muy básico. . .

- Pues no te preocupes, allí tienes mi casa. . .

- Ja, ja, ja, Primero tendré que ahorrar y luego, pues no sé. . . Apenas nos conocemos y me parecería una desfachatez decirte un buen día: Vicky voy a tu casa. . .

- Ja, ja ja.  Eres un chico muy considerado, muy educado. Deseo que seamos buenos amigos, me gustas, me gustas mucho. 

 Estas últimas palabras las dijo con la expresión seria. No lo decía por cumplir, sino porque así lo sentía

Fueron unos segundos, pero al tiempo que las pronunciaba su mente pensaba ¿ existen los flechazos?  Miraba los profundos ojos oscuros de Luis, su rostro moreno, su encantadora sonrisa. . . Pero no era posible, los flechazos existen sólo en las novelas y en el cine. . .  Recordó la historia de su familia, la de sus abuelos. Preguntó a Luis

- ¿ Crees en el flechazo ? Has dicho que eres romántico. . .

- Pues no lo sé. . . he salido con chicas. He tenido algún pequeño romance, pero apenas duraban una semana. Una vez tuve uno algo más largo: un mes, con una compañera de facultad, pero con la misma fuerza que nos "enamoramos", perdimos la ilusión. ¿ Tú tienes novio?

- No, ni siquiera he tenido un romance- le dijo ella.

- Pues no lo entiendo, eres preciosa. ¿ En qué piensan los chicos de tu país?

Por unos momentos ambos permanecieron callados, mirándose de soslayo. Algo había ocurrido.  Disimuladamente él adelantó su mano hasta rozar la de ella, que permaneció quieta al tiempo que le sonreía

- Ha pasado un ángel- comentó Luis

- ¿ Cómo dices?

- Pues eso,  que ha pasado un ángel. Aquí cuando alguien se queda en silencio, es lo que decimos

Se miraban a los ojos, muy serios. " No es posible, es demasiado pronto. No nos conocemos. Pero . . . me gustas, me gustas muchísimo "  Vicky lo pensaba descreída de que esas cosas pudieran ocurrir, y sin embargo ahí estaba ella avanzando su rostro hacia el de Luis y dándole un beso en los labios.  Como un resorte apartó rápidamente la cara

- Perdona. No sé qué me ha ocurrido. Nunca me comporto así.. . Creo que debo irme

- ¿ Por qué ? Ha sido sólo un beso, y me ha gustado. Eres muy linda y estoy a gusto contigo. Me gustas muchísimo. Creo que algo ha cambiado en mi vida

- Por favor, no te rías de mi. No soy una facilona, ni mucho menos, al contrario.  Nunca me había ocurrido algo así. No voy besando a desconocidos. Creo que vas hacerte una falsa impresión. Lo siento muchísimo, he estropeado el comienzo de una buena amistad. Espero que lo olvides y sea algo divertido de un fin de semana que contarás a tus amigos.

Luis la miraba fijamente sin decir nada.  Con sus manos atrajo la cabeza de ella y la devolvió el beso, ésta vez más apasionado y correspondido por Vicky. Tomados de la mano, sin a penas pronunciar palabra, paseando lentamente se encaminaron hasta el domicilio de Vicky.

- ¿ Nos vemos mañana ?- preguntó Luis

- Si quieres. . . - respondió ella

- Naturalmente que quiero. Mira vendré a buscarte y comerás en casa. Así conocerás a mi madre y abuela

- Luis, no sé si debo. . .

- Es que no tenemos tiempo. Dentro de unos días te vas y sólo Dios sabe cuándo volveremos a vernos. Deseo que conozcas a mi familia. Eso es todo.

- De acuerdo ¿ a qué hora quedamos?

-Pronto. . . Tomaremos el aperitivo y después la comida en casa  ¿quieres?

-De acuerdo ¿ a las diez ?

-A las diez . Estaré como un clavo.  Yo vivo no muy lejos de aquí. . .

No querían despedirse, la noche se les había hecho corta. Sin soltarse de las manos, se miraron una vez más. Como despedida volvieron a besarse

- Hasta mañana, reina

-Hasta mañana, que duermas bien.

La vio entrar en el portal y la tiró un beso con la mano.  Sentía algo muy especial por aquella extranjera que a penas conocía, pero nunca había sentido nada igual por otra chica.  Vicky notaba que el corazón se le aceleraba y llevó una de sus manos hasta los labios para retener el beso de Luis.

A la hora en punto,  llamó al portero automático para avisarla   que la estaba esperando

- Ya bajo- fue su respuesta

Se había arreglado con esmero. Deseaba estar más bonita que nunca.  Luis se había puesto un traje y corbata. Estaba muy guapo y elegante.  Al encontrarse volvieron a besarse. Aquello significaba algo . . .

Subieron por el Paseo del Cisne hasta llegar a la Plaza de Chamberí. Se sentaron en la terraza de un bar y tomaron un Martini con calma, recreándose de estar juntos.  Luis cogió la mano de ella y la besó.  Sus intensos ojos hablaban a la chica y la expresaban lo nuevo que le estaba sucediendo


- Vicky, me gustas mucho. Creo que me estoy enamorando de ti. Nunca en mi vida había sentido nada parecido a lo que me ocurre contigo. Te voy a echar mucho de menos y me va a ser difícil olvidarte, y sin embargo tendré que hacerlo.

- ¿ Por qué tendrás que hacerlo? Será un noviazgo por Internet, como hay muchos

- No te rías, por favor. Te estoy hablando muy en serio. Además, no me lo has dicho, pero intuyo que tu escala social no es igual que la mía.

-¿ Por qué lo intuyes?

- Pues es muy fácil. Yo no me puedo permitir el lujo de estar en un país extranjero todo un mes de vacaciones, ni hospedarme en una casa como la tuya.  No hay que ser muy inteligente para deducirlo

- Es cierto y , si no te lo conté en su día fue por dos motivos: uno que me creyeras una "niña de papá" y otro me contaste la forma en que estás sacando tus estudios adelante, y me dio vergüenza decirte que mis padres gozan de una muy buena situación económica.  Pero puedo asegurarte que el dinero no me importa. De hecho estoy trabajando y pienso independizarme de mis padres y mantenerme de mi trabajo

- Ya. . .,  pero no es igual. No nos movemos en los mismos círculos. Yo no te puedo regalar grandes cosas. Hasta para comprarte un buen perfume, tendría que dejarme más de dos días de trabajo.  Además  quiero, ansío,  ser cirujano y para ello debo entregarme totalmente a mi profesión. Es muy sacrificada y requiere plena dedicación.  No te podría ni atender.  Pero hay algo más: vivimos en distintos países. No cielo, es imposible, no puede ser.

Vicky reflexionaba sobre lo que acababa de escuchar, y reconocía que en parte tenía razón, pero no tiraría la toalla. Sería ella la que viniera a verle, no la importaba el tiempo que tuviera que estar yendo y viniendo. La compensaba solamente por verle aunque fuera unas horas.

No era posible haberse enamorado de esa forma en tan poco tiempo, y sin embargo había ocurrido y ese sentimiento la llenaba por completo.  Hasta entonces había tenido algún que otro devaneo con  chicos, pero se aburría con ellos, eran vanos, engreídos.  No tenían ni la honestidad ni la sinceridad que Luis le había demostrado.

- ¡Adelante!- dijo la madre de Luis al tiempo que les franqueaba el paso.

Era una mujer de unos cincuenta años, bien parecida y con la misma sonrisa que Luis. Detrás llegó la abuela. Setenta años bien llevados, coqueta, peinada de peluquería y maquillada suavemente. Tenía también un ligero parecido con Luis.  Vivían en un piso amplio, en una casa de las construidas poco antes de la guerra civil, espaciosa y en el mismo barrio de Chamberí.



  En una salita sirvieron el aperitivo. Las mujeres eran charlatanas por lo que rompieron inmediatamente el hielo del primer encuentro. Vicky se sentía a gusto y miraba divertida a las mujeres que eran extremadamente simpáticas.

Luis risueño, complacido de lo bien que lo estaban pasando.  Alicia,  que así se llamaba la madre de Luis, habló de su trabajo

- Soy secretaria de una empresa de exportación. Tengo poco tiempo libre, salgo de vez en cuando con alguna amiga. Me encanta el teatro y el cine y leo cuanto cae en mis manos. Preferentemente leo autores españoles. Me gusta toda la música, claro la de mi época. . .  - Y  siguió explicando a Vicky sus preferencias

- Mamá ya, ya. . . Parece que la estás dando el curriculum vitae 

Rieron todos ante la ocurrencia de Luis

- Ahora te toca a tí- dijo a Vicky

- Mamá. . . Ella es irlandesa. .  Los extranjeros no cuentan su vida privada a las primeras de cambio

- No, déjala Luis.  En realidad Alicia, soy española, pero me llevaron a Irlanda de muy pequeña.  Mi familia, es decir mi madre,  puesto que de parte de ella no tengo ningún pariente, es de Madrid.  Por el contrario mi familia por parte de padre son irlandeses.  Y siguió relatando las incidencias de la vida de su madre y el porqué ella había vuelto a Madrid. 

A media tarde se despidieron.  Querían estar solos.  Solamente tendrían un día para compartir su compañía

- Hasta que te vayas estaré contigo.  No voy acudir al trabajo. No quiero perder ni un sólo minuto de estar contigo.

- Luis mi amor

  Era la primera vez que pronunciaba esas palabras, que otrora le parecían una cursilada y que ahora la salían de lo más profundo de su corazón. Paseaban, paseaban sin rumbo fijo.  No les importaba el paisaje ni el lugar recorrido, sólo querían estar juntos, unir sus manos, mirar sus ojos, y quererse. . .

- Mañana te invito yo a comer, a casa ¿ quieres?

- ¿Sabes guisar, niña rica ?

- ¡ Luis !,  no me llames así. Y sí,  sé guisar ¿ qué te crees?

-¿ Y que vas hacer de comida? ¿ Paella ?

- Oh no.  Eso justamente no sé hacerlo. Algo más sencillo y que nunca falla: spaguetti

- ¿ Spaguetti ? ¿ eso vas hacerme? Ja, ja, ja

- ¿ De qué te ries ?

- De nada, preciosidad, de nada. Aunque fuera pan y aceite sería el mejor de los manjares, porque lo degustaría a tu lado. 

 Dicho esto estampó un beso en la mejilla de Vicky.



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